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De Berlanga al Bigotes pasando por Ozores

marzo 7th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

“Rinconete y Cortadillo SL” fueron algo más que personajes de Cervantes, fueron una sociedad que se constituyó en el Siglo de Oro y que ha llegado hasta nuestros días con excelente salud y cargada de entusiasmo puesto que no le faltan encargos. La corrupción ha dado mucho juego en teatro, en cines y en televisión, lo difícil es establecer la barrera entre realidad y texto interpretado. Podríamos pensar que las fotos de Roldán en calzoncillos en el Hotel Crillón de París, (unos gayumbos estampados con el ratón Mickey), son en realidad parte de la campaña promocional de una película de Ozores, “Los Presuntos” o “Esto es un atraco”, (pongamos por caso). Tampoco desentonaría un perfil de duro como el que tiene Bárcenas en “Los Bingueros”, comedia de Pajares y Esteso en la que se narra cómo dos pobres desgraciados, dos pinchaúvas, tratan de buscarse la vida.
El dibujante Ivá pecó de inocente cuando creó a Makinavaja al que subtituló como “el último chorizo”, ¿último?, imposible puesto que en la cola del latrocinio nacional hay más chorizos que aviones esperan la orden de despegue en el aeropuerto JFK de Nueva York. “El Maki” dio origen a una segunda película, (de nuevo con Pajares), que se llamó “Semos Peligrosos”, unas aventuras que también dieron su juego en la tele con el desaparecido Pepe Rubianes como protagonista. Porque el chorizo “a la parrilla” también funciona en tanto ofrece buenas cuotas de espectadores, por ejemplo las que durante diez temporadas tuvieron “Los ladrones van a la oficina”, uno de sus capítulos tenía un nombre muy adecuado: “España Cañí”. Un argumento que antes se había desplegado por Luís Berlanga en “Patrimonio Nacional”, donde la familia Leguineche trataba de sacar partido a la transición para recuperar los blasones perdidos. Tanto éxito tuvo que más tarde le sucedieron dos entregas más: “La Escopeta Nacional”, y “Nacional III”. Tanto Berlanga como Rafael Azcona fueron capaces de enviar al paredón de fusilamiento a una clase social en decadencia que daba sus últimas bocanadas tratando de sobrevivir gracias a las subvenciones oficiales, eso sí, sin perder un ápice de su altanería y rancio abolengo. Luís Escobar, José Sazatornil y Agustín González clavaron a los personajes de tal manera que los Leguineche nos parecieron gente conocida. Berlanga más tarde haría una comedia relacionada con la época de corrupción socialista con un título demoledor: “Todos a la cárcel”.
Jardiel Poncela escribió una obra de teatro que tituló “Los ladrones somos gente honrada”, el protagonista era Daniel “el melancólico”, quizá porque hasta los chorizos tienen su corazoncito. Igual que los personajes del trío de robaperas de la zarzuela “La Gran Vía”, esos que se arrancaban al compás de una jota que decía: “yo soy el rata primero, y yo el segundo… y yo el tercero”. Hasta para delinquir hay que tener un método y seguir un orden. Así que “Pepe Gotera y Otilio” en realidad no son unos chapuzas cualquiera, se trata de honrados trabajadores de las malas artes, parte de lo que podemos llamar la economía choricera que es un paso más allá de la economía sumergida, otra forma de interpretar el PIB en defensa propia.

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La última castaña

marzo 5th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Y ahora por los quioscos de Sol. Se confirma: hay rivales políticos y compañeros de partido, de ahí la franca animadversión que une a la Plaza de Cibeles con la Puerta del Sol. Un odio tan denso que daría para un capítulo de “Dinastía”.

El vicealcalde Cobo apela a la fibra sensible y dice que piensan llegar a los tribunales porque a ellos nadie les va a indicar qué puestos de castañas ni qué tipo de quioscos se pueden instalar, lo cuál es cierto salvo que estén en un entorno especialmente protegido, por ejemplo la Puerta del Sol que es BIC, (Bien de Interés Cultural), donde cualquier modificación está sujeta a dictamen en el que participa Comunidad, Ayuntamiento y un arquitecto independiente con voz pero sin voto. Paloma Sobrini, la decana de los arquitectos, admite que esa comisión nunca ha hecho un dictamen por disenso. “Nunca”, hasta hoy cuando Ayuntamiento y Comunidad están dispuestos a discutir incluso sin saber de qué se trata. La cuestión es llevarse mal. Ahora que en el PP están por las páginas ingeniosas en la blogosfera, no estaría mal que inventaran una que fuera aversidejamosdepelearnos.horror.org, y que ahí dirimieran sus cuitas mejor que al amanecer y con dos padrinos por testigo. Si el Ayuntamiento está dispuesto a llevar a la Comunidad de Madrid a los tribunales por unos quioscos qué no hará cuándo se trate de discusiones de mayor enjundia.

