Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Cuarenta y ocho horas de intensivo debate regional dejan algunos apuntes que no se pueden pasar por alto. Ejemplo uno: lo que para cualquiera es un barracón mugriento para el consejero Peral se trata de «aulas educativas transitorias», asunto que provocó la chirigota matinal, incluida la guasa interna de la presidenta. Así se lo soltó Aguirre a Fernando Marín que poco más y se atraganta con el pleonasmo. Aplicado al campo de la automoción lo que usted tiene, amigo, no es un utilitario sino «un Rolls en situación transitoria».
Ejemplo dos: ¡la panocha! ayer la mentó Simancas igual que el lunes lo hizo la presidenta; es la hortaliza de moda en los debates, si no sabes de campos de maíz no te metas en política. Debemos concluir que la panocha es la unidad de medida en la Asamblea regional. Salvo en la panocha, en lo demás no estuvieron de acuerdo ni en la hora, reducida IU a presencia testimonial, ya que el debate fue Esperanza Aguirre y Rafael Simancas, como era previsible (aunque no tuvieras ni idea de panochas). De nuevo la realidad no coincide, viven en el mismo planeta pero son dos especies que han evolucionado distintas, Darwin fracasó. A la presidenta le faltó sacar el power point para explicar curvas de crecimiento, pero Simancas estuvo sólido, rocoso y espadachín. Por segundo día le debieron pitar los oídos a Zapatero, (fue el portavoz popular Beteta el que hizo el chiste: «cero Zapatero»), igual que al alcalde de Getafe sentado en la tribuna de invitados. Pedro Castro fue zarandeado dialécticamente en un momento en el que los leones amenazaron con saltar al público.
El humo de la batalla fagocitó la oferta de la presidenta para alcanzar un pacto sobre bulimia y anorexia, ¡para medir el peso corporal de sus señorías estaba el patio! Hubo meneíllo histórico y bíblico, el saliente Fernando Marín dijo que la presidenta haría un gran papel en un programa de monólogos y luego algo de su proximidad a los filisteos, (nota culta involuntaria porque no se refería a los que aparecen en los relieves del templo de Ramsés III en Tebas), y Simancas la comparó con el caballo de Atila, (que se llamaba Othar pero su nombre no tiene relieve en un debate del ladrillo). Aguirre estuvo amable con Marín pero a Simancas le comparó con «veintitrés seseñas juntas», que traducido a panochas debe ser una barbaridad a todas luces. El premio al trabajo en equipo se lo quedan Ruth Porta y Matilde Fernández, sólida fortaleza de Simancas ante la adversidad numérica, que forman un muro de contención.
Nota para quien corresponda: se entiende mal que en un debate donde el agua es importante, (recordemos que ayer se apuntó a la posibilidad de subir la frontera territorial hasta el río Ebro), se beba agua mineral embotellada. Sus señorías, el consejero Lamela sobre todo, piden agua al ujier y luego se dejan un tercio de botella sin consumir. Lo suyo es ofrecer agua del Canal de Isabel II que es la joya de la corona comunitaria, con esos culines abandonados se llenarían enormes albercas, sabe Dios cuántas panochas podríamos regar con lo que sus señorías desprecian. Si fuere necesario que doten a cada escaño con un grifo monomando, o en su defecto coloquen la nunca del todo ponderada frasca, ese objeto tan castizo que es el botijo de salón. ¿Para qué quiere uno la zona wifi cuando tiene sed?
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