Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El almirante Colón dijo de ella que era ?la tierra más hermosa que los ojos vieron?. Le llaman la isla grande del Caribe. Hasta hace cien años fue una provincia más de España en cuya capital se conserva el palacio del gobernador español como si fuera a regresar en cualquier momento. En Cuba se habla, se canta, se siente y se come en español. Por lo tanto, emocionalmente, Cuba sigue siendo una provincia de España y como tal espera que le prestemos la atención que merece.
Hay tanto de español en Lezama Lima como en Federico García Lorca. Vaya usted a saber por qué mantenemos relaciones afectivas que sobrepasan gobiernos y generaciones. A pesar de la distancia geográfica Cuba es esa otra parte del territorio ?gallego? por la que sentimos una enorme simpatía. Y de cómo gestionemos la sucesión de Fidel Castro dependerá nuestra capacidad para prolongar la hermandad en el tiempo. Decía Cabrera Infante que a España el tiro le ?iba a salir por la mulata?.
Hay que romper la doctrina Monroe para convertirla en un ?Cuba para los cubanos?, e impedir que Estados Unidos acuda al reparto del botín. Hay que evitar que la música enlatada acabe con los grupos de música improvisados. Sólo el realismo mágico de la zona es capaz de hacer que Mozart suene en un contrabajo metido en la arena hasta que sube la marea.
Desde Key West, en Florida, no se ve Cuba a pesar de ser el punto más cercano, pero se intuye. Quizá desde Madrid sea desde donde mejor se vea La Habana, y en Cádiz donde se le recuerda con nostalgia marinera. Tantos años de barcos que vinieron cargados nos dejaron este son.
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