Entradas etiquetadas como ‘opinion’


Buenos días, señora presidenta

septiembre 10th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Por si aún llegaran a tiempo estas letras antes de que le reciban en La Moncloa, le envío algunas sugerencias a modo de guía espiritual. En primer lugar, pudiera suceder que el GPS de su coche tuviera borrada de la memoria el palacio de La Moncloa, (las cosas se estropean por el desuso). Pero es muy fácil, créame; usted sale de Sol y la quinta zanja de Gallardón siempre dirección oeste, no tiene pérdida. Esté al loro porque igual le han cambiado el nombre y figura como Le Palais du bon rollit. Recuerde que Zapatero después de la visita de Fillon se ha lanzado a recitar a Baudelaire con descaro. No estaría mal aparecer con un traductor; si él con el primer ministro francés estuvo a punto de causar una crisis, (con aquello de que se había arrepentido de regularizar inmigrantes), en su caso tampoco crea que hablar el mismo idioma le va a facilitar las cosas. Ni de cogne.

Si no entiende una frase usted levanta la mano, como en el colegio, y que se la repita. El presidente está en la etapa zen de su crecimiento espiritual y abusa de los adverbios de manera peligrosa, «enormemente», «eficazmente», «puntualmente», etc… (paciencia porque lo está dejando). Tampoco descarte que le lleve a correr por los jardines, así que ponga en la maleta del coche una mochila con las famosas zapatillas que permiten correr sin dejar huella. Y, si en el transcurso de su conversación notara que se extasia, tenga en cuenta que ha dicho que es capaz de leer un informe económico de manera simultánea con un libro de Gamoneda. Prodigio de hombre. Y, a menos de que el dispensario médico de La Moncloa esté abierto, no le pregunte por Solbes para no provocar una subida de tensión arterial. Usted haga como si la crisis hipotecaria fuera cosa de los norteamericanos. Si se pone fatal, y le diera un ataque de liderato, dígale: «Jose Luis, repite conmigo: ¡crecemos al cuatro por ciento, al cuatro por ciento!». Así hasta conseguir que las pupilas recuperen su tamaño.

Fijo que le pregunta por Rato; lleve un power point preparado y como en una mañana no le va a contar lo de Rajoy, usted se lo deja y que se lo aprenda en un par de tardes. No intente explicarle lo del número dos en su partido porque otra vez hay que avisar al sanitario. Si puede, pregúntele por la señora Alvarez, por qué mantiene ese cráter inactivo en la Puerta del Sol, ¿es una conexión subterránea con Pekín sur? A lo mejor es cierto que el Gobierno central invierte mucho en Madrid, pero todo va a parar a ese enorme desconcierto de agujero coronado por una valla: «Disculpen las molestias, estamos trabajando por ti». Que le aclare si el tuteo es parte de la Educación por la Ciudadanía, o falta de concordancia sintáctica. Y suerte.

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Promesas, ladrillos y desencantos

septiembre 9th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Una gran parte de la política se dedica a glosar la gloria del señorito/a que defiende, así podemos encontrar unas loas tipo Mio Cid en muchas administraciones. Glosas que se dividen en cánticos televisivos, misas solemnes parlamentarias, incienso diverso y retratistas de cámara. Otra parte se dedica a colar mensajes bajo cuerda a los medios de comunicación, (aceptemos que es periodismo del que dice que investiga), y una parte no tan pequeña mezcla el futuro con trucos de Juan Tamariz. A ese último sector pertenecen las promesas preelectorales, cuidado con ellas porque tienen efectos secundarios, entre ellos el desencanto. El campeón del mundo es el presidente andaluz, si por Chaves fuera todas las casas de Andalucía tendrían ascensor, las amas de casa una paga y el genio de la lámpara les haría la cama a los jubilados cuando juegan a las cartas. Lo último es la vivienda gratuita. Tururú.
El Ministerio del ladrillo es uno de los arcanos mayores de Zapatero, existe pero nadie sabe bien cómo se manifiesta. Y de aquí a los próximos seis meses va a participar en la política de promesas fantásticas, así que por ofrecer que no quede, vamos que nos vamos. Podemos montar una gran tómbola nacional con todas las ofertas gubernamentales y que la presente Lorenzo Milá. Gran parte del encanto de la mentira está en que el engañado se deja timar, pero no lo reconoce. Este verano pude asistir a los trucos de magia en un hotel de la costa que realizaba el mago Ambrosio, el tipo era muy bueno, pero luego me pidió si tenía unos cables porque no le arrancaba la batería del coche. Ahí me di cuenta, no sin cierta decepción, de que no hay truco infalible.
A Solbes se le ha puesto cara de tsunami y todavía el mar ni se agita. En el centro de prevención de huracanes del Caribe no se atreven a fijar la intensidad de la crisis que viene, (puede ser del uno al cinco). Quizá no sea tan fuerte, pero escuchando tronar a Rajoy uno puede pensar que está en peligro el crecimiento de por vida y que las carrozas se volverán calabazas y los caballos ratones, como en el cuento de Cenicienta. Pero lo cierto es que España crece al cuatro por ciento que es más de cómo lo hace nuestro entorno. Quizá le hiciera falta a Solbes fichar al mago Ambrosio para que le diera alegría a sus comparecencias públicas.
Me han dicho que en la farmacia venden una vacuna que sirve para prevenir la fiebre de promesas electorales. Lo mejor es no caer en la tentación y guardar cautela. El piso para todos no lo consigue ni el mago Ambrosio, y mira que el puñetero era bueno porque en las mangas tenía más palomas que un campanario.

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Facturas artesanales

septiembre 5th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La televisión cubana emite un programa que es mitad comedia, mitad científico, en el que se narran las experiencias sexuales con naturalidad. No resulta lo mismo hacer un programa en España con la doctora Ochoa, (a la que se le ponían las orejas rojas cuando alguien decía ?erección?), que en el Caribe donde el ?chingar? nunca se va a acabar.
La dueña del consultorio es la doctora Rosa Matriz y a ella acuden las abuelas que tienen problemas con sus nietos adolescentes, iniciados al asunto palillero, o las parejas que no consuman con acierto, y hasta las que consuman con excesivo acierto lo que les lleva al desollamiento carnal.
Dar consejos sexuales en televisión es muy difícil porque el medio se presta a caer en la vulgaridad, para esas cosas es mejor la radio. En la España donde en las peluquerías había canarios en jaulas, los consejos los daba doña Elena Francis que era un híbrido intelectual entre Isabel Tocino y el padre Apeles. A pesar de sus indicaciones la gente pecaba con toda la intensidad que podían, y lo hicieron hasta después de morir Franco, (¡y quién sabe si con el general de cuerpo presente!). A efectos pasionales hemos sido el Caribe de Europa incluso cuando no se podía ir contra el sexto mandamiento. Cada uno a lo suyo, los norteamericanos a buscar vida en la galaxia y nosotros a encontrar el punto G.
Un programa como el de la doctora Rosa Matriz, en España, tendría su encanto. Podría presentarlo Trillo en plan maniobras al amanecer, o Rosa Díez que está liberada de militancia. Es decir, sin sostén.

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Siempre hubo clases

septiembre 5th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Alguien decía que en política de todo se habla en pasado, que se lo digan a Hernández Mancha y a Vestrynge, (o a Isabel Tocino). Todos ellos estaban destinados a hacerse con el timón de la derecha cuando el ?viejo? Fraga se retirase y por ahí anda don Manuel opinando de lo que haga falta y echando un poquito de gasolina donde había unos humildes rescoldos.

Ahora que a Aznar le han ofrecido dar clases de liderazgo en una Universidad mejicana, (¿acabarán los mejicanos hablando catalán en la intimidad?), es el momento de plantearnos qué harán los actuales dirigentes madrileños cuando pase la guerra de sucesión. Porque siempre hubo ?clases?, docentes me refiero, y podemos asistir a cómo cada uno de ellos acepta un puesto en la universidad.
No sería descabellado pensar que Gallardón tuviera una oferta para dar clases de autoestima popular, y Esperanza Aguirre otras de controladora aérea a la que no se le escapa ni el vuelo de un milano en Galapagar.

Si la salida a la política es la docencia, (previo paso por la decencia), podemos ir haciendo una quiniela con nuestros actuales dirigentes regionales. No ocurra que luego vienen de Méjico a descubrirnos quién es el líder aquí, con permiso de Rajoy.

