Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Richard Hamilton es el mayor conocedor de la figura de Henri Poincaré, matemático francés de principios del siglo pasado, autor de una fórmula que aún no tiene explicación. Sobre Poincaré discuten Hamilton y lo más granado de las matemáticas mundiales, en Madrid.
Un Congreso de matemáticas se diferencia de una reunión de tuper-ware en que para participar hace falta un cierto dominio de la materia, aunque sea por encima. Nadie que no conozca a Poinciaré ose entrar por la puerta de acceso al salón matemático, podría ser devorado por los números caníbales o por las fórmulas crudas. Si el hombre es un animal superior no es tanto porque sepa que dos mas dos son cuatro, sino porque si tiene tres y le quitan dos se cabrea porque sólo le queda uno. Las matemáticas nos alimentan y distinguen a la población más evolucionada, (el resto no sale del uno más uno).
Poincaré dijo que la esfera es la única variedad topológica cerrada, orientable y sin agujeros, pero dudaba de si podría aplicarse a dimensiones superiores. Poincaré dudaba de que todo el equipaje de las vacaciones le cupiera en la maleta de vuelta, de ahí la paradoja y el desasosiego.
El congreso matemático de Madrid lejos de resolver problemas lo que hará es plantear nuevas dudas. La verdad es que nos han elegido por ser la capital de las cosas no resueltas y de las explicaciones increíbles. Poincaré debió ser de Lavapiés, de la parte que da a los Campos Elíseos.
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