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El pebetero, la cruz y el himno nacional

febrero 25th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hubo himno para acabar, estaba cantado que sonaría. Antes hubo una cruz blanca de madera y un pebetero en la plaza de Colón (el viento soplaba fuerte del sur). La puesta en escena era curiosa: dirigentes del PP, no los habituales, a la izquierda del estrado; a la derecha, familiares de las víctimas formando un conjunto enlutado, duro, compacto. La familia de las víctimas siempre es un grupo escultórico de Benlliure que guarda escrupuloso silencio. En cada boca callada hay una historia terrible, como la de el ex guardia civil Manuel González y el ex policía Gerardo Puente, y de piel de gallina, como la de Toñi Santiago, que perdió a su hija Silvia con seis años. Pero la foto nos deja otras perspectivas interesantes; por ejemplo, la presencia de miembros del PP que estuvieron para no participar en el atril. Como siempre, el más aplaudido, Acebes, seguido de Esperanza Aguirre (la que más besos reparte) y luego María San Gil, Astarloa, Ana Pastor… ¿Y quién dijo que no iba a ir el alcalde de Madrid? Bueno, era Alvarez del Manzano, pero a fin de cuentas antiguo alcalde.

El acto estaba diseñado a medida para Alcaraz, que renunció a leer el discurso para dar paso al himno, pero que sacó partido a su protagonismo. Alcaraz, con su corbata de carta de ajuste, fue el que retuvo a los políticos del PP en un espacio reducido desde el que no les podían ver a pie de calle (a él sí). Igual Rajoy se olió la tostada y por eso decidió no acudir. Salvo el público que estaba pegado a las vallas de la parte alta, nadie pudo ver a los del PP.

Abrió plaza María Quintanar, que, en lapsus freudiano, marcó las diferencias entre Gobierno y oposición: «¡Buenas noches Madrid, buenas tardes España!». Estuvo enfática y teatral al pedir que «se haga justicia». Suya es la frase más sonora: «¿Con qué clase de engendros pacta este Gobierno?». Luego intervinieron el ex guardia civil, el ex policía y la madre de la niña asesinada en agosto de 2002. El valor que tiene el testimonio de un familiar es siempre carnal, incluso épico, pero esta vez llevaban un guión bien escrito; sin duda que se ganó en prosodia, pero se perdió emotividad.

Calle abajo, en el asfalto y entre las fuentes, te podías encontrar a público de mediana edad, tirando a avanzada. Quizá por eso destacaba un grupo de jóvenes de la Falange con sus banderas desplegadas. Allí se gritaba contra el Gobierno. «Cobarde y ruin», decía una señora muy elegante. Alguien más atrevido espetó: «¡Socialistas, traidores!». Había más inquina contra Zapatero que contra Otegi.

Luego Alcaraz renunció al discurso y sonó el himno nacional. A mi lado un señor levantó el brazo, pero sus amigos le hicieron bajarlo para que no saliera en la foto. Cesó el viento, se acallaron las voces, daba frío la despedida de los familiares. Encontré a algunos en el Metro, un violinista tocaba El Danubio Azul, un vals cargado de vida que, si no sonó en el Titanic, debería haberlo hecho, porque es más reconstituyente que dos tazas de chocolate con churros.

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La gran resaca

febrero 22nd, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si mala era la propuesta de la ley del vino mucho peor va a resultar su resaca, de ahí los tumbos en forma de explicaciones barrocas que va dando la ministra de Sanidad. Bouchet, cocinero de Tayllerand, dejó escrito a lápiz una máxima a tener en cuenta: «Los experimentos se hacen con gaseosa, my friend», (luego le copió la idea Bruce Lee). A Elena Salgado no le van a dar el premio de la sangría del año, porque no ha sabido ni mezclar, ni dosificar. El resultado es que nadie ha querido probar su ley modelo Amo a Laura, aunque a ella le pese y en el fondo piense que nos hemos alcoholizado sólo por llevarle la contraria, y le quede el regusto amargo de que somos un pueblo áspero que desayunamos bebidas legionarias. O, lo que es lo mismo, que no tenemos remedio porque somos unos brutos que disfrutan hablando de toros y tomando una copa de vino.
Una vez perdido el respeto a la autoridad, a Salgado sólo le queda correr a refugiarse en el silencio antes de que le lancen botellas como en los circos se hace con los cuchillos. «Todo menos hacer el ridículo» dijo Tarradellas después de esperar horas a que el presidente de Francia se dignara a recibirle, (pero rien de rien). Poner en marcha una ley que penalice el consumo de alcohol en España es tan insólito como pedir que Italia renuncie a la pasta, o que Escocia reduzca su producción de güisqui, o que Disney confirme la homosexualidad de Goofy.