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El hombre del verano

septiembre 3rd, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Pues no sabíamos que el consejero de Deportes, Alberto López Viejo, también fuera «guardaespaldas de Aznar». Tan aventurada descripción viene en las memorias de Pipi, (perfecta onomatopeya para un amante), Estrada, una biografía ilustrada con álbum de fotos a todo color que publica «Interviú». Con permiso de los intentos de Gallardón por sacar la cabeza por encima de la tapia de agosto, las memorias de Estrada han sido el culebrón del verano, y con la presencia de López Viejo se enriquecen aún más. Según Pipi, el ahora consejero de Deportes tenía una gran amistad con Terelu, y en cierta ocasión amenazó con llamar a su amigo López Viejo para que le «sacara de allí a bofetadas», (sic). El «allí» era el hogar marital y las tortas se supone que iban a dar a la cara de Pipi que anduvo ágil de reflejos y se libró. El caso es que Terelu, o Pipi, o el momento de calentón que sufrió el autor durante la redacción de la biografía, ha confundido nombres, cargos y habilidades. No sabemos si López Viejo es cinturón negro, o domina el arte de la escoba tras su paso como responsable de Limpieza Urbana del Ayuntamiento de Madrid, lo cierto es que nunca fue guardaespaldas de Aznar quizá porque no era tan bajito. Y tampoco consta que tuviera una empresa de mamporros a domicilio, u otra de cazafantasmas, que tan bien le hubiera venido al locuaz Estrada.
Descartada la presencia del consejero entre los hombres de negro que acompañaban al entonces presidente del Gobierno, nos quedamos con un dato que parece cierto: la amistad entre el consejero y Terelu. Para saber hasta dónde llegó y cuán profunda quedó grabada, deberíamos ver el hombro de López Viejo para comprobar que no lleve I Love Terelu tatuado en un hombro, costumbre que es habitual entre las señoras que dejan huella. Por lo tanto urge pregunta parlamentaria acerca de si hubo amistad, más que amistad o hasta donde corrió la tinta (del tatuaje). Y lo que es mejor, y aquí aparece la gran duda del verano: ¿Sabrá López Viejo, de primera mano, las habilidades amatorias de Pipi Estrada?, ¿Será la persona que conozca si en realidad fueron «nueve» las descargas pasionales que hubo en aquella pareja en los días de furia horizontal española? Nueve polvos no se pueden ocultar a un amigo, es más, después de esa actividad sexual hay que dar una rueda de prensa para explicar los detalles.

Y en el hipotético caso de que hubieran alcanzado esa meta, ¿tendrá el consejero pensado una medalla con la que premiar a la pareja? Ahora que buscamos un Madrid de espíritu olímpico hemos encontrado a unas personas que baten récords en la intimidad, que son comidilla y envidia regional. Es posible que Madrid olvide a sus héroes pero no puede pasar por alto a los que llegaron al noveno, (cuando lo habitual es que la gente no pase del segundo piso, en la 13 Rue del Desenfrene).

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El nuevo callejero madrileño

septiembre 1st, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Umbral, Polanco, Emma Penella y Gabriel Cisneros están en el taller, ahí pulen las placas que lucirán en forma de calle de aquí a la eternidad. Gabi Cisneros era un tipo entrañable y seguro que no le va a importar dónde le pongan, lo suyo fue dialogar siempre, no estaría mal que su dirección acabara en una plaza que sea confluencia de opiniones y lugar de reunión. A Emma Penella le gustaban la risa y la escena, por lo tanto cualquier calle orientada al Oeste y que tenga luz, mucha luz, (una continuidad del último verso que se encontró en el bolsillo de Antonio Machado: «Estos días azules y este sol de la infancia»).

No tengo ni idea de dónde pondrán la calle Francisco Umbral, pero allí se debería mudar el café Gijón para fijar nueva residencia. Café Gijón en Umbral, número 1 sería una greguería del gusto de Ramón Gómez de la Serna al que tanto escribió Umbral por haber sido el mejor surrealista que calcó Madrid en 100 escopetazos certeros de ingenio. La calle de Umbral debe tener unos árboles de hoja giratoria (no caduca), que te sigan al caminar porque la curiosidad impertinente es alimento de cronista. Una calle parisina donde las tatas de familia bien saquen a pasear caniches con jersey; por supuesto, que mire a la sierra para usar bufanda 10 meses al año. Y, luego, está la calle Jesús de Polanco que si por el entusiasmo del alcalde fuera la colocaba sustituyendo a la calle Mayor, pero por el momento con las calles de Madrid no se pueden hacer opas, ni son susceptibles de perder su categoría postal.

