Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
RETRATO
Origen. Madrid, 1967. Currículo. Licenciado en Derecho, fue secretario nacional de Medio Ambiente de las Nuevas Generaciones del PP. En 1993 fue elegido diputado autonómico, hasta que le nombraron director general de Promoción y Disciplina de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Es de los pocos altos cargos de la época de Gallardón que ha seguido con Aguirre. Aficiones. «Aunque no sea políticamente correcto: cazar con mis perros». Debilidades. «Mis perras Jara y Zarza, madre e hija, de la raza beagles». Virtudes. «Autenticidad y espontaneidad». Defectos. «A veces demasiada vehemencia y a veces creo que podría trabajar todavía más».
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Es un naturalista con traje y corbata que no oculta al apasionado de la ornitología, de los anfibios y de los paseos por el campo con sus dos perros que lleva dentro. Su deseo es conservar la naturaleza, pero no estática dentro de un cuadro, sino dejando que la gente entre en contacto con ella. «Hay que decirles a los niños que no pasa nada por pescar, ¡que no van al infierno, caramba!». Para fomentar el contacto con la naturaleza ha creado unas rutas «teatralizadas» por la sierra de Madrid.
Pregunta.- Si los árboles hablaran…
Respuesta.- Para mí los árboles hablan, sólo hay que saberlos escuchar. También creo en los duendes, las setas son su hogar.
P.- ¿Qué aportan las rutas?
R.- Una visión global de la naturaleza, no son sólo los pájaros sino la cultura, los frailes y el Arcipreste de Hita también.
P.- Si Newton no se pone debajo de un árbol…
R.- No descubre la caída de las manzanas (risas)… luego vino la teoría de la Gravitación Universal.
P.- ¿La hubiera descubierto en Madrid?
R.- En la ruta tenemos una olma que no suelta frutos de ese tamaño, por lo tanto Newton habría perdido la mañana entera, sentado allí.
P.- ¿Tanto le gusta la naturaleza?
R.- Hasta me he hecho construir un paludario en casa, un trozo de selva tropical con ranas de ojos rojos y cascada, donde llueve cuatro veces al día. Esta tarde iré a comprar grillos para mis ranas.
P.- ¿Dónde venden grillos?
R.- En las tiendas de animales… quiero un kilo de grillos (risas). Me gusta el mundo de la herpetología.
P.- ¿Le ha puesto nombre a las ranas?
R.- ¡No!, eso sería de Walt Disney, los animales no te obedecerían si les llamaras por su nombre.
P.- ¿Es usted el hombre verde?
R.- ¡Sí!, soy el hombre verde de Esperanza.
P.- ¿Qué tal el ecosistema de su Consejería?
R.- Perfecto: tenemos un gran león, el consejero, rey de nuestra selva, y luego cada director ocupa su puesto.
P.- ¿También hay depredadores?
R.- Sí, fuera hay bastantes.
P.- ¿Le gusta tumbarse en el campo?
R.- Me gusta tumbarme en primavera en un prado a escuchar los grillos. En este tiempo cuando llueve pienso que la vida sigue.
P.- ¿El campo, ese gran misterio?
R.- Antes el urbanita era más dominguero. El concepto dominguero se ha perdido; los chavales no cogen ranas, juegan con la videoconsola.
P.- ¿No hay contacto verde?
R.- Estamos en un fundamentalismo legal que impide que los jóvenes disfruten del campo en toda su extensión. No se puede hacer un herbolario ni pinchar un saltamontes con un alfiler.
P.- ¿Nos meterán en la cárcel a quienes lo hicimos?
R.- ¡Bueno!, yo no saldría en muchos años… todavía estaría cumpliendo condena.
P.- ¿Está bien perderse en un bosque?
R.- En Madrid hay tantos agentes forestales, guías y monitores que sería difícil. En todo caso sigue ladera abajo el curso de un arroyo, que te llevará a algún sitio.
P.- ¿Todos tenemos el lado Caperucita?
R.- Sí, pero a la gente le gusta ir por el campo por una senda bien marcada.
P.- ¿Por temor al lobo?
R.- Tal vez. El lobo está volviendo en Madrid.
P.- ¿Damos la voz de alarma?
R.- No porque el lobo no ataca al hombre, quizá habría que tener cuidado con el ganado. El lobo llegará de una manera muy tímida.
P.- ¿Linces no hay?, ¿seguro?
R.- Afirmo que linces en Madrid no hay y le aseguro que de grandes mamíferos sé un rato.
P.- ¿Usted vio aquella cagarruta?
R.- La llegué a ver, no estaba en muy buenas condiciones. Un rastro de lince no aparece tan fácilmente.
P.- ¿Qué se aprende escuchando a las aves?
R.- La diversidad de cantos, me gustan los sonidos del petirrojo y del ruiseñor. La gente reconoce al ruiseñor cuando vuelve a casa después de tomar unas copas.
P.- ¿Un pájaro de cuenta?
R.- Dicen que canta por la noche para engañar a la lechuza, para que piense que es de día y no cace.
P.- ¿De pequeño quería ser Rodríguez de la Fuente?
R.- Rodríguez de la Fuente es mi maestro, además he apoyado a su hija cuando quiso montar una fundación.
P.- ¿Le duele la recalificación?
R.- Me duele que en el prado donde echaba de comer a mis burros, en Soto del Real, ahora haya un zoco, ¿a quién no le va a doler?
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Etiquetas: el mundo, entrevista