(Publicado en OTR/EUROPA PRESS, miércoles 25 de enero)
Es la necesidad la que aprieta, la misma necesidad parda que auguran las predicciones del Banco de España y que malician los vaticinios oscuros del FMI. Ante la crisis cualquier corcho que flote es válido. En cuánto aparece algo que suene a jeque, magnate, o millonario, nos ponemos en situación como si acabáramos de topar con una lámpara maravillosa de la que va a brotar el genio. Dicen que es recomendable tener aprendidos los tres deseos por si llegara la situación y nos cogiera distraídos.
Hemos visto a millonarios europeos excéntricos, y a jeques ociosos que han invertido en clubes de fútbol. Nos faltaba un millonario de Las Vegas y ya lo tenemos, se llama Sheldon Adelson y quiere convertir una zona de la Comunidad de Madrid en un parque temático de la ruleta y el Black Jack. “¡Hagan juego, españoles!”, pudiera ser el lema colocado a la entrada. El proyecto ha sido anunciado por Aguirre y Botella pero es sólo eso, “la intención” puesto que necesitaría apoyo del Gobierno para crear una zona de barra libre fiscal. Sin tener nada sólido, sin haber alcanzado un acuerdo, (sin nada de nada), a las veinticuatro horas de haberse pronunciado el nombre del magnate en el Ayuntamiento de Alcorcón habían recibido doscientas peticiones de trabajo para ese gran casino madrileño. Ya que estamos en época de ensayo de chirigotas para el carnaval este asunto recuerda la letra de “Los duros antiguos”, famoso tango del que fue autor el gaditano Antonio Rodríguez Martinez, conocido por “el tío de la tiza”. En la letra se decía como los gaditanos se lanzaron a la playa a buscar monedas pero hartos de escarbar se dieron cuenta de que les habían contado una milonga. El tango es de 1905 pero la afición a “tangar” se prolonga en el calendario.
De momento tenemos multimillonario americano y con un personaje así comienza un cuento. Otra cosa es que acabemos viendo una macrociudad del juego, un Las Vegas II en Madrid, lleno de tipos disfrazados de Elvis que buscan novia por la tarde, se casan por la noche y se divorcian por la mañana. Es lo que se llama “viva Las Vegas”. Y si todo eso nos saca de pobres pues se cambia la legislación con alegría. Como nos enseñaron Bardem y Berlanga si viene Mister Marshall sacamos al pueblo a la calle con la banderita y ensayamos canciones que hablen de nuestros tradicionales lazos de amistad. Y, si hiciera falta, nos ponemos de bola humana en la ruleta para que el millonario nos empuje entre los números que pasan dando vueltas en carrusel acelerado. De condiciones laborales ya hablamos otro día, no vayamos a molestar al rico.
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