(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 17 de febrero 2013)
Demasiadas coincidencias en el cielo como para sospechar que aquí pasa algo. Medio en broma, medio en serio, el jefe de Astérix tenía razones para temer que un día el cielo se desplomara sobre nuestras cabezas: un rayo sobre la cúpula de San Pedro, un asteroide cercano, una reportera de televisión que se marea en directo cuando iba a hablar del asteroide, micrófonos entre las flores en Cataluña y una nueva vuelta de tuerca en el caso Nóos. Cada uno maneja su meteorito según conviene y el ex socio de Urdangarin amenaza con dinamitar lo que encuentre a su alcance. A la espera de lo que diga el juez el duque de Palma queda como un memo que firmaba correos “em-Palma-do” y su mujer como otra mas del club de las que no sabían nada; eso de momento porque la situación se les puede complicar.
Asteroides hay también en la política nacional, la cabeza de Bárcenas es peor que el DA14 que pasó muy cerca el viernes. Si Bárcenas se mete en la atmósfera del PP entonces liaría una buena, de momento se conforma con esquiar en Canadá que es metáfora de rico. Rajoy se lo ha pasado muy cerca de la taleguilla y podría pasar a las páginas del Cossío por haber dado una manoletina al primer asteroide de la historia, (si te coge por el muslo te hace polvo espacial).
Asteroides hay también que sobrevuelan a CiU y que les sitúan detrás de una agencia de espionaje que sirve para lo que se espera de ellos: no sólo ir detrás de la ex novia del hijo de Pujol, también valen para controlarse entre políticos del mismo signo. La política convertida en juego de informes. Y en el microcosmos de Ana Mato hay un meteorito cabezón llamado Jesús Sepúlveda que da vueltas alrededor de su ex sin acabar de marcharse del todo. Y si Mato no se quita de encima a su ex, (Sepúlveda), y Rajoy a su ex, (Bárcenas), es debido a las fuerzas de gravitación universal… cada uno está condenado a soportar sus dosis de atracción/rechazo en la noche del cosmos.
Antes el seguimiento de los asteroides se hacía por telescopio, ahora es mejor leer el periódico para hacerse una composición de lugar porque aunque no te afecte directamente la trayectoria puede que sus consecuencias te rocen, ha pasado en Rusia con muchos heridos por el meteorito. Nunca se sabe si se escapa una separata del Gurtel, o del caso Campeón, y te arrea un cogotazo que te apaña la merienda. Contra estos peligros las aseguradoras no tienen pólizas, nadie se puede hacer cargo de que el meteorito “Urdangarin” no se lleve por delante la tocada imagen de la monarquía. Las fuerzas gravitatorias son altamente impredecibles.
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