Gobernar como si se hablara a una reunión de scouts tiene sus inconvenientes; el primero de ellos, que los ciudadanos te hagan cuchufletas con los mini pisos, luego con el vino, los toros, el tabaco, las hamburguesas, pasando también por la reforma de los estatutos autonómicos.

El referéndum andaluz era una buena idea, lo que estaba mal planteada era la pregunta. Para lograr alta participación de los votantes hay que preguntar por Capello, (en el fondo nos gusta ejercer de caciques echando a un entrenador de fútbol). Si el Gobierno hiciera una consulta popular acerca de Capello, iban a rebosar las urnas; por lo tanto, la idea de consultar a la ciudadanía es acertada, lo que fallan son las propuestas. Elena Salgado hace tiempo que logró una estampa victoriana de profesora de piano, hasta ahí perfecto, lo que le ha fallado es creer que los españoles saben solfeo o están dispuestos a poner la espalda recta en la banqueta.

En realidad, no resuelve el problema, lo deja en mitad del camino y sin señalizar. La duda es perversa: ¿se retira la propuesta para salvar a la ministra o se retira la propuesta porque el alcohol no es tan malo? Vacilar con el vino nunca estuvo bien visto, que se lo digan a Cam que fue castigado por reírse de su padre Noé. La clave, dicen, es el consumo inteligente, o mejor dejarlo. Yo estoy en eso, a ver si me quito de estupideces y me quedo con las justas.

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Quite el parquímetro de su despacho

febrero 19th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Seguro que el inventor de la guillotina, el doctor Guillotin, tenía una reproducción de su invento en casa para que jugaran los niños a decapitar ratones, o que Torquemada guardaba en el salón unas brasas candentes por si fuera menester quemar a algún hereje. Hasta es posible que el ejecutor de Sadam Hussein conserve la cuerda con la que pasó a la historia en un vídeo chusco pero muy reproducido. El creador siempre siente veneración por su obra aunque sea discutida, a fin de cuentas la paternidad es un orgullo. Llevado por ese sentimiento de satisfacción por el trabajo bien hecho, el concejal de Seguridad, Pedro Crespo, tiene un parquímetro en el despacho, así aparece en una foto que reprodujo este periódico. Escena un tanto kitsch si detallamos que junto a la bandera de España, de la Comunidad y posiblemente del Ayuntamiento de Madrid, hay un parquímetro plantado en lugar del socorrido ficus oficial que tantos fondos de entrevista ha resuelto con solvencia.

El concejal tiene un parquímetro en el despacho con gran satisfacción, como si el doctor Frankenstein tuviera un braguero de su criatura inhumana. Pudiera ser que lo tiene a su lado para no bajar a la calle pero no es el caso porque Calvo gasta coche oficial, (y cuando va en moto sin papeles nos enteramos todos). Por lo tanto es un acto de soberbia administrativa sin precedentes, una provocación y un punto chuleta que pudiera generar el comentario airado de los vecinos que piden su retirada en los barrios periféricos. Es aquello de mentar la soga en la casa que no corresponde. Por lo tanto el concejal se agarra al parquímetro y defiende su estética como elemento de decoración de despacho oficial, (estupendo; sería equivalente a que Idi Amín tuviera a un opositor colgado boca abajo y posara junto a él).

