Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Queridos Reyes de Oriente: lo normal es que la carta se os escriba antes de la noche del 5 de enero, (no después), por lo tanto es posible que os sorprenda que la primera misiva del año llegue pronto y además sea una queja. Bien es verdad que cada año tenéis más paquetes, más trabajo y menos espacio en el camello que es un todo terreno con diseño espartano. Pero lo que no es de recibo es que dejéis los juguetes a medio instalar, eso no se hace, amigos. Los padres mosqueados van a presentar una queja ante consumo, este año habéis repartido juguetes que no monta ni el tío de bricomanía, (ese de la barba que es el Arguiñano de los cáncamos y de los cartabones). No vale como excusa señalar a los jugueteros porque Sus Majestades cuando éramos niños lo dejaban todo listo para disfrutar, no como ayer, día en el que muchos padres se quedaron sin comer por montar juguetes imposibles.
Bien es verdad que la tecnología infantil cada vez se complica más pero los Reyes Magos deben pensar que si ellos, (que son magos), no se atreven a montar las piezas de un juguete, ¡cómo lo van a poder hacer unos padres incapaces, en la mayoría de los casos, de colocar un cuadro sin afectar a la estructura del edificio! De ahí que la festiva mañana del día 6, cuando los camellos han pasado por todas las casas, se convirtiera en un quebradero de cabeza. A quién no le faltaba un corta cables o un rollo de cinta aislante, le hacía falta un destornillador de estrella o una llave ?allen?. En resumen que todo aquel que no tuviera en su garaje el kit del dominguero feliz, equipado con sierra mecánica de ocho velocidades y rascador de madera de pino, fue objeto de burla infantil y de rechifla vecinal; el próximo año o venís antes para dejarlo todo en perfecto estado o traéis juguetes más sencillos de ensamblar. Eso sin contar los teléfonos móviles de nueva generación para cuyo manejo hay que estar en posesión de un master en tecnologías espaciales.
Queridos Reyes Magos, da la impresión de que estáis escurriendo el bulto y que os está comiendo terreno el gordito de la barba blanca, pero si alguien tiene fe en sus servicios son los niños que este año se han quedado mosqueados con la calidad de vuestro reparto, (no vale argumentar que el envío final lo hace una subcontrata con temporeros). Los padres que se han pillado los dedos con una llave inglesa montando el inocente carrito de un bebé tienen un mosqueo importante., ¡una cosa es repartir ilusión y otra dejar problemas a domicilio! Dicho lo cuál os mandaremos la factura de los mantecados y del agua que se bebieron los camellos a Oriente, aquí o colaboramos todos o pagamos la factura de las tiritas a medias.
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Etiquetas: la gaceta de salamanca, opinion