(“OTR“/EUROPA PRESS, miércoles 17 de julio 2013)
Todo es cuestión de cálculos y a ciertas horas conviene no meterse en matemáticas, lo dice el Ministerio del Interior que previene a los jóvenes británicos en contra de esa moda suicida de saltar de los balcones a las piscinas de los hoteles. De vez en cuando el cálculo se hace a la ligera y en lugar de una bomba cayendo al agua se escucha el crujir de un esqueleto deshuesado contra el hormigón; fatal sin duda.
Nos podríamos preguntar si el PP ha calculado el daño que le puede hacer Bárcenas y si le están dando la respuesta adecuada a la amenaza o han optado por hacer “balconing” ante el peligro, a veces la ligereza con la que se despachan las amenazas llevan a pensar que andan sobrados de razones y que este bochorno estival de filtraciones y fotocopias no les afecta cuando algo sí les toca. El malestar a las bravuconadas no se resuelve a lo “Floriano” con una larga cambiada o con una manoletina que por ceñidas siempre resultan muy vistosas, mas si se hacen en el centro del albero. Si nadie en el PP está dispuesto a admitir que hubo pagos oscuros que incluyeron comisiones ilegales entonces se la están jugando en una actividad tan peligrosa como es el “balconing” electoral que luego canta el CIS en las encuestas. El juez será quién diga qué verdad hay en los papeles de Bárcenas pero la oportunidad que tiene el PP de romper con el pasado es histórica, y si ese pasado incluye épocas oscuras de Aznar también. Bárcenas puede mentir en su defensa, está en su derecho, pero el PP se complica la vida y se vincula por desprecio al destino de su antiguo contable. No se trata de una persona que pasaba por allí si no de alguien que conocía el partido desde dentro y que fue premiado con un escaño en el Senado en virtud a los méritos contraídos, (aunque sus méritos se los llevó a Suiza que es dónde mejor cuidan estas cosas). Y lo hizo delante de Arenas, Aznar, Rajoy, de todos los que ahora reniegan de él pero le dejaron actuar porque hubo una época en la que se creyeron elegidos para la gloria e intocables.
El ambiente en Génova es turbio, no hace tanto que Floriano amenazaba con querellarse contra aquellos que publicaran informaciones no adecuadas sobre el PP. Las voces críticas internas de Aguirre o de Vidal Qadras se escuchan filtradas por las paredes, son las primeras pero no las únicas. Lo aconsejable es caminar con casco como si estuvieran puliendo la fachada de las manchas que dejan las palomas capitalinas, a fin de cuentas Bárcenas en este momento es un agente contaminador que va a emponzoñar todo aquello que pueda. El peligro está en el desprendimiento pero no de cascotes si no de la verdad.
Compartir: