Cuando los ricos bailan canciones de rock

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Un rico si no puede hacer gestos ostensibles de poderío no es tal. Lo primero que ha hecho el famoso Paco ?El Pocero? es encargarse un barco como el de la reina de Inglaterra y un avión tan grande que sólo puede aterrizar en el aeropuerto JFK. Sin esos signos de riqueza el Pocero no hubiera pasado de ser otro hortera de bolera más, uno de los que aparecen en los catálogos de ridículos y famosos. Otro de los que enseña su casa en las revistas del corazón y te das cuenta de que el perro va al mismo dentista que sus hijos.
En Ciudad Rodrigo apareció un Pocero a la americana, un habitante de Orlando (Florida), que decidió tirar de chequera para comprar la catedral y también todo lo que incluía la exposición ?Las edades del hombre?. El hortiforme rico-ridiculum se creía muy original pero en realidad también está catalogado en ?Las edades del hombre?, en el apartado gente sin conciencia, subdivisión pobrea con dinero. Ya Machado nos dejó dicho que ?sólo el necio confunde valor y precio?. Creyó este norteamericano tropical que sus millones podían comprar el recuerdo y hacer suyo un pasado como si el románico pudiera ser objeto de coleccionista. Resulta curioso como el nuevo rico compra objetos de anticuario para tapizar su conciencia.
Pensaba este hombre que el dinero sirve incluso para comprar la felicidad cuando ésta es caprichosa, voluble, inalcanzable y altiva; la felicidad es poética o no sonríe. Nos hemos quedado con las ganas de saber qué hubiera hecho con los objetos de la exposición, dónde los hubiera colocado y en qué fiestas hubiera servido de perchero una talla barroca policromada. Después de la II Guerra Mundial los americanos vinieron a Europa a llevarse ermitas piedra a piedra, para luego colocarlas en una esquina de su jardín asilvestrado en el que también se incluía una reserva de indios con sus correspondientes poblados, (un sioiux en casa viste mucho). No sabían que las compraban con la leyenda de fantasmas y templarios a los que no les sentaba muy bien la música de rock. Sólo a un loco cargado de dólares se le ocurre trasladar el sepulcro de un caballero.
El rico hortera sigue pensando que hasta donde le llega la vista le pertenece y que la esclavitud no es cosa del pasado sino de tasar a cada uno en su precio. Me refiero a los que tienen patas de elefante como paragüeros, a los que decoran su baño con grabados de Picasso, a los que ponen hilo musical en las cuadras de sus caballos. En definitiva a todos esos que sufren la enfermedad del ?malayo? y que recuerdan a aquel personaje de ?Air Bag? que decía: ?no es que sea muy rico pero desde luego que nada en la ambulancia?? impagable metáfora del hortera de principios de siglo.

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