Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Uno asiste a las ofertas de los candidatos con la alegría con la que los niños redactan la carta a los Reyes Magos: todos tienen ilusión, promesas y presumen de ser los mejores. ¿Tenemos que quedarnos con uno sólo para que gobierne la Casa de la Villa?
Deberíamos redactar un manifiesto con las promesas electorales para exigir luego su cumplimiento. Pérez dice que Villaverde será como Detroit, Sebastián propone un tranvía chulapo que cruce la Puerta del Sol (en el caso de que Fomento decida terminar las obras eternas y quitar esas vallas tan horrorosas), Gallardón augura un futuro de vías rápidas, túneles y cemento.
Estamos ante tres pintores que exponen sus creaciones en la galería de arte de la ilusión. Como tales propuestas las debemos tener, luego vendrá la realidad a sacarnos del asombro, pero por el momento es un subidón ver como se subastan las ideas al mejor postor.
En algunos casos produce una ternura infinita que las propuestas superen a la realidad pero no debemos perder la idea inicial: se trata de una carta a los Reyes Magos, de un Madrid en colorines en el que nadie defrauda porque las promesas son gratis.
La pena es que no puedan cogobernar los tres, para darnos un lujazo de tranvías, túneles y ciudad del automóvil. La realidad es otra y mucho más prosaica. Pero la verdad es que es enternecedor ver como Madrid es objeto de deseo municipal y, a pesar de su avanzada edad, los candidatos le hacen regalos de novia.
Ahí está Madrid, hagan el favor de dejárnosla bonita.
Compartir: