(“COLPISA“/VOCENTO, lunes 22 de julio 2013)
Aprendamos a sacar partido de la crisis aunque ésta sea institucional; si Rajoy no despeja incógnitas al menos saquemos rentabilidad por la vía del espectáculo, y mientras pone fecha a la comparecencia parlamentaria, instalemos una chimenea portátil en uno de los tejados de Moncloa. Podríamos hacer conexiones con los informativos de todo el mundo varias veces al día analizando el color del humo de la fumata.
El verano no puede comenzar si no tenemos los asuntos importantes resueltos, fijémonos en Bélgica dónde han hecho un traspaso de corona y ya se pueden ir todos a Ibiza de vacaciones. Aquí mientras Rajoy decide el “voy” o el “me quedo” nos jugamos la “compadecencia nacional”; haga lo que estime señor presidente pero a Floriano y a Alonso se les agotan las palabras del juego de la sinonimia y se nota el cansancio de darle vueltas a la calabaza seca. Rubalcaba por su parte se ha asomado al borde de una moción de censura que acabaría con él igual que un león hambriento del circo. Del peligro que tiene presentar esa moción sin pretender ser el candidato alternativo habla el entusiasmo con el que la jalean los enemigos del secretario general, (Bono está por repartir entradas como si le hubiera tocado un palco en la curva del Sacacorchos de Laguna Seca). Rubalcaba practica “balconing”.
Lo que decían las fuentes monclovitas es que el presidente diría algo al final de la semana pero la vicepresidenta, (Soraya), ha tomado cartas cuando ha tenido claro que ha roto de los nervios a la oposición, al PP y a Gallardón que también se apunta a los adelantamientos peligrosos del Sacacorchos; el ministro lleva tiempo deseando adelantar a Rajoy y en sus últimas declaraciones no se oculta un entusiasmo sin disimulo, aunque añada como otras tantas veces que su ambición política está colmada y lo dejará cuando abandone el Ministerio de Justicia. Gallardón esta va por ti, se ha escuchado en Vicepresidencia.
Todas estas razones nos llevan de nuevo a situarnos en el arranque: la chimenea, la fumata y el puro que se fuma Rajoy a consta de nuestra intriga. Se monta una mesa de tertulianos-todólogos y mientras cambia de color el humo pueden discutir acerca de cualquier cosa. Rajoy está dispuesto a darle la razón a ese meteorólogo francés que vaticinó un verano corto, ¡y tanto! En caso de tener que irnos a los penaltis nos metemos de lleno en el mes de agosto, (si Rubalcaba mantiene la moción), y eso es una manera cruel de cargarse el concepto vacacional que atesoramos desde que Solís era ministro del Régimen. Además, no veo al personal en la playa pegado al transistor cuando pueden estar pegados a la cerveza y al espeto. Claro que sus señorías tendrán abierto el bar del Congreso en el que les salen las consumiciones a precios de los tiempos del abuelo Patxi, como dijo un día Zapatero, ¿le recuerdan?, ¡Ése sí que era un diletante!, pero al menos los veranos los pasábamos de reglamento.
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