También pudiera ocurrir que por culpa del «fuego amigo», que tanto preocupa a FG (es Felipe González y lo escribo así en homenaje a Umbral, aunque a los lectores más jóvenes les suene más ZP, pero me refiero a los tiempos en los que FG gobernaba creyendo que su sustituto aún estudiaba COU), pusieran la calle Jesús de Polanco donde están los estudios de La Sexta. La maldad no tiene límite y la falta de oportunidad, tampoco. No descartemos que haya alguien que se siente en un pajar y se clave la aguja del cuento, es un riesgo que deben asumir quienes salen al campo los domingos.

Nunca, que en ningún caso se crucen las calles Francisco Umbral y Jesús de Polanco porque haría un viento de la leche, un frío incluso en el julio más enrojecido. Por lo demás, habrá que actualizar el navegador de los taxis, pero como la imaginación no se descarga a través de un puerto USB, podemos suponer cómo sonaría esa voz metálica diciendo: «Entre a la calle Polanco y al fondo a la izquierda gire por Libertad hasta llegar a Francisco Umbral». Sería un homenaje continuo a la Transición española, pero con semáforos y paso de peatones.

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La parra

agosto 31st, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Decía el anuncio: ?hay otros mundos?, (lo cuál te lleva a pensar si estarás en el acertado). Menos mal que lo remataba: ?pero están en éste?, (es decir, que si no has encontrado un mundo mejor es porque eres un completo bobo, todo es ponerse a buscar y ya verás).

La presidenta regional parece estar instalada en el mundo de las ideas de Platón, y cuando baja a la realidad del mundo de las cosas no se encuentra, algo bien distinto a decir que esté perdida. A veces, andar extraviado es la mejor forma de descubrir un camino diferente y mejor. Si Jardiel escribió que Eloisa estaba debajo de un almendro, un dramaturgo moderno podría decir que Esperanza Aguirre está debajo de una parra, que es lugar de agradable sensación atmosférica. Bajo las parras el tiempo se detiene y la sombra se vuelve plácida; si las casas de protección oficial tuvieran parras en lugar de tendederos, la gente sería mucho más feliz.

Por eso la presidenta confundió a Tomás Gómez con un agente forestal. Un equívoco producto del ?parrismo?, nada a tener en cuenta, no es grave. En mi pueblo cuando alguien está con el ?parrismo? se le dice: ?¡lástima de hombre!?, y se le tiene compasión, eso sí con algo de cachondeo interno también, pero ya se sabe como son los pueblos de Andalucía.

Tendría su gracia que, llevada por el ?parrismo?, la presidenta creara el premio de poesía ?Tomás Gómez? y que fuera a parar a manos del poeta desconocido. Eso sí sería un acción poética en condiciones, como las que daban los autores de los setenta cuando irrumpían en el metro de París para leer en alto a Verlaine.
Hay cuerpos celestes, cuerpos danone, cuerpos soberbios y cuerpos transparentes.

¿Quién es Tomás Gómez?, se pregunta doña Esperanza. Y uno no se atreve a responder porque no es fácil acotar quienes somos, de dónde venimos y si habrá sitio para aparcar cerca del Calderón.
El ?parrismo? es la primera epidemia del curso 2007/2008, luego vendrán los constipados. En ambos casos no hay vacuna sino algo de prevención, y llegado el caso mucha paciencia.

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‘Le mal entendu’

agosto 30th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los que somos de la generación de Zapatero sabemos que con aquel bachiller que nos dieron no se puede vacilar mucho.
Con el griego que nos enseñaron no paras un taxi en Atenas, con el latín no pasarías del verbo sum (incluso hay quien confunde La guerra de las Galias con La Guerra de las Galaxias), y con el francés uno va justito en un bistró de Perpiñán. Al efecto se creó un negocio paralelo que fueron las academias de idiomas, pero Zapatero no debió ir, de ahí la petite confusión.

