(“OTR“/EUROPA PRESS, miércoles 25 de septiembre 2013)
Por primera vez en mucho tiempo el turismo ha bajado en Madrid, el agujero está en la T4 donde han descendido casi un doce por ciento menos de pasajeros. Madrid es una de las ciudades mas interesantes de Europa para pasar un fin de semana con una oferta cultural y gastronómica envidiable pero los turistas han pensado que también se ha convertido en una ciudad imposible.
Detrás pudiera estar que Iberia ha dejado de operar vuelos al norte de Europa. También que entre unos y otros se han cargado el turismo a base de trampas y zancadillas; la consecuencia es que la gallina de los huevos de oro no vuela y eso que nos la prometieron muy felices pero el transporte de personas nada tiene que ver con el de ganado ovino. Si la idea era transportar ingleses y alemanes embuchados en asientos mínimos lo han conseguido, y cuanto mas barato fuera el billete y la calidad del viaje mucho mejor para el empresario. Esos turistas low-cost tienen todas las comodidades a su alcance, hasta les han permitido calles de Palma para que se peleen a su antojo, una reserva de borrachines y pendencieros que saltan a la piscina desde el balcón para luego ser atendidos por nuestra sanidad pública. Turistas que llegan con litros de cerveza y se marchan de igual manera provocando no pocos aterrizajes de emergencia por culpa de algún coma etílico. Lo que se dice un turismo “selectivo” y de “gran calidad”.
Esa manera de viajar cutre se extendió al resto de pasajeros y cada vez se fueron achicando espacios entre asientos, a menudo las piernas chocan tanto con el asiento de delante que dan ganas de facturar las rodillas, o medio cuerpo, o viajar de pie como se le ocurrió a cierto presidente de una compañía de cuyo nombre no quiero recordarme. A eso se añaden los relatos de pánico de los pilotos que narran un mantenimiento también low-cost y las consecuencias que se derivan para la seguridad de los pasajeros. El enjambre de calamidades da como resultado un cuadro poco apetecible para volar por trabajo o por ocio.
Madrid trata de recuperar la T4 para a continuación regresar a los niveles de turismo de los últimos años. Mientras tanto la gallina de la que presumía está mustia porque no puede cacarear a los cuatro vientos. No todo es la crisis, algo de culpa tendrá quién asoció Iberia a British Airways con la intención de sanear la compañía y el trasvase de sangre salió al revés. Las consecuencias son hoteles que no se llenan y tunos que buscan turistas por los alrededores de la Plaza Mayor.
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