Hasta el momento habíamos sido el “Marca” y “España-ra-ra-rá” que era una manera de entender la historia con música de Manolo el del Bombo, músico autodidacta que animó a la selección en los momentos más ingratos, (desde el Naranjito hasta llegar a la Copa del Mundo), y del que se han olvidado de manera penosa. No fue Manolo uno de los invitados a la presentación de la Marca España en Bruselas que se montó Margallo y en la que no faltó presencia de flamenquito moderno.
La labor del Ministro de Exteriores es titánica porque se trata de modificar una costumbre. La llamada Marca España es aquello por lo que tenemos presencia internacional y para eso están las grandes empresas españolas y el deporte. Por supuesto que Rafa Nadal hace mas por la Marca España que cien presentaciones al mes en Bruselas. La otra “marca” es mas bien “mácula”, corresponde al destrozo de la moral, la palabra y las buenas costumbres en el que colabora activamente la clase política que se desprestigia a cada paso. Esa tristeza vital también nos define y mal que bien es otro de los parámetros que utilizan los hombres de negro para recomendar nuevos recortes y congelaciones. Y cuando digo recomendación hay que tomarlo en el sentido que las hacía don Vito, “el señor Corleone nunca pide un segundo favor”, decía su mano derecha.
El resto de la llamada Marca España es un lugar vacío de contenido, un cajón absurdo en el que cabe la Tuna hasta historias de la copla. De hecho Quintero, León y Quiroga no hicieron otra cosa que encuadernar en sus letras un sentimiento colectivo. Mal que le pese al ministro cada vez que se cierra un pequeño comercio se daña a la Marca España porque en ella está también la calidad de vida de los españoles. Y cada noticia sobre corrupción nos daña de manera traicionera porque nos devuelve a esa imagen de asaltadores de caminos que creíamos acabada con la muerte de Francisco Ríos González, “El Pernales”, y no. Lo que han hecho los del ERE de la Junta, Bárcenas, Urdangarin y otros trinconcillos no es mas que imitar a “Pernales” y al “Tempranillo”, exactamente lo mismo aunque lleven corbata y traje.
Finalmente esa marca en este momento también pasa por actitudes heroicas individuales que no acabarán reflejadas en un lienzo, pienso en esas madres que con graves dificultades económicas les hacen cada mañana el bocadillo a los niños antes de salir al colegio. Pan con algo, (y en algunos casos bocadillos mágicos como decía una madre que solo le daba pan al niño). Esa es la mácula de la marca, con razón Don Quijote lo fue de la Mancha, no de la Marca. No nos engañemos.
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