(“Europa Press/OTR“, 6 de junio. 2012)
Siempre hemos sido más un país de horrores que de honores, quizá por eso se haga extraño que se recuerde una acción bélica ocurrida hace noventa y un años junto al río Igan, cerca de Montearruit.
Este mes de julio se cumplirá otro aniversario de la carga del Regimiento Alcántara de Caballería para proteger la columna de retirada de Annual con el general Navarro al mando de los heridos y sedientos supervivientes. Atrás había quedado el campamento ardiendo en el que desapareció el loco de Silvestre, se había perdido el cerro de Igueriben en el que resistió con honor Julio Benítez, abandonadas a su suerte las posiciones A y B, también se había producido la huida despavorida por el barranco de Izúmar en la que cayó el mítico coronel Morales, (único cadáver que Abd El-Khrim devolvió a España con honores militares, ¡era su amigo, su antiguo jefe en Asuntos Indígenas!). Todo el repliegue se encontraba ante el cuello de botella de un puente de madera y el Alcántara no dudó en cargar en aquella puñetera meseta en la que no se ve un árbol en varios kilómetros a la redonda, unos campos de trigo que aún hoy provocan horror cuándo se recorren bajo el sol de julio. Hicieron su labor militar con notable éxito puesto que la columna consiguió llegar a Monte Arruit dónde luego se consumaría el desastre el 9 de agosto. Los del Alcántara cargaron hasta el final, no dudaron en hacerlo al paso hasta agotar las últimas municiones, quedando apenas una decena de jinetes vivos. Esa acción se estudia en las academias militares de medio mundo y en España, (como no podía ser de otra manera), se ignora porque aquí somos devotos del Nacional “Catetismo”; somos incapaces de reconocer nuestros méritos por si tuvieran algo de contagiosos.
En tiempos de la República se quiso conceder la Laureada al Alcántara pero el Regimiento había sido disuelto, por lo tanto lo que ha hecho el consejo de Ministros es reparar un olvido histórico al conceder la máxima distinción militar española a esta unidad. Los últimos laureados fueron dos miembros del Tercio: el Brigada Fadrique y el cabo Maderal, y su acción se remonta al 13 de enero de 1958 durante los combates de Edchera, (Sahara). Bueno será recordar que la Laureada fue una creación de las Cortes de Cádiz y no un invento del franquismo.
El honor oficial llega tarde, muy tarde, los jinetes del Alcántara merecían mejor memoria. En época de bandidos, defraudadores y banqueros, llama la atención que se recuerde a aquellos soldados que estuvieron muy por encima de sus mandos en Melilla y en Madrid. Unos héroes, sí, sin duda, ya sé que últimamente no se lleva encontrarse con gente de honor.
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