Según Cobo a ellos nadie les marca cómo tienen que ser los puestos de castañas y que la cuestión “no debe causar más entretenimiento”. La segunda parte es discutible pero la primera está bastante clara cuando se trata de un BIC, salvo que se le quiera cambiar el sentido y pasen a ser (Bien de Interés Cabezón); sería otra categoría más parecida al chiste del maño que viendo cómo avanzaba el tren hacia él dijo aquello de “chufla, chufla, que como no te apartes tú”. El entretenimiento está asegurado en cuánto haya un recurso contencioso administrativo, y se podrá aumentar la diversión cuándo llegue la temporada de terracitas y se instalen las sillas, y así hasta completar una lista de desagravios bastante peculiar. Cuando no es quiosco es hombre anuncio o castaña, (siempre una castaña). Con menos motivos Anibal mandó a Roma a hacer puñetas.

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Sardinas, ausentes y legionarios

febrero 24th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Todo debate importante en la Asamblea de Madrid tiene una prolongación en la tribuna de invitados. No son las carreras de caballos de Ascot, (porque no se estila el sombrero), pero sí tiene mucha importancia saber quién va, dónde se sienta y qué puesto ocupa en la carrera política y empresarial.
En el debate sobre economía madrileña el alcalde de la ciudad con mayor deuda de España, Gallardón, no estuvo. Tampoco Tomás Gómez, líder de los socialistas que eligió otro acto de agenda, (a Gómez el PP le critica cuando va y le recuerda con acidez cuando se ausenta). Tampoco fueron los sindicalistas José Ricardo Martínez y Javier López que van en siempre en tandem y a tal efecto se les reserva localidad contigua, asiento al que llegan a la vez y se marchan a la par, mayor unidad de acción sindical es imposible. Debían estar de ensayos de los cantos de la manifestación de Neptuno. Tampoco hubo “tiburones y sardinas” a decir de Maru Menéndez.
La tribuna ayer flojeó bastante para ser un día grande. Descartados los ausentes, (se les puede pedir que presenten un justificante como en el colegio), la atención se fijaba en los presentes, entre ellos el secretario general de CEIM, Alejandro Couceiro, el líder socialista en el Ayuntamiento de Madrid, David Lucas, el presidente de la Cámara de Comercio, Salvador Santos Campano y el de los empresarios, Arturo Fernández. En honor a la verdad también Santos Campano y Fernández forman otro de los dúos clásicos en la tribuna de invitados, lo que une Elvira Rodríguez lo es para toda la vida.
Arturo Fernández ayer se levantó presidente de los empresarios madrileños y se acostó “legionario”, lo cuál no lo puede decir todo el mundo. Pero no legionario porque se alistara al Tercio para cambiar de nombre y borrar las huellas de su pasado sino porque acabó la jornada con la Legión de Honor que impone el embajador de Francia, monsieur Delaye, y que debe dar derecho a llamar al Eliseo y que Carla Bruni te cante una copla a la guitarra. Fernández ya puede ir en manga corta y no sentir frío que es la prebenda de todo legionario que se precie.

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Deprisa, deprisa

febrero 20th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Lo peor que le puede pasar a “El Rafita” es que aparezca uno y le cante porque todas las canciones acaban en aplausos, y de ahí a ser figura del cine un paso, y luego querrá firmar autógrafos en un festival para frikis. Es el mismo jodido camino que recorrieron otros pandilleros antes que él, sobre todo Juan Moreno Cuenca “El Vaquilla”, otro hijo del agobio que con apenas quince años ingresó en la Modelo de Barcelona, tres años antes se había cargado a una mujer en una de sus huidas con un coche naturalmente “chorao”. Demasiado pequeño para llegar a los pedales del “Tiburón” pero suficientemente eficaz para dejar a la poli dos esquinas más abajo. Moreno Cuenca nunca terminó de salir de la delincuencia hasta que una cirrosis en el hospital le dio la libertad eterna, el pasaporte al cementerio cuando le quedaba mucha vida por recorrer pero él la había acortado a base de ir deprisa-deprisa. Varios de sus hermanos también cayeron en el lado oscuro, Antonio “Tonet” murió en un tiroteo con la Guardia Urbana en Girona, Julián se mató al saltar por la ventana del hospital y Miguel “El Carica” se estampó con el coche mientras huía de la policía.
“El Vaquilla”, “El Torete”, “El Carica” y “El Pote” tenían en común su afición por los coches rápidos y por dar palos-relámpago siempre con algo de descaro, les gustaba jugar a los rejoneadores con la policía dejándoles que se acercaran un poco para luego acelerar cuando estaban muy cerca. Y luego lo celebraban con el descaro de los que tiene botella en la barra del puticlub. Chulos, descarados, sin solución e irredentos, entre otras cosas porque nunca nadie se ocupó de ellos salvo para componerles una canción o para crear un género cinematográfico conocido como quinqui. No eran bandoleros, ni forajidos, apenas fueron leña de arrabal más cortada y que murió tan torcida como fue creciendo.
A “El Rafita” le une con los otros delincuentes el mismo amor por los coches y el placer de verse en las portadas de los periódicos puesto que ya una televisión se ha encargado de sacarle unos planos. Con su minuto de gloria ha podido vacilar en el barrio mucho más que si fuera un concursante de “Gran Hermano”. Sabe que la única manera de ser alguien es saltar de la sección de sucesos a la primera página. Su vida recuerda la letra de la canción de Sabina, aquella que hablaba del macarra de ceñido pantalón para retratar al pandillero tatuado y suburbial, hijo de la derrota y el alcohol, “sobrino del dolor y primo hermano de la necesidad”. El error sería tenerlo por un Robin Hood de la gran ciudad cuando es un pringado que lleva encima la violación, el atropello y posterior quema de Sandra Palo. Lo hecho no se lo puede quitar de encima pero sólo de él depende la capacidad para reinsertarse en la sociedad o ser carne de cañón. De momento comparte con “El Vaquilla” su afición por los coches, y éstos puede que hayan ganado en electrónica pero a la hora de hacer un puente son todos iguales, aquellos 124 y los de ahora con motor híbrido.

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Atraco a las cinco

febrero 19th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A medida que avanza la crisis aumenta el sector de la delincuencia de manera exponencial, y lo asombroso es que nos vamos haciendo a la idea. Primero nos extrañaron los butrones, luego nos acostumbramos a los “aluniceros” de la madrugada que ya apenas despiertan al vecindario y, de un tiempo a esta parte, las bandas organizadas irrumpen a las cinco de la tarde y nos parece algo muy normal, otra de las cosas que tiene esta ciudad prodigiosa en razón de los prodigios que aquí se suceden. Podemos vivir entre la mafia de Chicago por el módico precio de un billete de metro, así está Madrid de animada en cuánto a se refiere al incremento del PIB de la delincuencia. La biosfera de los pistoleros goza de una excelente salud, y Madrid se ha convertido en un parque temático dónde pueden desarrollar su actividad con pocos riesgos. Si los detienen es un contratiempo que se soluciona en comisaría en pocas horas, y luego vuelta a la actividad del hampa.
Esta semana los joyeros se reunieron con la Delegada del Gobierno para contar que están hartos de los continuos atracos que tiene su gremio, tan cansados están que ya tienen a algunos delincuentes como parte de su “clientela habitual”; hay entre joyeros y atracadores una sólida y vieja enemistad. Lo último ha sido un palo en un local emblemático del juego en La Castellana, pistola en mano, y a la hora en la que los niños vuelven del colegio cruzando por los pasos de cebra. Si continúa creciendo el gremio no extrañaría que les buscaran plazas de aparcamiento en la zona azul para que no tengan que dejar el coche en doble fila para salir quemando caucho. O mejor aún, un carril “sólo atracadores” que les permita avanzar entre el tráfico de las horas punta, (para ellos punta de pistola).
Los cálculos policiales aseguran que de las doscientas mafias que operan en España, (de todo tipo de pelaje y condición), al menos cincuenta se han asentado en Madrid. Y cuando no son unos latins kings son unos rumanos armados, o unos chinos que reparten leches como en las películas de Bruce Lee, o unos macarras que pastorean lumis de piso caro. Estos tipos además de practicar la economía sumergida se dedican a incrementar la economía del terror, y todo por el módico precio de un pasamontañas.
Si nuestra comparación con otras grandes ciudades del mundo como Río de Janeiro, Nápoles, Palermo, o Méjico D.F. es en función del número de pistoleros entonces mola poco. Tampoco es que Madrid haya sido siempre el aburrido patio de un convento de carmelitas, (calzadas o sin calzar), pero de ahí a este nivel hay un paso que tiene el peligro de crear costumbre y de mermar nuestra capacidad de asombro. En las viejas películas del oeste cuando los malos iban por las aceras entonces los del pueblo tenían que caminar pisando los charcos de la calle, pues lo mismo, mientras estos tipos ganan espacio nos lo quitan a los demás. Y estos tipos están acostumbrados a chulear sin miramientos y a tirar de pipa cuando les apetece, de ahí que sus huellas sucias estén en demasiadas partes. Si nos acostumbramos a esas manchas entonces es que hemos aceptado dejarles la acera para caminar entre el barro sumisos y complacientes.

