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EN LA COLUMNA DE UMBRAL / 23

septiembre 20th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Nota previa.- (Esta mañana fui a por el pan y me dijo el dueño de la tienda que había subido el precio de los cereales. «Los Umbral no os enteráis. ¡Claro, como vais de poetas! Anda, chaval, dilo en casa». Mi panadero cree que todos los que firmamos en esta página somos de la familia Umbral, una sinécdoque que tanto gustaría a nuestro difunto pater familiae).
Desarrollo.- Fatal, me parece fatal que el Gobierno contraprograme con cien medidas económicas los cien días de oro del columnista que se viven en esta página. Cien medidas de choque para callar la voz de los cien (mil) hijos de Umbral, tantos que podríamos cantar el Gordo de Navidad en pantalón corto en razón a nuestra calidad de huérfanos de la prosa. Reducirnos a cifras es como reducirnos a cenizas, toda la oferta económica está muy bien pero para cuándo la oferta en ilusión. A Gramsci se le hubieran picado las muelas al ver que prima el ladrillo por encima de la ideología. Es verdad que las matemáticas son ciencia exacta pero lo que llena un pabellón es la incertidumbre de Gasol cuando se ata el balón a la muñeca; el número pi siempre fue un redicho insoportable. Seamos sinceros: nos pierden las ecuaciones de la carne y los pretéritos imperfectos, dejémonos de leches que también han subido de precio. Escribió Antonio Espina, uno de los grandes en la tertulia del Pombo: «Pensamientos que declaro/ en el bazar tragicómico:/ ¡oh!/ qué triste es lo económico,/ ¡ah! y/ qué hermoso es lo caro».

Para conseguir que el personal no empiece la lectura por la última página de EL MUNDO, la ministra Chacón se vistió de blanco Moncloa y posó de novia de las urnas junto a un Zapatero crupier que jalea las apuestas. Al Gobierno sólo le falta invocar al maestro Vito Corleone y añadir que va a ser una oferta de las que no se pueden rechazar. Todo cheque es voto; por lo tanto hay voto-bebé, voto-diente, voto-alquiler, voto-venta. Es tal el zumbido de la maquinaria de la tómbola que los ministros se alternan para darle ritmo a la pianola, uno sólo no podría, caería exhausto a los pies de sus ofertas. A Solbes le dan unos disgustos horrorosos, y eso que es el único que ve que el rey va desnudo pero la clarividencia jode. Si la bola de cristal indica que el futuro está turbio lo mejor es cambiar de bola, nunca dejes que la realidad te estropee una buena propuesta electoral. A Solbes le llaman Sol-flex porque cuando habla en el Congreso los deja mansos, una capacidad adquirida tras años de ser el contable de Hamelín.

Keynes estaría feliz al escuchar cómo en la barra del bar se habla de economía, de tipos de interés, de balances, de fondos de inversión y del Ibex 35. Así que lo que pueda añadir un columnista es poco más que un comentario marginal, una prescindible nota de color en general incómoda para el poder. Ante la fuerza de la economía el pensamiento poético es un polaco a caballo contra un tanque. Somos poco más que malabaristas de semáforo que actúan cuando el tráfico se detiene.

Recordatorio.- Para mi hermano de columna que mañana baje a comprar el pan… son 10 céntimos más la barra. De nada.

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Triste ejecución sumaria

septiembre 16th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Cree que los padres de Madeleine son culpables? NO

Hasta que no se demuestre lo contrario, los McCann son una gente encantadora, algo distante, pero encantadora. Formalmente, son unos padres de familia que desde hace cuatro meses han metido a unas cámaras en el salón de casa para que les graben, una situación que desesperaría al más pintado, pero ni un mal gesto.

Todos los argumentos que se vierten en su contra pudieran ser aplicados a su favor; decía Sun Tsu que en la debilidad de tu enemigo nace tu fortaleza, y ese enemigo es tan endeble como la sensibilidad de un pelotón de fusilamiento. A Kate McCann, una pandilla de bienpensantes y de tertulianos mediáticos la han lapidado, eso sí, con notable elegancia que está muy feo mancharse las manos de sangre (las piedras se tiran desde lejos). A Kate McCann se le ha construido una sombra de duda que es más extensa que una mancha de chapapote en un mar cristalino. Los hay que ven en ella la mano que sujetaba el puñal en Psicosis, un cruce entre la familia de Norman Bates y la de Rasputin, una más en la baraja de delincuentes peligrosos, la ayudante de laboratorio de Alí el Químico. Lo peor.

