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Sastre y Pereiro

julio 22nd, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Este año no tocaba ganar el Tour, estábamos con todo el escándalo del dopaje y de la sangre convertida en peces de hielo que luego los corredores se inyectaban para ir tirando. Este año se suponía que íbamos a hacer una edición especial de las bicicletas son para el juzgado, (un Malaya de las dos ruedas), y de repente dos españoles han cambiado el guión con sus piernas depiladas y humildad franciscana. Los franceses están a punto de perder en apenas un mes otra de las competiciones a las que estaban destinados, pero en esta ocasión Pereiro no ha tenido que dar un cabezazo a lo Materazzi. El miércoles los españoles nos fuimos despertando del letargo de la siesta por el tono in crescendo de los narradores de la carrera, aquello era como si «el tiqui-taca, Salinas» se hubiera prolongado hasta la final de Berlín. Unas montañas empinadas que subíamos a pedal batiente, la tele se llenó de epítetos coloristas y de planos asombrosos, un documental sobre el esfuerzo de las causas perdidas. Nadie contaba con Carlos Sastre y con Oscar Pereiro; se han colado en las apuestas como los pobres en la casa del rico en Viridiana. El ayudante de realización del Tour de Francia buscaba sus nombres y no aparecían en el guión, no estaban porque eran extras sin frase. Nada que ver con Induráin, que arrastraba una nube de informadores parecida a los fans de Shakira, nuestros dos héroes del Tour poco menos que llegaron a Estrasburgo montados en su bicicleta y haciéndose hueco con un timbre colocado en el manillar. Además, el hachazo lo dieron donde corresponde, en toda la épica de la montaña cuando canta la chicharra y nadie en su sano juicio saldría a pasear, no hay ni hormigas en la cuneta. A ver si va a ser lo mismo coronar La Croix de Fer cuando las piernas se vuelven columnas salomónicas, que ganar una contrarreloj con esos trajes de espermatozoide futurista. El mérito estuvo cuando Sastre le puso una rueda de mármol a la bicicleta de Landis, que se volvió estático e impotente como enanito de jardín. Y al día siguiente Floyd Landis apretó la emoción porque la épica es contagiosa. Apenas falta ese incómodo (pero inevitable) trámite de llegar a los Campos Elíseos sin caernos de la bicicleta, después de superar la contrarreloj de este sábado en Montceau les Mines. Si fuera un partido de fútbol estaríamos gritando «¡árbitro, la hora!». Hacía 20 años que no nos divertíamos tanto y que los kilómetros de asfalto no se hacían tan largos. Todo es un sueño pendiente hasta mañana, pero si tenemos en cuenta cómo empezó esta pesadilla, no está nada mal. El ciclismo es tan poderoso que puede cambiar el color de la esperanza de verde a amarillo, y es capaz de devolver la ilusión a los aficionados que mascullaban el final de este deporte entre las páginas de tribunales. No nos tocaba ganar pero tampoco le vamos a hacer el feo al Tour de devolverle la corona de laurel. Se hará todo lo posible.

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El pisito

julio 21st, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El centro de vigilancias y alertas de precios avisa de que se puede producir un tsunami en la vivienda. Según el informe del BBVA hay un 10% de posibilidades de que el castillo de grúas se venga abajo en el próximo año y medio. Pero si la vivienda alcanzara el 20% de incremento en 2006, el riesgo subiría hasta el 40%. Traducido: agárrense a la hipoteca porque la ola de la desilusión puede superar la altura del Mulhacén, y de ahí para abajo.
El dato es un jarro de agua fría en las personas que tienen dudas espirituales, algunas políticas (y no pocas sentimentales), pero que creen en el ladrillo como fuerza superior. Aquellos que tienen el piso como garante de su jubilación y que disfrutan de manera morbosa cuando alguien en su edificio vende a precios de Manhattan lo que ellos compraron a precios de barrio. Le llaman la burbuja inmobiliaria y es tan irreal como los sueños, pero la tenemos por irrefutable. Decía Machado que todo necio confunde valor y precio, en ese huerto privado de la propiedad es el terreno donde la gente construye su particular cuento de la lechera. Si a los jeques árabes les hizo ricos un agujero por el que salía un líquido pastoso y oscuro, a los españoles nos pusieron en Europa los pisos. Un habitáculo cualquiera, da igual el lamentable estado que presente, es un lujo inalcanzable. No hace mucho se vendió una propiedad de cinco metros cuadrados, donde no cabía ni la más mínima esperanza pero el dueño la mostraba en la tele como si fuera Versalles. La diferencia entre un cuchitril mohoso y un piso singular es la literatura que le ponen las agencias. Leer anuncios de ventas de pisos es como bailar con Alberto de Mónaco en el baile de la rosa, cursi en extremo.

El informe del BBVA nos baja de la nube y nos pone las pilas de la realidad: la feria de vanidades se puede desenchufar en cualquier momento y lo que parecían corceles volverán a ser ratones, fin del cuento, ¡a despertar!. Asunto que valdría de escarmiento a quienes venden su alma al diablo para que les pague la hipoteca. El Gobierno culpa a los ayuntamientos y la burbuja volando por encima de nuestras cabezas. Hemos pasado demasiado tiempo haciendo el papel de López Váquez en El Pisito.

El ladrillazo es una realidad palpable, más una certeza que una amenaza. Si piensan que ese temor frenará el alza compulsiva, van aviados. Apenas durante unos meses los precios y los compradores se mirarán con cara de reto pero sin tocarse los guantes, bailarán las piernas y en todo caso se lanzarán algún golpe. Truji, superministra del ladrillo, no puede quedarse en la directora de orquesta del Titanic, tiene que intervenir antes de que la pelea acabe en llanto. Si al español le haces dudar del valor de su vivienda le rematas del todo, Truji. Ya sólo falta que le diga quienes son los Reyes Magos.

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Un sol de justicia

julio 20th, 2006 - Rafa en la prensa - Sin comentarios

Por: EDITORIAL / REDACCIÓN

Hay ciudades que en sí mismas forman un microcosmos, pero Marbella no. Marbella es un ecosistema. Hemos estado décadas haciendo la siesta con el mismo león piojoso de los documentales de la BBC cuando podíamos haber aprendido mucho más sobre los misterios de la conducta animal con unos cuantos reportajes a fondo sobre Marbella. Carnaza, depredadores hambrientos, luchas territoriales, costumbres de apareamiento… Marbella lo tiene (o lo tenía) todo: desde reinas folclóricas a jeques árabes, desde traficantes de armas a abogados. Esa hipotética serie de documentales sobre la Marbella eterna haría que un gazpacho fastuoso formado por la conjunción de Falcon Crest, Los Soprano y Dallas pareciera sólo La Casa de la Pradera.
En verano, todos los bostezos de España se vuelven hacia Marbella, quizá porque sabemos que la ciudad malagueña, más que un microcosmos, es el espejo de España. Marbella tiene un nombre bonito, sí, pero sólo es terreno edificable, carne comestible, un subsuelo listo para el abordaje, una noche donde no duerme ni Dios y playas llenas de michelines.

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19 de julio

julio 19th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Por lo tanto, han pasado 70 años (y un día), tiempo suficiente como para considerar que España ha pagado sus pecados de juventud y su rebeldía republicana, tanto en sangre como en memoria. Es posible que el cabreo sea el estado natural del español medio, un defecto de serie, mezcla de inconformismo y de dormir poco, pero hoy nadie en su sano juicio saldría a la calle a pegar escopetazos.Si nos juran que después de pasado este Año de la Memoria Histórica no habrá más excavaciones en las tapias de los cementerios, y que nos dedicaremos a honrar el pasado pero mucho más a trabajar por el futuro, sería para no creerlo. Si fuera necesaria una catarsis colectiva para superar el trago, hágase un gran careo patriótico (ofendidos con ofensores, el último garrotazo goyesco de las dos Españas). Que el Gobierno convoque un Día de Llanto Nacional y que presente la gala Ana Obregón, pero a partir del 1 de enero de 2007 aquí nadie vuelve a arrojarse la guerra como agua hirviendo.
Una izquierda fuera de eje, sacada de su lugar habitual, se apoya en la reivindicación constante de la Guerra Civil, y eso le lastra. La izquierda es utopía en tránsito permanente. Enfrente, una derecha acomplejada que tiene que pedir disculpas por algo en lo que no participó, como si Queipo de Llano hubiera sido concejal del PP en el Ayuntamiento de Sevilla.

Setenta años y un día después, la II República española tan muerta está como el franquismo, y lo que toca ahora es plantear el siglo XXI, que es el vértigo de la modernidad. A estas alturas todavía no se ha resuelto el asesinato del general Prim, y tampoco queda clara la represión de Fernando VII, ni se han evaluado los daños morales de la expulsión de los moriscos por parte de Felipe III, en 1609. No sería de recibo que un nieto de Boabdill exigiera las llaves de La Alhambra al alcalde de Granada. Memoria sí, siempre. Homenaje, de manera continuada. Pero dejemos los huesos en paz.

El dolor no tiene medida, ni la barbarie, ni la injusticia; podemos estar haciendo actos de desagravio de aquí al día del Juicio sin que solucionemos nada. La memoria arrojadiza no es sana.Se preguntaba Bono, convertido en obispo civil de la conciencia nacional: «¿Dónde estaba Dios el 18 de julio?». Se le puede responder con un refrán del castellano antiguo: vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, porque Dios va con los malos cuando son más que los buenos. Acabemos con este conflicto entre hombres para luego cuestionar a Dios al que tendríamos que preguntarle por varios asuntos turbios. Según Woody Allen: «Habría que hacerle un juicio a Dios por lo mal que ha hecho su trabajo». Eso será cuando hayamos dejado de pelearnos entre nosotros.

«La guerra ha terminado» dijo la radio el 1 de abril de 1939; pero tengamos en cuenta que era muy temprano y a esas horas, según dónde, se oyen unas cosas muy raras.

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La hora Pérez

julio 19th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En realidad el traje de novia se lo habían cosido a Inés Sabanés pero al final es la boda de Ángel Pérez, así que Isabel se queda descompuesta y sin Ayuntamiento. Pérez es un veterano de las listas de IU en la Comunidad, por lo tanto un superviviente que habla con lenguaje llano y transmite mensajes que por sinceros llaman la atención. Por ejemplo quiere hacer campaña de barrio, asunto que las otras formaciones han olvidado, de tanto hablar de Madrid como entidad abstracta han perdido el horizonte que son sus habitantes.

La candidatura de IU no amenaza ni al PP, sólido con Gallardón, ni al PSOE a la espera de un candidato de nombre que le haga la misma gracia a Trinidad Jiménez que a Inés Sabanés la presencia de Pérez. Pero si la campaña boca-vecino les funciona, podría ser una formación de referencia para constituir el futuro gobierno municipal de Madrid.

La Hora Pérez ha comenzado con un mensaje suave pero en la línea de flotación del sistema: trabajar por vecino y problema, recuperar la ciudad de las palabras que está enterrada debajo del cemento, las obras, el olvido y el egoísmo contagioso.
Para lanzar un mensaje de amor siempre ha sido más efectiva una tiza en una valla que contratar un avión para que emborrone el cielo de nubes de humo. Si Inés Sabanés no se raja pueden ser un punto de referencia. La calle es de quién la trabaja y ahí están los votos, todas las claves del señor Pérez.

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Calor extremo

julio 18th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Nuestro Dios es el kilovatio, por eso cuando se va la luz nos deja tan solos. Como tal divinidad nos tiene que proteger los alimentos congelados, la pantalla del ordenador, las imágenes de la televisión y el horno virtual de la cocina que es el microondas que gira con el desayuno todas las mañanas, la puerta del garaje y también el enchufe con el que recargamos el móvil.
Hemos llegado a un grado de dependencia tal de la energía eléctrica que cinco horas sin ella son una tragedia, pero las subestaciones eléctricas se flambean porque les pedimos potencia para el aire acondicionado a toda máquina, y aunque el kilovatio sea divino el cable por el que llega es de sección limitada. El genio que se esconde detrás del enchufe tiene un convenio colectivo que le impide hacer sobrecargas. En Madrid han reventado dos centrales eléctricas de barrio que dejaron a la ciudad en blanco y negro, es posible que todas las ciudades sin luz se parezcan a Bagdad. La escena promete repetirse en otros puntos de España; en Córdoba y Sevilla los termómetros alcanzarán hoy 42 grados, y con esa fiebre no se puede vivir.

Lo avisan en Protección Civil, (que es donde aún se conserva el valor del lenguaje castrense): llega el calor extremo, un peldaño más arriba del exceso de calor anunciado la semana pasada. El portavoz que lo dice se seca con un pañuelo bordado. Tampoco es una novedad, desde los tiempos de los fenicios siempre ha hecho un calor fatigoso en estas fechas, lo que pasa es que antes éramos más sufridores. Nos hicimos de la cultura del adosado y del ático a poniente, dejando atrás la virtud de la sombra y el buen consejo del botijo nacional bebido a tiempo. Eso sin contar la cantidad de coches negros que se venden y que se han adquirido sin tener en cuenta que esa tonalidad absorbe todos los colores y provoca efecto sauna.

Si tenemos calor es porque nos lo merecemos: por atacar la capa de ozono con el mal llamado de las lacas locas, y por vivir de espaldas al desarrollo ecosostenible. De alguna manera Dios, (el de toda la vida no el kilovatio), nos lanza una advertencia: «Si estropeas mi creación con tu estúpida manera de herir a la naturaleza, te dejo a oscuras con los congelados derritiéndose en tu absurda nevera».

Japón nos lleva un año de ventaja, el verano pasado su primer ministro, Junichiro Koizumi, decidió que curraba sin corbata y con ropa blanca. En cambio, en occidente, corbata con nudo de tres vueltas, chaqueta oscura y el aire acondicionado a toda mecha en el trabajo, un poderío espectacular, Siberia en La Mancha. Han creado al ejecutivo encapsulado del que su Dios, el kilovatio, se ríe cuando lo atrapa en oficinas sin ventanas. Y, si se te ocurre hablar de energía nuclear te llaman ateo (no creyente en el kilovatio que se produce de manera natural. Hasta que se deja de producir, claro).

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El lector franco

julio 17th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En memorable entrevista de Jaime Peñafiel al marido de Carmen Martínez Bordiu, hemos sabido que José Campos apenas ha leído libros en su vida y es un ciudadano consorte, con-suerte, orondo, español y sentimental. El marido de la nietísima soluciona el conflicto del hombre feliz, en realidad no es que usara (o no) camisa, en verdad no había leído un puñetero libro en su vida. Si un pesimista es un optimista bien informado, un iletrado es un lector que no adquiere compromiso, ¿para qué leer un libro si no se tiene la madurez suficiente? Decía un personaje de Amanece que no es poco, la película de José Luis Cuerda: «¡Cuántos grandes libros se han echado a perder por leerlos mal!», por lo tanto lo que hace este señor es no estropear la cultura y adelantarse unos cuantos años a las distintas reformas de la Ley de Educación. Dentro de poco apenas habrá gente que lea libros, por lo tanto llevará razón.
En su caso lee la Historia en primera persona sobre la piel de quien ama. Dice que tiene una noción difusa de Franco, (justo eso era lo que quería transmitir el dictador), pero que le parece una gran persona. Tampoco iba a negarlo, lo raro hubiera sido que Carmen se hubiera casado con un nieto de Bakunin, aunque ya se sabe lo divertido que puede ser un anarquista cuando ha pasado tres semanas en Ibiza. De haber vivido aquel señor bajito, la boda se hubiera celebrado en El Pardo, pero allí ahora sólo se dan cita los grupos de turistas y las damas que convoca la vicepresidenta para hacer pandi con la Bachelet. Ni rastro de la Guardia Mora, ni huellas de aquella familia que con mano firme guió el pulso de España durante 40 largos y monótonos años. Incluso es posible que algún vigilante jurado, ajeno a lo que fueron aquellas tradiciones, si encuentra una bombilla la apague, (sin tener en cuenta aquello de que siempre estaba encendida una lucecita en El Pardo, era la conciencia del Movimiento que nunca dormía).

Peñafiel le ha hecho una entrevista que es una autopsia, un rajar por el ombligo hasta la sesera. Le ha metido pluma que es bisturí de inteligentes y se ha tropezado con la noticia: el hombre que hace feliz a la nieta de Franco, no lee un pimiento. ¿Y qué más da?, quizá ella le ama porque no le da la murga con los presocráticos, ni con la literatura alemana del XIX. Se aman porque para ellos los escaparates de las librerías son tan extraños como los de las joyerías para los poetas. Han llegado a la tierna edad del amor que aparece desnudo, igual que la poesía, y que engancha a un Premio Nobel o a cenutrios que repiten curso. José Campos es el hombre de moda, aquél que en la hamaca de la exclusiva sostiene un libro al revés en un idioma que no entiende, por un autor que jamás descubriría en una ronda de reconocimiento. Lo de menos es su contenido, lo importante es que le da sombra en la cara. Ya habrá tiempo para leer, otro día, otra vida. Sin duda que es de verdad un hombre «franco».

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La guerra es una mala palabra

julio 16th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

NO es que el mundo se haya puesto cuesta arriba, lo que pasa es que cada
día lo estamos dejando más imposible.
No le llamen Oriente Medio sino ?oriente miedo? donde hay tanta tensión
como para producir energía y que tengamos luz hasta dentro de tres generaciones.
Es terrible, ?¡mulá el último!? gritan desde Tel Aviv donde gobiernan unos intolerantes
primos de Jacob y de su gemelo Esaú, enfrente tienen a los nietos de Mahoma que manejan la ira como consigna directa. Dos pueblos obligados a convivir en el mismo espacio de territorio, una
catástrofe con fecha cierta. Si la globalización fuera el intercambio de culturas y sabores, todo perfecto,pero la crisis de Oriente le puede jorobar
sus vacaciones cada vez que acuda a un surtidor de gasolina. Y lo que es peor: enturbiar las relaciones
entre Occidente y el mundo árabe, (apenas dos tercios del planeta tierra por tanto). Y
todo por el secuestro de dos soldados israelíes, una reacción desmesurada que cuenta
con el apoyo de Estados Unidos que cita el derecho a la defensa. Cada vez que escucho
a Bush más me tiembla el futuro. Por un capricho del destino nacimos a este lado
del paraíso pero también podíamos estar en un hospital de Beirut, quiero decir
que la sangre no nos puede ser ajena. La tragedia del pueblo palestino es demasiado
para lo que dos mil años pueden aguantar.
La concordia puede venir por el lado de la lengua, hasta Pekín (Beijing para los
puristas) hemos exportado a una avanzadilla de la Universidad de Salamanca. Tal
vez cuando podamos hablar una lengua común se solucionen muchos problemas,
hay que universalizar el conocimiento para evitar la barbarie. Y quien dice una lengua
común está pensando en compartir comida, quien come en la misma mesa
nunca puede ser enemigo, quien comparte libros y memoria nunca es tu adversario.
De tal manera que, hoy, es un consuelo saber que
más allá de la línea de fuego en Israel, hay un grupo de personas que trabaja por fomentar el
entendimiento. Las bombas caen y el mal rollo sigue el protocolo de la guerra, pero a la vez hay
gente que trabaja para la paz. Será optimismo dominical o utopía necesaria
pero cuanto más feo se pone el paisaje más tenemos que confiar en el paisanaje.
La guerra es una mala palabra que nos hace ruines, donde más se ha sufrido mayor
es su rechazo. Decía Sánchez Albornoz que la historia de España era la de un continuo
enfrentamiento entre hermanos, por eso no nos gusta ni pizca el fragor de una
batalla. Tel Aviv quiere decir en hebreo: ?la colina de la primavera?, con ese nombre
no pegan las balas. Hágase la paz.

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Una vieja y entrañable antipatía mutua

julio 15th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Que el estreno de la última entrega de Supermán haya coincidido con el final de la huelga de pilotos de Iberia es pura casualidad.En justicia, deberíamos considerar a Clark Kent como miembro liberado del sindicato de voladores sorprendentes, de otra forma no se entiende una protesta que empezó por las nubes y terminó de manera fulminante. Si no fuera porque se trata de Supermán nadie lo diría, lo que pasa es que cuando uno va por la vida mirando por encima y con la capa almidonada es seguro que le llamarán fantasma.
El piloto tiene mala prensa, se la ha ganado a pulso en los últimos años, tanto por la puntualidad de sus huelgas como por el tono maximalista de sus reivindicaciones, y porque protestan solos al margen de sus compañeros, de la puerta de la cabina hacia atrás es otro mundo aunque el color del uniforme sea parecido.Será porque cuando uno sostiene un 747 en sus manos se siente la compañía, como al timonel de un portaaviones nadie le quita el placer de ser almirante. Ese apunte de ego les pierde, todos los pilotos cuando dicen por megafonía: «Entrando en pista para despegue», se creen Zidane en el punto de penalti, por eso piensan que tenemos que disculpar los rasgos amargos de su carácter.Sus huelgas son entradas con las dos piernas a la espinilla del ciudadano; tener billete pero no vuelo es como quedarte sin agua en la ducha cuando te has enjabonado y te pican los ojos. El picor del viajero, (convertido en rehén), se vuelca en los mostradores de información que cuentan las huelgas no por días sino por puñetazos en las encimeras; ya saben, por eso los informadores guardan la distancia como Foreman. Pagan justos por pecadores, pero luego cobran los pecadores y dejan al margen a los justos como costumbre.

