(“El Boletin“, miércoles 24 de octubre 2012)
La alcaldesa de Madrid visitó ayer la sede de la Comunidad en la Puerta del Sol en su primer “viaje oficial” desde Cibeles a Sol, (a pesar del metro y del autobús me temo que Botella fue en coche oscuro, hay querencias que no cambian). En esta ocasión, y mejor que nunca, podemos afirmar que “los árboles no dejan ver el bosque” porque detrás de la propuesta de arbolar la Puerta del Sol se esconde el deseo de la alcaldesa de ser la próxima candidata a la Comunidad de Madrid. Si Gallardón hizo el viaje de ida hasta la alcaldía, Botella piensa que puede dar el salto de vuelta, de hecho no entiende otra cosa porque lo del Ayuntamiento lo ve de manera transitoria. De momento toma posiciones en la plaza más famosa de la ciudad y quizá de España cuándo el día 31 de diciembre suenan las campanas y le damos a la uva.
Miraba Botella el entorno en el que estaba sentada con el presidente Ignacio González no tanto como el que va de visita sino como el que está tomando medidas al edificio y ya piensa en cambiar estores y sofás. La imagen que ofrecieron a los medios es la sala de espera de presidencia dónde está el famoso balcón desde el que el 14 de abril de 1931 se proclamó la República. Es posible que Botella quisiera salir al balcón para sentirse Evita de Sol ahora que no está Aguirre que era la que podía pararle los pies. Pero que Aguirre no estuviera físicamente en el almuerzo de ayer en la sede de la Comunidad no significa que no siga siendo lo que es: presidenta del PP en Madrid, por lo tanto algo cuenta; mucho tiene que decir en cuánto a candidatos y designaciones aunque en Génova se encargan de repetir de manera cansina que los candidatos a las comunidades y a las ciudades importantes se designan allí. Pero Madrid es mucho Madrid y Aguirre sigue siendo mucha “lideresa”, no se vaya a equivocar Ana Botella porque el patinazo podría ser glorioso.
Habrá árboles en Sol que den sombra a la plaza y de paso joroben intentos de campamentos de flautas varios. Lo que hace la alcaldesa es proyectar su ideología de “aterrizar Madrid”, (aterrizar como neologismo de crear muchas terrazas en las aceras nuevas, Serrano está atestada de ellas y el resto de la ciudad lo mismo, aquí cualquiera que tenga un bar monta un campamento con sillas metálicas y ceniceros de Cruz Campo).
Botella va a lo suyo, en coche oficial aunque sean quinientos metros.
Compartir: