Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Ni pegándose librazos, ni con desplantes públicos, ni tirándose a dar con las listas del partido, ni zurrándose la badana por las competencias… Al madrileño le pone el dúo Aguirre/Gallardón, las diferencias les parecen de lo más normal en una convivencia armónica pero estable y «civilizada», como si fueran una reedición carnal de la Concha y el Mariano que dibuja Forges. Según la encuesta de hoy de Sigma Dos para EL MUNDO, ambos dirigentes ganarían poniéndose el techo electoral por montera: en el caso de Aguirre, la subida de 57 a 65-66 diputados va a obligar a la presidenta de la Asamblea, Concepción Dancausa, a habilitar asientos de la tribuna de invitados como parte del nuevo decorado regional popular. Ruiz-Gallardón ganaría tres concejales más, a pesar de las protestas por las obras que van camino de convertirse en la historia interminable, con permiso de Tolkien, que debió de ser vecino del Manzanares.
El horizonte a seis meses vista no puede ser más halagüeño para el PP, bien es verdad que la izquierda se ha diluido ella sola en un vaso de agua del Canal, sin que nadie le diera vueltas con una cucharilla. El PSOE ha reaccionado tarde y no bien, aunque Sebastián tiene unas décimas de imagen por encima de Rafael Simancas (4,82 frente a 4,55). Décimas no son de fiebre y no valen en la foto finish de la noche electoral por mucho que Sebastián prometa entretenidos debates presupuestarios para todos.
Izquierda Unida no sorprende con este penúltimo intento de captar al votante con una propuesta que es tan original que les confunde: la pregunta de ¿Sabe quién es Gregorio Gordo? ha sido devuelta por los encuestados con la anotación Desconocido en destino; casi tanto ocurre con Angel Pérez. La jugada de desplazar a Sabanés parece que no ha sido bien acogida por el votante de la coalición que hace suya la frase de Ortega: «Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía».
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