En la última huelga no se buscaban topes salariales ni consolidación de privilegios, se iba un paso más allá al pedir un aval que garantice la autenticidad de la vida eterna firmado por dos arcángeles y el consejo de la compañía. Su petición es el resultado de aplicar la teoría general de la letra del bolero y pedir que aquí, o en el otro mundo, en vez de cielo encuentres gloria. Una cláusula de ciencia ficción para el resto de trabajadores que no entienden el poder de los pilotos en tiempos vacacionales, ahí se ganan otro punto de antipatía en el set que juegan contra la sociedad española. Quizá sea una exageración hasta para el propio Supermán, pero mientras les den criptonita podrán ir tirando. Lo cierto es que en medio del Atlántico cuando hay turbulencias, nadie se atrevería a discutir el convenio. Se les teme porque son jinetes de nubes, en sus manos está la decisión de bordear o de entrar de lleno en tormentas.

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Niños obesos

julio 14th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La mayor parte de los niños quiere ser Zidane y le disculpan el cabezazo porque una mala tarde la tiene cualquiera. Pero ser deportista sin sudar es algo imposible salvo en los videojuegos que consumen a todas horas, y mucho menos comiendo dulces.
En cierto sentido, los niños son pilotos de pruebas del Estado del paladar (un paso más allá del bienestar y la opulencia de este lado del paraíso). Sanidad pone en marcha un proyecto piloto que por el lado cardiosaludable no tiene una pega, pero sí por la parte del bochorno social. Sabido es que no hay nada más cruel, ni mayor dictadura que el patio de un colegio, allí dónde la educación no alcanza y campa la ley del lejano oeste: el que dispara más rápido lleva razón. Y en los patios, los niños gorditos tienen que sufrir lo indecible, las bromas de sus amables compañeros, siempre hay alguien que se encarga de recordarte que no corres bien, que te pesa el culo o que te apartes porque haces bulto. Es objeto de mucha risa cuando no cabes en el pupitre o cuando piden dibujo libre, y vas tú y pintas una vaca.

Como ex militante del colectivo de gordos del patio (y veterano de bromitas ácidas), me considero en la obligación de pedirle a la ministra del ramo que haga el experimento con la mayor discreción posible. No les ponga un sambenito a los gordos, por favor.

Si realmente quiere una ley efectiva que reduzca ese 16% de trotones, de los cuales la mitad tiene el hígado graso -como han recordado en un congreso celebrado recientemente en Granada-, habría que legislar contra las abuelas. Ellas son las culpables. En este caso no es como en la campaña contra el tabaquismo que se dirige a adultos, el niño gordito (entrañable y ensalzado en todas las series de televisión donde recibe pellizcos en los carrillos) es el sujeto pasivo de grandes males. ¡Qué culpa tendrá él de salir a bollo por visita!

Y después de las abuelas está el padre consentidor que le da dinero para que se compre un helado y se quite de en medio un ratito, para él controlar ombligos de playa. También el progenitor le podría dar dinero al niño para que leyera a Hegel (pero los libros de pensamiento no traen calcomanías de Piratas del Caribe, por eso gusta más la vainilla que un ensayo del estructuralismo de la Escuela de Frankfurt).

Unos por otros y al final ¡ole la grasa! que es el canto que lleva a este lamento. La señora ministra, a la que seguro le ampara la mejor de las intenciones, debería tener en cuenta que toda la prevención que haga en los colegios luego la desmonta una merienda con grandes cantidades de sirope y nata. Los niños se fían poco de los adultos, (sus motivos tienen), más que en la tierra prometida de las buenas campañas, creen en el cielo de la boca.

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