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Mujeres y niños primero

febrero 9th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El hampa cada vez perfecciona más su modus operandi, lo último es la adaptación del reparto del trabajo que decía Adam Smith aplicado a las mujeres y a los niños. La mafia yugoslava pagaba por mujeres y niños en función de la utilidad que les representaban para cometer los delitos: ellas eran más hábiles con el descerrajar de puertas y los niños siempre han venido muy bien para encaramarse hasta las ventanas más pequeñas de un patio interior. Así que, con total impunidad y algo de desparpajo, (el habitual en ese gremio), pagaban una cantidad por usar a las mujeres y otra por los niños. También las acciones delictivas se rigen por la ley del mercado que a cada uno nos pone precio en función de la demanda. El mal también tiene su Bolsa y activos que cotizan al alza, sean éstos útiles para cometer delitos o personas que resultan igual de provechosas para llegar a tal fin.
No hay poesía, tampoco es que estos tipos la anduvieran buscando, van directamente al turrón y sin muchos miramientos o los justos como para que no les sorprenda la madera cuando por la retaguardia cuando están en plena faena. No usan satélites espías pero les vale con uno que sea avispado y silbe a tiempo desde la acera. Su cadena de producción estaba perfectamente engrasada y cada pieza respondía a una acción del mecanismo dedicado al latrocinio. Debido al elevado número de personas relacionada con la banda de los yugoslavos podríamos considerar al grupo como una Pyme del delito con leves toques de empresa multinacional con sede en la Cañada Real Galiana dónde habían puesto la delegación en Madrid. Dada su prosperidad floreciente no se descarta que estuvieran maquinando para fusionarse con otras empresas delictivas que se dedicaran al negocio de entrar en la casa del prójimo con descaro.
¿Chicago años 20?, (no, sencillamente Madrid 2010, una odisea en este espacio), y de nuevo en ese territorio dónde la marginalidad se asienta con vocación de mantenerse mucho tiempo. Lo que ocurre en La Cañada Real siempre es motivo de análisis para un espacio que se dedique a las voces ocultas y al misterio. En ese agujero negro de la Ley se instaló una mafia que traficaba con personas sin ningún reparo. Llegaba la hora de dar el palo y se escuchaba la voz: “las mujeres y los niños primero”, y allá que iban sus esclavos y esclavas a cumplir con la voluntad del capitán.

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La isla de la miseria

febrero 5th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En el año 1922 el rey Alfonso XIII se aventuró a adentrarse en lo que, entonces, era una esquina de España: las Hurdes. Y lo hizo con el doctor Marañón que luego dejó constancia escrita de aquella misión a una tierra, “dónde están los más hambrientos de los más pobres”. El viaje comenzó en la plaza porticada de Casar de Palomero. Casi cien años después el rey no tendría que cabalgar varias jornadas para encontrar restos de las Hurdes que en Madrid le llaman “El Gallinero”, y lejos de la referencia a una granja idílica se trata de un auténtico patio de monipodio dónde los pobres subsisten igual que náufragos en la isla de la miseria. Resulta duro escribirlo pero si el mundo fuera plano “El Gallinero” estaría en la peor de las esquinas.
Una comitiva con David Lucas a la cabeza se dio ayer una vuelta por la zona y pudo comprobar lo mismo que había visto la misión comandada por Ángel Pérez días antes: niños harapientos que compiten con las moscas a comerse sus mocos, ratas por el suelo, hedor de aguas fecales, y dónde no hay barro hay polvo, y dónde no hay techo hay una plancha de metal agujereado. Se hacen las fotos oportunas, los periodistas toman nota mientras los habitantes de “El Gallinero” les ven como supongo mirarían los marcianos a una misión llegada desde la tierra, (gente de paso que les entorpece su vida cotidiana durante un tiempo pero que luego volverán por el camino, a lomos de sus coches todo terreno). Se irá la moderna comitiva a las Hurdes y volverán los niños a darle patadas a una lata de conservas.
Es posible que en algunas chabolas tengan parabólica para ver la “champion league” pero aunque tengan pantalla plana no han recibido la auténtica señal del mundo globalizado. En esas condiciones un chaval no puede desarrollarse más que en el peor de los sentidos, son carne de cañón, supervivientes de arrabal, niños que compiten por un trozo de comida con ratas gigantes que engordan con los residuos y con la miseria. Niños sin escuela ni esperanza.
Se marchan las cámaras de los fotógrafos y se quedan de nuevo sumidos en el pleistoceno de la cultura, diez minutos después de que el hombre hubiera inventado el fuego y quién sabe si habría hecho experimentos con la rueda. Es Madrid pero también podría ser el mismísimo infierno, pero no la versión poética de Dante, sino la más sórdida de los colegas de “El Vaquilla”.

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La crisis les dejó mal muertos

febrero 1st, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Caronte tira de remo porque es un clásico pero su barca sufre la crisis como si le tuviera que poner gasolina a un fuera de borda; es la consecuencia de la carestía de los precios que afecta tanto a los vivos como a los muertos, el IPC en implacable también con el más allá porque nadie dijo que dejar este mundo fuera a salirnos gratis. Las oscilaciones del sistema financiero internacional tienen su reflejo macabro en los cementerios, es aquello de la economía a tumba abierta aplicada a la industria de las pompas fúnebres. Si Madoff no hubiera jugado a la especulación muchos de estos cuerpos estarían a dos metros bajo tierra en lugar de a cinco grados bajo cero.
Cincuenta cadáveres aguardan un nicho en las neveras del Instituto Anatómico Forense de Madrid. La muerte les dejó fríos y la crisis se encargó de que se quedaran ultracongelados a la espera de que alguien les pague su entierro. Cadáveres anónimos a los que no llora nadie, gente marginal, pobres de solemnidad, inmigrantes sin suerte, madrileños solitarios, cuerpos con la tarjeta de visita atada con una goma al dedo gordo del pie. El más veterano de todos lleva desde 2006, (dos años antes de que quebrara Lehman Brothers), esperando a que le recoja el sepulturero y de momento ahí sigue en su nicho frigorífico, en un estado de letargo prolongado como si fuera un muslo de pollo que se perdió en el fondo de un congelador. No es el Anatómico Forense una guardería de muertos pero la crisis ha convertido a esa institución en un reducto de “objetos perdidos” que nadie reclama igual que pasa con los paraguas que se olvidan en un autobús de la EMT.
La historia de Madrid también se puede explicar a través de sus lápidas: en ese lugar guardan restos de los islamistas suicidas de Leganés que esperan ser analizados de nuevo mientras los días pasan. Tal vez el juez los ha dejado ahí mientras piensa qué hacer con ellos, lo cuál no deja de ser un macabro asunto del que nadie quiere hacerse responsable año tras año. O también pudiera ser que usando las neveras como metáfora alguien tuviera la intención de que este asunto se enfriara antes de echarle tierra encima con nocturnidad y tardanza. Si no se investiga en esos restos entonces no se entiende por qué han acabado también el olvido judicial como si en lugar de ser seres humanos fueran legajos extraviados en la secretaría de un juzgado.
Es la recesión reflejada en una morgue capitalina. Sólo los entierros por caridad que sufraga el Ayuntamiento de Madrid les darán el pasaporte a la otra vida. Mientras tanto están en lista de espera, esperan a que alguien les ponga tierra encima aunque sea sin cura, ni responso, ni flores que se marchiten. Con ese rictus absurdo que tienen las figuras de cera sin afeitar.

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Puede que mayor pero no maduro

enero 25th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Vivir como niño y delinquir como adulto. La nueva detención de “El Rafita” confirma que no tiene la más mínima intención de insertarse en la sociedad y que los “problemas crecen”. A este sujeto le corresponde el deshonor de haber participado en la violación, atropellamiento y posterior quema de Sandra Palo. Según el informe forense la chiquilla sollozaba mientras ardía. Sólo una Ley del Menor excesiva en su generosidad con las garantías le libró de una condena de larga distancia. Lejos de mostrar algún arrepentimiento “El Rafita” ha protagonizado dos robos con violencia el año pasado.
La madre de Sandra, María del Mar Bermúdez, llegó a pedir protección policial porque le daba miedo ir a la compra y tropezarse con él. Cuando los inocentes tienen que llevar escolta es que la delincuencia ha llegado muy lejos. A “El Rafita” le han echado el guante cuando destripaba un coche con la intención de darse un garbeo el sábado por Madrid, y quién sabe si para cometer nuevas tropelías. Su tendencia a la marginalidad es del todo voluntaria, su acción contra Sandra Palo no fue un juego de niños, detrás del sobrenombre amable de “Rafita” se encierra un ogro sin piedad. Ha vuelto a delinquir porque no conoce otro camino y porque ha ignorado todas las recomendaciones que le dieron en los centros en los que estuvo internado, un poco porque en las cárceles (aunque sean de menores), no se aprende nada bueno y un mucho porque no ha querido cambiar. Los hay que cogen un mal rumbo y se mantienen en la contumacia del error.
Tampoco se le ve muy preocupado porque su nombre aparezca en la galería de peligrosos, a él le da igual. Ya no es un niño, ahora se ha convertido en un hombre sin piedad. “El Rafita” se llama Rafael García Fernández, pero todavía no es un hombre, para serlo en su plenitud tendría que pedir perdón por lo que le hizo a Sandra y reconducir su vida. La repugnancia que provocan sus actuaciones es sólo comparable al miedo que sentirá María del Mar Bermúdez cada vez que vuelve a las noticias el nombre de este tipo.

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Limusina a la parrilla

enero 18th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A la centenaria Gran Vía madrileña sólo le faltaba una limusina en llamas, pues ya la tiene en su álbum de estampas insólitas en la que también se cuenta el toro que estoqueó el diestro Fortuna con el sable de un municipal. Aquello ocurrió el 28 de enero de 1928; la limusina se ha quemado casi en el mismo sitio ochenta y dos años después. Por lo tanto la culpa la tiene el mes de enero. Ya le pueden dar el título de vía de los pasmos, todo lo que ha pasado en Madrid de referencia ha ocurrido allí, desde el desfile en descapotable de Franco con el presidente Eisenhower al coche-falla pasando por el toro y por los artistas de cine que han estrenado película. El epicentro del “mapamundi de Madrid” está en La Gran Vía donde igual se organiza un congreso de top manta que se puede disfrutar de una limusina a la parrilla, (“la voiture flambé” diría un turista francés).
La leyenda urbana atribuye a las limusinas la mayor de las lujurias rodantes, buena parte del mito se alimenta por sus cristales tintados tras los que se vislumbra una Sodoma de champán en zapatos de tacón y risas alocadas de cosquillas en la palanca de cambio. Y va a ser verdad que se trata de un vehículo caliente porque ha salido ardiendo como si fuera un anuncio del infierno. El placer nunca fue una materia ignífuga ajena a las chispas, ¡ni mucho menos!
Alegra saber que los coches grandes, los más llamativos y caros se calientan como aquellos seiscientos que otrora atascaron las calles de Madrid. Escaso consuelo para el dueño de la limusina pero una circunstancia que iguala al lujo rodante con los humildes pelotillas del asfalto. Ya lo dice Pere Navarro que hay que vigilar el estado del vehículo antes de salir del garaje, consejo que vale para un motocarro y para el coche de un futbolista que suele tirar a ovni rodante. Nunca fue bueno un calentón, y menos cuando se origina como éste en el asiento de atrás.

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