No es disfraz de carnaval sino sentimiento de amor hacia un mueble urbano. Quizá la proximidad de las elecciones le debería hacer reflexionar si acaso no es propio posar con el parquímetro detrás, igual que doña Carmen posaba con los toreros de la corrida de la Beneficencia. Incluso le ha apañado el verso a Bécquer: «del salón en el ángulo oscuro… veíase el parquímetro». Como diría un castizo el concejal se ha sobrado un rato: «s’a pasao dos pueblos y una pedanía by the face». Mucho más si tenemos en cuenta que el parquímetro sale a millón de los antiguos, por lo tanto era mucho más económico y estético el ficus con macetero negro, una de esas plantas que hicieron por la transición tanto como Cuéntame por el seiscientos. Una maceta de la que nadie conoce su origen pero que sin duda nos sobrevivirá. Lo del artilugio en el despacho se lo debería hacer mirar, no es el parquímetro el mejor amigo del hombre

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No hay fiesta sin ruido, ¿lo han oído?

febrero 18th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

¿Se deben prohibir las fiestas ruidosas en los cascos urbanos? NO

Intentar que las bandas toquen con sordina el día de la patrona es una memez, tanto como regular los decibelios de una saeta al paso de una cofradía de la Semana Santa por el Puente de Triana, o pedir que las murgas de Carnaval suenen a cuarteto de cuerda. En las fiestas huele a pinchitos morunos, a algodón dulce, churros, calamares fritos y todo se envuelve por el estruendo de una tómbola desaforada en la que igual anuncian que se ha perdido un niño que suena una canción para romperse la camisa negra. Mucha gente montando ruido es una juerga, mucha gente en silencio es un velatorio; véase la diferencia.

Básicamente, una tribu monta escándalo cuando está de fiesta, con la sana intención de dar envidia a los poblados vecinos («que se joroben»), y para atraerse a los dioses protectores (buenas cogorzas colectivas se agarraron los romanos para dignificar a Baco. Los dioses nunca están con los aburridos). Sin duda que nos influye el efecto latino, llamémosle latitud, y que podría definirse como una predisposición a las reuniones bullangueras, incluso una obligación a seguir por la huella sonora trazada por nuestros mayores. No es lo mismo el Carnaval de Tenerife que la fiesta del cuerno celebrada en honor al dios Wali y a la princesa Rinda en los países nórdicos; no es comparable una charanga callejera a beber del asta de un toro y darse cabezazos en el casco de vikingo hasta desfallecer. Si el ruido no está presente en las celebraciones mediterráneas, nos lleva a pensar que algo malo ha ocurrido, cualquiera que llegara a un pueblo en fiestas y no escuchara la natural carajera pensaría que la ciudadanía habría sido abducida por marcianos.

Las fiestas son para retar a la muerte y decirle que todavía estamos vivos, Carnales-carnívoros y felizmente ruidosos, y cuanto más leña al mono mayor será la burla al destino. Es aquello de grite usted o le gritarán los demás, un sentimiento tan básico que no se puede desmontar por normativa municipal. Si una fiesta fuera prohibida acabaría por aflorar por otras partes: si les impiden cantar en la calle lo harán en las plazas, si les quitan las trompetas tocarán bombos, si les declaran fuera de la ley se volverán forajidos del carnaval. Silenciar las fiestas es tan absurdo como detener olas con abanicos.

Sin duda que hay que perseguir el ruido cotidiano y gratuito, aquel que resulta incómodo para la convivencia, pero sería muy maniqueo aplicar las pautas de la normativa urbana corriente a lo extraordinario de una celebración. A eso se le llama vecindad; soportar la jarana (aunque no te guste) es también ser buen vecino. En otro caso llegaríamos al absurdo de crear zonas para bullangueros y zonas para irritables. Parte de la condición humana reside en aguantar a los demás porque en realidad somos nosotros mismos.

El ejemplo más coherente de cómo se debe tomar con sentido del humor una broma de Carnaval es aquello que contaba Gila: «Vaya petardo que le pusisteis a mi hijo, ¡le reventó la oreja al chaval!, pero es lo que digo yo: si no sabes aguantar una broma te vas del pueblo». Metáfora perversa que nos dice que no hay fiestas eternas y que una cosa es la bronca diaria a la que hay que combatir, y otra la diversión puntual que se debe tolerar en beneficio de todos, aunque te quedes sin oreja. Más que nada para no seguir por el peligroso camino de considerar a la ceremonia del té en Buckingham como la repanocha de la diversión y el jolgorio.

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Un campo de golf que no es de golf

febrero 13th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Sinécdoque: definir el todo por la parte. Esto es: decir que la reforma de Islas Filipinas que ha acometido el gobierno regional es para crear un campo de golf urbano. Negación, que no, que nos hemos equivocado. En realidad Esperanza Aguirre le ha puesto a Constantino Mediavilla un mini campo para que cuando tenga mono pueda tirar unas bolas. Otra sinécdoque sería: crean un campo para jugar en bolas. Error, negación. No es exacto aunque también hayan puesto una petanca.

Hasta ahí la versión oficial pero no me negarán que tendría más encanto admitir que es el primer campo de golf de los cientos que piensan colocar en Madrid. En realidad vivir en un edificio rodeado de campos de golf es mucho más agradable que vivir entre malos humos y cemento. Pero el golf tiene mala prensa cuando en realidad es un deporte que fomenta el aire libre, la vida sana, la cadera sabrosona y acerca a las personas, (la petanca no tanto, no sabe el gobierno regional la que se puede liar en una partida de petanca; ahí he visto más broncas que en el fondo sur del Bernabéu).

Así que no hay motivo para la trifulca ni para la ira vecinal. Hay unos hoyos, pero muy chicos, ni siquiera cabe una canica, ¡eh! Es un campo degustación? ¿está bien definido así? Por lo tanto no es verdad el bulo que corre diciendo que luego pondrán una pista para jugar al polo, ni unas curvas para hacer un rallye.

Una cosa son las leyendas urbanas y otra la realidad, ¿Qué parece un campo de golf?, nada, puro espejismo. En realidad lo han hecho para que puedan presumir de barrio. Y, evidentemente, para que Constantino Mediavilla pueda hacer una demostración de cómo dominar un deporte del que Luis del Olmo pensó, en su día, escribir un libro. Le quería poner: ?el golf y la madre que lo parió?, dada la complejidad de su juego.

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Llevar un carrito de bebé ya es legal

febrero 12th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

¿Qué es la soledad?: llevar un bebé con su carrito e intentar que te abra las puertas un autobús de Madrid. En contra: primero la normativa, luego el conductor, también algunos pasajeros, a continuación la densidad humana y para remate el vacío legal. El que suscribe estas líneas conoce en primera persona la experiencia de mover un carrito gemelar, por lo tanto ha sufrido el problema por partida doble; te desesperas dos veces. Desplazar a unos mellizos en transporte urbano es lo más parecido a la entrada triunfal de Cleopatra en Roma: sólo falta que te anuncien tambores templados de esclavos nubios. Algunos te miran con una cara de reproche iracundo, como si uno fuera el responsable de la explosión demográfica del tercer mundo. Dice la presidenta Aguirre que ha encontrado «resistencia machista» a la aceptación de la normativa que permite subir a los autobuses con carritos de bebé desplegados. Es verdad, hay gente malvada que disfruta viendo cómo las madres se las ingenian para doblar el artilugio sin que el niño pierda un patuco. En el hipotético caso de conseguir la proeza está claro que una mano sujetará al niño, la otra el carro… y para mantener la verticalidad la madre deberá morder la barra con fuerza para no caerse. Lo absurdo es que llevemos tres años y medio de discusiones bizantinas y que un tribunal de alto rango tenga que emitir un dictamen. Un responsable de los autobuses municipales hablaba de un seguro especial para los conductores, como si transportar bebés fuera como curar las caries a los leones del zoo. Resulta curioso que hasta el momento no haya habido nadie que haya planteado un seguro especial por transportar administrativos, enfermos de coronarias o señores calvos. Se entiende de la capacidad de los conductores de la EMT (nervios templados en la calamidad del tráfico madrileño). No debería ser un problema subir un carrito en un autobús de Madrid pero ya llevamos tres cuartas partes de columna y no hemos encontrado la solución. Igual el absurdo normativo lleva a crear autobuses para adultos y otros para bebés, unos vehículos cigüeña llevados por un conductor disfrazado de Goofy. Acierta la presidenta cuando dice que este asunto tiene pufo machista; si los magistrados del Supremo tuvieran que subir al autobús con el carrito hacía tiempo que se habría solucionado este enojoso tema. Llega la paz de los bebés, para que no se produzcan agresiones y malos rollos, tal y como dice Reyes Montiel, parlamentaria de Izquierda Unida. A partir de hoy lo tenemos todos más claro: los padres y madres podrán pasar el carro desplegado, los conductores podrán decir «tu-tu-tú» a los bebés, y ellos podrán moverse por Madrid como unos ciudadanos más. Como si tener hijos fuera legal.

