Historias de la tele en España

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El Aniversario fue ayer sábado, por lo tanto se cumplen hoy ?cincuenta años y un día? de la primera emisión de TVE en España, ceremonia que para mayor exotismo tuvo lugar en el Paseo de La Habana de Madrid. Si para la humanidad la revolución vino el día en el que se descubrió el fuego, o se inventó la rueda, para los españoles la televisión nos cambió la vida por completo. Las imágenes nos atrajeron de tal forma que todo el mundo quiso tener un televisor en su cuarto de estar, y Franco no paró hasta lograr que la clase media se identificara por tener un 600, una nevera y una tele. Franco no llegó a alcanzar el fin del blanco y negro pero sí se le alegraban las pajarillas con Laura Valenzuela en las Galas del Sábado.
De las canciones de Mónica Bell y de la actuación de la llamada Sección Femenina, hasta la fecha, han pasado más que imágenes. Todo lo que ha tenido importancia en nuestra vida se ha visto en una tele. Ningún otro electrodoméstico, (?electroduende? para Alaska), tiene la carga emocional de haber disfrutado con John Wayne, Chanquete, el fútbol, Induráin, bodas reales y productos del teletienda. Por eso no resulta extraño que haya gente a la que se le estropee la tele y lo sientan como la muerte de un pariente cercano. Un símbolo de nuestra opulencia es que cambiamos de televisor antes de que éste nos abandone; en otra época se le aplicaban cuidados paliativos cuando sus lámparas agonizaban en mal estado. Ya no es así; nos hemos pasado a la pantalla plana, tecnología oriental, lo que se conoce por una tele de ?plasta?, (plasma para muchos).
Objeto denigrado, negado, manipulado y descafeinado pero sin el que no pueden pasar políticos, artistas y famosos. Para los mediáticos si no apareces en la pantalla con regularidad y bien maquillado, no existes. Y para el espectador no hay tragedia más sublime que descubrir que ?su? tele no funciona. En un hogar español se puede estropear cualquier otro aparato menos la tele, ¿cómo es posible que se nos niegue la posibilidad de cenar ante unos despojos, unas vísceras de la serie CSI?
El que mejor ha escrito de nuestra tele es el sociólogo Lorenzo Díaz, a cualquiera de sus libros me remito para entender mejor qué lugar ocupa en nuestra vida cotidiana. La parte emocional que la explique cada uno y que levanten la mano los periodistas, abogados, médicos o policías que encontraron su vocación en una serie que les marcó para siempre. Cincuenta años después uno tiene claro que Tico Medina o Miguel de la Cuadra son de la familia, me siento unido a ellos por el cordón umbilical que es el cordón del cable que va a la pared. No me pregunten cómo ni de qué manera la televisión consiguió convertirse en uno de los nuestros.

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