Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Entre todos los oficios peligrosos que se pueden realizar en este mundo, sin duda que el más arriesgado, es el de Rey Mago. Atravesar desiertos lejanos y las peores zonas en conflicto del mundo, tiene mérito. Ya podrían venir del este, y en ese caso lo tendrían más fácil. Unos Reyes Magos que llegaran desde el Caribe lo único que deberían temer es al ?jet lag?, a que les perdieran las maletas, o al cocinero que prepara el desayuno en esos hoteles que pregonan ?el todo incluido?, (y donde hasta la tortilla es de garrafón). En cambio el viaje desde oriente es lo más difícil que se le puede pedir a nadie, han tenido que atravesar Irak, Siria, Jordania y Cisjordania, menos mal que los camellos no son detectados por los radares militares y que el tráfico de beduinos está libre de las restricciones de paralelos que imponen la ONU.
A los Magos hay que agradecerle su puntualidad en el calendario y que no se hayan acogido a la prejubilación, (la historia sagrada habría sido muy diferente). Pero viendo la cantidad de cajas que salen esta mañana por los portales, nos podemos preguntar si los Magos podrían hacer un servicio completo que incluyera la recogida de bártulos inservibles de años anteriores y el reciclaje de la paquetería que hemos abierto de forma apresurada. Realmente la magia alcanzaría cotas de milagro si pudiera recoger cajas, cartones y lazos que han caído en la batalla de la gran ilusión de enero. Pasan los años y los Reyes Magos no son capaces de unificar los regalos en envoltorios que sean fáciles de abrir; al contrario, parece que cuantos más nudos tenga la cuerda mayor placer experimentan los pajes.
Tampoco estaría mal que el Ministro de Trabajo, Jesús Caldera, les rogara a Sus Majestades que dejasen los juguetes armados y con pilas. No hay mayor frustración para un padre que enfrentarse al ensamblaje un juguete en la mañana del 6 de enero. ¡Hay que ver la mala idea que tienen los Magos: a los críos les dejan un fuerte que hay que construir como si en cada padre viviera un arquitecto Calatrava, y a los padres les dejan colonias con abre fácil!, ¡no es justo! Y, en cuanto a las pilas, uno terminan quitándose a la radio de la cocina para que pueda gruñir una cabeza de mono.
Es meritoria su constancia en la entrega y su fe en la ilusión colectiva. Así como otros han suspendido el París-Dakar por las amenazas terroristas, ellos continúan con su tráfico de regalos y sin importarle el rigor climático de estas fechas, (los camellos no tienen calefacción).
Melchor, Gaspar y Baltasar, los únicos reyes en los que pueda confiar un republicano. Tres pirados que nunca se han cansado de seguir a una estrella.
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