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Carniceros de sofá

febrero 7th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La llamada telerealidad siempre guarda un paso por delante, lo último es un concurso en el que la gente se opera y luego sonríe ante la cámara, con sus mismos problemas, con otra cara, pero igual de imbéciles.
La tendencia es tan peligrosa que los cirujanos españoles se han bajado del carro, ?no con mi bisturí?. Hace años en Italia se puso de moda que los hombres se operaran para tener el culo de Banderas, igual que las tetas de la vigilante Anderson hicieron mucho daño en los estratos medios de la sociedad. Una vez operados y después de haberlas pasado canutas en un quirófano vuelven a su vida corriente con la misma ingratitud que un autobús se despide de sus viajeros: a otra cosa y a correr.
Antena 3Tv está a punto de pasar a la historia de la telechunga con el programa ?Cambio Radical?, donde una panoli se estira la piel o un lechuguino se pone pelo en la frente para hacerse el interesante. De tal forma que hasta tienen que llevar un certificado de que son ellos a su casa, no vayan a cerrarles la puerta diciendo que no quieren enciclopedias.
La audiencia se hace también a base de uña y carne, o a lo mejor es uña y sangre. Antes la ilusión era ir a tele a que te tocara un viaje a Palma de Mallorca, pero ahora lo suyo es que te tumben en la camilla de un hospital y te metan mano en directo. Como todo programa también tendrá sus riesgos: la televisión se juega la cuota de pantalla y los concursantes su vida; están empatados.

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Al Gore

febrero 7th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El ex vicepresidente de Estados Unidos está en Madrid, ha venido a salvarnos a todos del cambio climático. Haría bien Al Gore en ayudar a que se enfríe el balón y a que los políticos dejen de calentar la atmósfera con el primer motivo que encuentran. Al Gore se ha fotografiado con el presidente Zapatero y con el alcalde Gallardón, en el fondo a todos nos gusta estar en la foto con personas buenas, a fin de cuentas se trata de un pacifista de nueva generación.
El efecto perverso de cuando uno se aproxima a una buena persona es que está obligado a seguir su ejemplo, y eso cansa. Porque en el fondo contaminamos más de lo que podemos y tenemos una conciencia de dos caras: la beatífica y la real.

La tierra se calienta y pensamos en grandes soluciones globales sin darle importancia a arrojar una pila en la basura junto a la comida, sin tener en cuenta que esa batería contaminará un mar durante un par de siglos.

Al Gore viene de promoción aunque luego se deje caer con el eslogan de ?España puede abanderar la lucha contra el cambio climático?.
A Zapatero la foto le viene de cine, o de documental, incluso es posible que le tire los tejos para tenerlo de asesor en materia de medioambiente. Y, de paso, se hace una foto con un antiguo inquilino de la Casa Blanca.

Lo de la atmósfera lo tenemos que cuidar, pero también lo que pasa en la tierra. Y no estaría mal que la lucha partidista dejara de contaminarlo todo, jueces incluidos

