Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Hay una escena en ‘Casablanca’ que se produce cuando la policía irrumpe en el bar de Rick s y detiene a los que estaban con las cartas; en el tumulto de los silbatos un camarero le entrega un sobre al capitán Renault, (Claude Rains) y éste exclama: «¡Qué escándalo, en esta casa se juega!», pero se mete el sobre en el bolsillo y como tal cosa. Cambien el sobre por una comisión y al policía por un concejal de Urbanismo y podrán disfrutar de un avance de Casablanca II, la película que se está rodando en Madrid con más extras que cuando Nicholas Ray dirigió 55 días en Pekín, (y Samuel Bronston contrató a todos los empleados de los restaurantes orientales del Madrid de los 60).
El PSOE madrileño propone un pacto imposible: que los políticos hagan un juramento de virginidad fiscal de sus respectivos parientes hasta cincuenta generaciones atrás; un juramento de Santa Gadea o en caso contrario se marchen al exilio como El Cid, «sangre, sudor y lágrimas». Inclúyase en la medida a consortes, rollitos de primavera, pibones ocasionales y amores de taburete en un bar. Todos tienen que renunciar a la mejora de sus condiciones de vida futura si, (llegado el caso), un pariente saliera elegido presidenta de la Comunidad de Madrid. Como el escándalo promete, servidor ha despejado una estantería para ir poniendo las figuritas de la corrupción urbanística: un tío decimoquinto, una prima casada con un primo de Cascorro, un cuñado que fue ayudante de Almanzor, y así hasta completar el nuevo monopoly regional del pille. Por supuesto con la casilla de Enrique Porto en la que sí caes tienes que volver a empezar desde la salida.
Quizá cuando llenen las estanterías de los despachos de figuritas absurdas se den cuenta de lo inútil de esta pelea del «y tú más que para eso tu abuelo se coló en el cine un domingo que llovía». Las campañas de urgencia tienen su punto de locura que las hacen atractivas, igual aparece un loquito y asegura que la batalla de Guadarrama (de 30 de noviembre de 1808), en realidad no fue para deshacerse de las tropas de Napoleón sino para que una tatarabuela de Esperanza Aguirre se quedara con el suelo por el que iba a pasar el AVE dos siglos después. Y, que en realidad, la caballería polaca que iba con los franceses representaba los intereses de la izquierda. Pásmate Mariano.
A este paso exhumaremos a Viriato para saber si su prima Antolina tuvo algo que ver con alguien de Ciempozuelos. Mientras, Paco El Pocero manda construirse un barco con una cubierta parecida al portaaviones Nimitz, una pasada náutica lograda en nombre de la especulación más rotunda y sin gastar una neurona en ideologías.
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