Monsieur le president se reunió en julio con Fillon pensando que con su francés podía tratar asuntos de Estado.

Negociar temas importantes en otra lengua tiene sus peligros obvios, luego llega le mal entendue. Imaginemos la escena: «Fran-çois, je suis Zapatier, ton ami», y Fillón ojiplático como en si fuera Toro Sentado charlando del Tomate con el general Custer. «¡Qué me dis, Zapatier!»… pudo haber sido peor, nos podían haber quemado unos camiones como hacían antes.

De ahí la importancia de la figura del traductor, que es la persona capaz de trasladar el pensamiento de un idioma a otro (incluso en caso de no haberlo). Luego pasa que uno cree que con charletas de ascensor se puede hablar del proceso de regularización de inmigrantes y el resultado es penoso, très patetique.

Hay que hacer como John Wayne que llevaba un indio con una chaqueta con flecos para que le fuera traduciendo a los apaches, y llegado el caso le servía para que supiera cuánto tardaba en llegar el tren con sólo poner la oreja en la vía. A ese indio lo mató el cine y el tren de alta velocidad.

El desencuentro idiomático avala la tesis de que mejor que nos llevemos mal con Bush, un diálogo entre Zapatero y el presidente estadounidense llevaría a que nos quitaran Cuba, otra vez. Por lo tanto, urge que Bush comience a estudiar español si quiere iniciar los contactos.

Con los momentos sublimes de la reunión con Fillon se hacen unos deuvedés que arrasarían en los quioscos, el coleccionable De bon rollit. Pero nos vamos a quedar con las ganas, es otro misterio más de este verano que dobla entre desmentidos y aclarados, como el Expediente X de la Biblioteca Nacional (¿es que hay investigadores que se comen las páginas de los códices, como las cabras?).

Pas de problème, se le echa la culpa a Regàs y sanseacabó, o a Fillon, que no se entera de nada el tío, y mira que se lo dijo bien clarit.

Con los presidentes y con las cabras hay que medir las palabras porque te pueden arruinar años de cultura de un solo bocado.

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Umbral

agosto 29th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El se hubiera redactado un obituario mejor que nadie: con estilo, con citas, lleno de anécdotas y fundamentalmente cachondo. Si en este oficio se aplicaran las estadísticas de la NBA, Umbral habría sido el jugador más regular, el que es capaz de sacar de la muñeca una frase que nadie espera y dejarte con la boca abierta. Sólo los elegidos pueden trabajar la columna diaria con honestidad y encima con sorpresa. Era, al mismo tiempo, obrero de las letras y artista de las mismas; escribía a los 70 con la insolencia de cuando llegó de Valladolid a beberse Madrid. Todos los que hemos venido de fuera hemos querido ser Umbral, aquel escritor de periódicos que asombraba con su enorme capacidad de contar la vida con sólo bajar a comprar el pan.
Un día Carmen Rigalt me contó que, asombrada por su capacidad sin límite, le había dicho «Paco escribes como meas», así a modo de homenaje hídrico, (la metáfora rigalina no le hizo gracia, porque semejante hallazgo se le tenía que haber ocurrido a él, que era el equilibrista de las definiciones). Pero es que además clavaba los adjetivos como el lanzador de cuchillos del circo, sorprendía con una línea como el mejor mago del mundo, y usaba exuberancia tropical, (que viene de tropo). Antes de que existiera Google, el gran buscador de internet, Umbral se había tomado el trabajo de ingerir las obras completas del 27; las tenía clasificadas como el entomólogo guarda en vitrinas a sus mariposas. Pero un autor sin su circunstancia es un muñeco de cera, por eso se preocupó en explorar en sus biografías hasta redactar catálogos imprescindibles de los escritores del siglo XX. Citaba a Ruano, a Ridruejo y a Lorca con la facilidad que recreaba una anécdota de misses. Y todo en un mundo propio donde convivían las siglas con los sustantivos.

Que me disculpen la osadía pero creó un estilo contagioso, se convirtió en una marca blanca de sí mismo. Y así como en Umbral había mucho de Quevedo, Umbral en la música es Joaquín Sabina, Umbral en la crónica canalla es Angel Antonio Herrera, Umbral en la tribuna del Congreso es Raúl del Pozo. Y vaya usted a saber si Umbral en los ruedos es José Tomás. Por lo tanto su energía literaria ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

En el lenguaje taurino fue el columnista que se pasó la actualidad más cerca de la taleguilla sin mover los pies del suelo, (ETA, Gal, fondos reservados, choriceo malayo, y restos de serie que componen el PIB de la caverna nacional). Ya me hubiera gustado contar con él para que viniera a El Mundo en Portada, programa de televisión que cada noche hacemos en Veo TV, pero era mucho para ser un tertuliano. Sería como discutir de teología con San Agustín.

Va a ser difícil echarle de menos porque el legado en libros y en columnas publicadas en EL MUNDO, es impresionante. Sin él no se entiende Madrid; ya sé que su última voluntad es ser polvo, (de nuevo Quevedo), pero si tuvieran un par lo deberían enterrar en la cripta del Café Gijón, para que pudiera disfrutar de las piernas de las gachises que bajaran a verlo.

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Naufragios e incendios

agosto 28th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No hay nada como alertar de una catástrofe para provocar otra, por eso Gallardón adelanta el naufragio de Rajoy para luego provocar el incendio del verano. Los satélites espaciales han captado el humo procedente de Grecia y también de la Casa de la Villa, (sede provisional del Ayuntamiento madrileño). Gallardón tiene tendencia a vivir el frenesí de la política de paso: de cargo en cargo y de despacho en despacho. El mes que viene inaugura sede monumental en el antiguo Palacio de Correos, un edificio para invitar a Sarkozy sin que le dé la nostalgia del Elíseo.
Los planos son espectaculares: vidrieras lustrosas, mármol en el patio de operaciones y espacios diáfanos. Igual se ha buscado un despacho cerca de la COPE para coincidir (en algo) con Jiménez Losantos, en el caso improbable de que salieran juntos a tomar café. Con el pedazo de despacho que va a tener Gallardón no sé para qué quiere ser el número dos de Rajoy, en todo caso sería entendible si fuera al revés. No se descarta que en el impresionante hall instale una caseta de tiro bajo el epígrafe de: «¿Quiere ayudar a Rajoy?, un euro, tres disparos», gana el que tumbe más patos que fuman puros.

El naufragio que acabó en incendio es otra de las consecuencias de la política del «quítate tú pá ponerme yo», (como escribió el salsero), o el resultado de presentarse a cenar en casa de Abraham García con una tortilla de patatas, por si acaso. Lo extraño es que al alcalde de Madrid le han sorprendido las reacciones de su jugada, medida con tiralíneas y pulso al ralentí; se cree víctima del principio de que toda buena acción no debe quedar sin su justo castigo. ¡Cómo no va a contar con él Rajoy, con lo gana elecciones que es él!, (dejemos a un lado el enojoso asunto de que se presentaba bajo las siglas del PP… bagatelas, está convencido de que él solito habría ganado cinco Tours con una bicicleta plegable). Camps, Barberá y Aguirre son unos amateurs de la política comparados con el súper alcalde Alberto. A su manera, el general Madbuh pretendió ayudar a su rey, Mohamed VI, en el verano de 1971 y provocó el asalto al palacio de Sjirat. Salvadas las distancias -no hay armas de por medio- en este caso el palacio, (el de Cibeles), no lo tiene Rajoy. El episodio de Sjirat acabó provocando la reacción contraria: el rey cortó cualquier intento de aperturismo y laminó a los disidentes, quizá en venganza por haber permanecido retenido durante tres horas en las letrinas, un lugar donde se mustia una corona. Madbuh calculó mal el impulso y en lugar de saltar la tapia se fue directamente al otro foso.

Si no lo ven claro en Génova, ellos se lo pierden, pensará. Y de nuevo entra en periodo lacónico de mustia melancolía principesca; según Ortega todo esfuerzo inútil provoca ese estado de ánimo. Debe ser muy incómodo vivir en el exilio interior, en ese mundo donde todos se equivocan menos uno. Para sus ambiciones la Castellana se queda estrecha, incluso algo modesto el nuevo Ayuntamiento.

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