(“La Gaceta de Salamanca“, 17 de junio 2012)
Todo lo que no es prima es riesgo, o deuda pública desorbitada. Manda la economía y manda De Guindos que es el ministro al que le toca dar la cara y sacar pecho. Cabe preguntarse qué hacen los otros compañeros de gabinete en los consejos de ministros en los que sólo se habla de economía y de tensión en los mercados, se supone que los otros ministros tendrán muchas dificultades para hablar de sus asuntos. Es fácil imaginar que cuándo el presidente del Gobierno de por acabado el consejo e inicie la maniobra que le lleva del sillón a la puerta sea perseguido por los que necesitan hablarle de lo suyo.
Efectivamente mandan los números, (“es la economía estúpido”, le dijo el joven Clinton a Bush padre en un famoso debate televisivo), pero igual nos estamos pasando de rosca y tenemos abandonados otros temas que son de gran interés pero que quedan en un segundo plano. A pesar de las amenazas de los mercados seguimos teniendo asuntos pendientes por resolver en sanidad y en educación. A pesar de Van Rompuy los niños tienen que estudiar y los enfermos beneficiarse de un sistema eficaz de salud. A pesar de la señora Lagarde tenemos cuita pendientes con el campo y con la pesca. Es decir que el mundo sigue girando y que no todo ha de ser lo que diga Luís de Guindos al que se le empiezan a mustiar los caracolillos por tanta aparición mediática. Es normal, supongo que él será el primero en querer un fin de semana tranquilo pero todo son riesgos y amenazas.
De seguir así las cosas los otros ministros pueden quedar relegados en un futuro posado en la escalinata de Moncloa. Todo eso que no queremos en economía: una Europa de dos velocidades lo estamos viendo en el Gobierno que tiene dos planos, los visibles son De la Vega, Guindos y Montoro. De Fátima Báñez no hemos vuelto a tener noticias desde que se encomendó a la Virgen del Rocío. En circunstancias “normales” García-Margallo hubiera ocupado las primeras páginas por la crisis con Gibraltar, pero ni un asunto que siempre ha levantado pasiones a un lado y a otro de la verja nos consigue llamar la atención. Nada, que no hay forma: sólo números.
Hay quién vincula nuestra recuperación anímica a los goles de la Selección, a la “roja”, el presidente es uno de ellos porque procura darse homenajes de palco para quitarse la pena de los rescates. En épocas oscuras siempre nos quedará Manolo el del Bombo que con su percusión nos ha acompañado desde aquellos años terribles de “Naranjito”. Entonces el bombo nos parecía simpático, hoy hemos aprendido que Ángela Merkel lo usa para que rememos con más fuerza los condenados en la galera mediterránea.
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