Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
No sé qué resulta más inquietante, si la fulminante suspensión de actividad de una compañía aérea o saber ahora que Fomento llevaba seis meses detectando graves irregularidades. En ese caso es para preguntarse por qué no se actuó antes y por qué han dejado nuestras vidas en las manos de la corte celestial. Según la inspección del ministerio fallaban motores, timones de cola, extintores y otros órganos de vital importancia para la seguridad aérea. En resumen: que no nos hemos matado de milagro aunque para descubrirlo haya hecho falta que Air Madrid se diera un porrazo administrativo dejando a miles de pasajeros a merced de las turbulencias.
Es posible también que la marca comercial ayude poco y que Fomento persiga a aquellos que osaron poner el nombre de Madrid por las nubes. Cuando sepamos el resultado final de las investigaciones podremos conocer cuánto de verdad y cuánto de montaje había en la suspensión de actividad de la aerolínea.
Lo que no resulta agradable es ver como el nombre de Madrid se ve mancillado envuelto en una mala gestión privada. A este paso se va a hacer necesario excluir por contrato el buen nombre de Madrid de las empresas que tengan escasa solvencia administrativa.
Y, se ruega a la señora ministra, que no ceje en la persecución de cuántas empresas incumplan con la seguridad necesaria. Hágalo con mano dura y gesto firme, pero no nos tengan seis meses usando transportes peligrosos que podrían haber acabado en tragedia.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion