( “La Gaceta de Salamanca“, 11 de marzo. 2012)
Comienza la campaña electoral en Andalucía y a las pocas horas de iniciada la pega de carteles la jueza Mercedes Alaya envía a prisión al que durante una larga temporada fuera director general de Trabajo de la Junta de Andalucía. Así pues al poco tiempo de iniciada la campaña se acabó la misma: la imagen de Guerrero esposado, rumbo a prisión es un roto para los socialistas. Ya pueden Griñán y Rubalcaba dejarse la voz en mítines por las ocho provincias andaluzas porque el cartel que les ha “regalado” el ex director general de Trabajo es una losa difícil de remontar.
Será la jueza quién reparta el peso penal sobre cada uno pero no pinta nada bien lo que cuenta Guerrero. La responsabilidad hacia arriba es peligrosa porque estaría desmontando la trama de un régimen. Ignoro si Cháves, o Griñán, estaban en la pomada pero todo tiene muy mala pinta. La jueza estima que el ex director general de Trabajo repartió momios de 887 millones de euros entre amigos, parientes y clientes. Era una ONG al servicio del pille comunitario.
La agilidad, (quiero decir la falta de la misma) que tienen los partidos para apartar a sus garbanzos negros es cansina. Luego dirán que la gente no vota o que pierde el respeto a los diputados pero el espectáculo de la corrupción cada día ofrece un nuevo espanto que asumimos con notable normalidad. Que apenas se cree un movimiento de “indignados” ante semejantes tropelías parece muy suave. Ellos, los que consienten, son responsables de emponzoñar la calidad de la política como se estropea la calidad del aire por falta de lluvias. Da igual el lado al que se mire porque la corrupción es el eje trasversal que recorre los cimientos de muchos partidos políticos. Y de fondo esa melancolía de la que hablaba Ortega cuándo se refería al final de los esfuerzos inútiles.
El cartel electoral de las elecciones andaluzas es la imagen de un ex director general de la Junta entrando en un furgón de la Guardia Civil, pero en los mítines se hablará de todo menos de dar explicaciones. No sé qué me extraña más: si que nos tomen por tontos o lo tontos que nos hacemos cuándo vemos cómo se roba delante de nuestras narices. Desde hace un tiempo vengo observando que los bloques de corrupción duran en los informativos de la tele más tiempo que la información de deportes. Para “campeones” estos tipos que se lo han llevado crudo; los Matas, Urdangarin, y Guerrero dejan pequeñas las proezas conquistadas por el deporte español. A su lado Rafa Nadal es un campeón de andar por casa.
Hasta que no se ventile la podredumbre no tenemos nada que hacer, no se irá este olor a rancio.
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