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Sebastián te mira a los ojos

febrero 5th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Han colocado unos carteles enormes de Miguel Sebastián en el Metro y, debido a las generosas medidas de la foto y a la estrechez de algunos pasillos, el efecto óptico obtenido es como si Sebastián te mirara, como si se diera cuenta de todo, ¡qué agobio! Si ponen debajo: «Miguel Sebastián, sé lo que hiciste el último verano», provocaría alguna indisposición transitoria. Sebastián mueve poco la expresión, lo pudimos apreciar cuando habló con las manos y ahora en las vallas del Metro. No sabemos si aposta, pero le están potenciando el gesto ausente de Bill Murray en Lost in translation, (cuando Sofia Coppola consiguió que no hablara en toda la película). Claro que Murray ya había hecho antes Atrapado en el tiempo, que esperemos no sea una metáfora de los trabajos ímprobos que le quedan para alcanzar el Ayuntamiento. En esa película el protagonista está condenado a repetir el mismo día una y otra vez, (por si le vale de augurio, este año la marmota Phil al salir de su madriguera no vio su sombra, significa que la primavera se adelanta).
Entre el actor de Illinois y el político madrileño hay quince toneladas de maquillaje de diferencia, pero haría bien Sebastián en tomar el pronóstico de la marmota en serio porque de aquí a un suspiro empieza a oler a campo y a romería. Los sastres de barrio cosen los chalecos que van a lucir los chulapos en la pradera de San Isidro y huele a pollo de Casa Mingo, desde el Manzanares en obras hasta la cuesta que lleva al Paseo de Rosales. Y de ahí al voto hay un paso corto; entonces veremos si tenían razón los expertos en fotogenia electoral. Si les sale bien la jugada, no tienen por qué repetir retrato en próximas citas electorales, se le ponen unas canas en el foto-shop y tan ricamente. Eso sí, igual el candidato socialista por falta de expresividad corre el peligro de convertirse en estatua de sal, (Madrid tiene mucho de Sodoma y Gomorra).

Es posible que Sebastián maneje adrede los símbolos de los sordos porque, quizá, a Madrid le haga falta otro lenguaje, menos tecnológico y más humano. Si es por proximidad con los carteles del Metro lo han conseguido, aunque también puede que se les haya ido la mano con el entusiasmo de acercar el candidato al pueblo. Ni Antonio Banderas cuando iba de Zorro ocupaba tanto espacio alquilado.

Es cierto que toda campaña tiene algo de rodaje cinematográfico, por eso Gallardón se trabaja los efectos especiales, Aguirre el guión y en Izquierda Unida les ha dado por el corto de ficción, que es de presupuesto menor. En su día Trinidad Jiménez se postuló para chica Almodóvar con una chupa de cuero que era lo más sensual que se había dado en la Casa de la Villa desde que Susana Estrada destetó a Tierno Galván en aquella democracia lactante. Vale, Sebastián, que te hemos visto, ríete un poco, tampoco es para ponerse así.

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Un año de T-4

febrero 5th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Siempre se dijo que de Madrid al cielo pero hasta que no construyeron la T4 no solucionaron bien la puerta de entrada a las nubes. La T4 ha cumplido un año de servicio con algunas complicaciones iniciales y desgraciadamente señalada con sangre de ecuatorianos. Los premios de arquitectura que ha tenido y los miles de pasajeros que la han utilizado no son nada comparados con la mancha del terror, pero Madrid tiene una capacidad innata para salir del paso de los delincuentes y tiene derecho de presumir de un puerto aéreo de primera categoría.
La T4 fue recibida con incredulidad al principio, era como si en el puerto donde atracaba la barca Chanquete hubieran ampliado el pantalán para que cupiera el ?Queen Mary?.

Pero los tiempos obligan a actualizar los servicios y tenemos un aeropuerto internacional en suelo cañí. Madrid es ciudad acogedora también para los grandes pájaros de acero que repostan y no paran quietos en esta migración de viajeros que no deja batir de alas sino humo de queroseno.

Si uno se pregunta asombrado por qué vuela un cacharro de hierro cargado de maletas y personas, también se puede preguntar cómo se gobierna el tránsito de tantos sin necesidad de un alcalde. La T4 es una ciudad alternativa donde está a punto de llegar el metro para convertirla en eje de las comunicaciones.

Esperemos que pronto acaben las obras de reconstrucción del módulo bombardeado. Antes los padres llevaban a sus hijos a ver despegar aviones a la antigua Barajas, ahora les llevan los domingos a ver el esqueleto amarillo que compone el gran paquidermo, un animal inmenso que hace de ballena donde los descendientes de Jonás vamos mirando la puerta de embarque en unas pantallas virtuales.

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