En esta ocasión, el cadalso lo han construido los medios de comunicación que han radiado, con exactitud morbosa, los pasos de la familia. Y todo con el detalle de un partido de baloncesto: porcentajes de acierto, los fallos, las faltas intencionadas y los cambios en la defensa. Los McCann han caído dentro de la casa de Gran Hermano sin haber pasado por el casting, directamente los hemos elegido. Y no hay nada más confortable para el personal que encontrar a un culpable.

Todo lo que se pueda decir, en especial los argumentos lacerantes en contra de Kate McCann (Gerry se libra porque es un chico), no son más que opiniones de comadre. Ella ya era una rubia de las que salían en L.A. Confidential antes de viajar a Portugal de vacaciones; no hay más que ver una foto suya en blanco y negro, su peluquero podrá decir desde cuándo lleva ese corte de pelo. La recta final del caso parece que anima a los que pertenecen al club de los «si yo… ya lo sabía», ¿pero qué pasa si la justicia nunca pudiera demostrar la presunta culpabilidad de los McCann? Bien podría argumentar su abogado defensor que si esto es la presunción de inocencia que les cuelguen por los pulgares cuando quieran. Ni siquiera a los asesinos condenados a cadena perpetua se les ha volcado encima tanta bilis.

Hasta este minuto del partido, los McCann lo que han hecho es un largo anuncio para buscar a su hija. Subrayemos: hasta el momento. Luego ya veremos qué dice la Justicia, de seguir con esta presión mediática, hasta la hoguera sería una liberación. Quizá haya un exceso de redobles de tambor en la plaza. Que esperen.

NO

Rafael Martínez-Simancas es periodista y presentador del programa

El Mundo en Portada

, en Veo Televisión. Su último libro publicado es

El tiempo y la memoria

, escrito junto a Julio Anguita.

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El alegre trote de las ninfas

septiembre 15th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hay alegrías de la carne que no se pueden ocultar, y a eso se dedican con especial esmero las cheerleaders del Eurobasket, unas chicas que en un tiempo muerto te levantan a un difunto. Da igual que el marcador sea una castaña o que estemos a tiro de triple; ellas salen, lo dan todo por el deporte y el pabellón sufre una catarsis. A los niños les divierten porque les parecen soldados de calcetín corto, y a los adultos les provocan sonrisas de colegial; más de uno las ve y hormonea, además de atragantarse con las palomitas por no estar a lo que se debe estar. Son un espectáculo por sí mismas, puesto que la música y el vestuario son más bien del género ridiculón, de boda de pueblo. La comparativa con el género masculino sería ver a ocho subsecretarios en pantalón corto saltando con el móvil en la oreja; nada que ver.

En España estamos poco acostumbrados al lujo de la lujuria de las cheerleaders que son un producto marca NBA, de ahí que nos flipen con el pompón, (un artilugio que provoca bizquera). Lo más cerca que habíamos estado de ellas fue en los desfiles de majorettes y en aquellas señoras orondas que sacaba Juanito Navarro en su ballet, (nietas de las famosas alegres chicas de Colsada), hoy todas ellas jubiladas y necesitadas de un plan bucodental urgente de Bernat Soria. Una animadora debe contagiar primavera como si acabara de salir de un cuadro de Boticelli oliendo a colonia de baño, por lo tanto no hay un sindicato que cubra a las ex cheerleaders, ese cargo no devenga derechos pasivos. Para ser chica-pompón es necesario estar en la edad del desafío a la gravedad, cuando las carnes saltan sin que se alteren los meniscos y retornan a su posición sublime y turgente. Hay que ser un poco chica-elástica y no temer a que la pierna estirada se termine saliendo para perderse entre las primeras filas. Luego mucho aerobic y unos 3.500 euros en dentista para que te deje el comedor lustroso, como si fuera de la familia Kennedy por parte de padre. Las mechas y el color trigueño se le suponen como el valor al soldado.

Por su culpa algún alelado no se entera de las indicaciones del entrenador, porque los jugadores también están expuestos a sus radiaciones hormonales. A veces, sucede que luego juegan amistosos fuera de la cancha: ellas viven un amor de altura y ellos un estrés de pareja porque no se conoce a cheerleader que se esté quieta un segundo.

Para siguientes eventos habría que pensar en la creación de un cuerpo nacional de animadoras de baloncesto, por ejemplo aquellas señoras que interrumpían la subasta del Un, Dos, Tres ataviadas de lagarteranas con su pendón. Una suerte de moras y cristianas. Igual a Solbes no le importa ese gasto.

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Venta de billetes

septiembre 12th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En Moncloa hay una ventanilla que dice: «venta de billetes» y si pides uno con destino al centro te hacen descuento y te regalan un libro de postales de España con una flamenca taconeando sobre una lustrosa paella. El funcionario que la atiende tiene órdenes de expedir billetes con alegría, como si a Solbes no le importara el gasto de papel. Zumban las linotipias presidenciales con la nueva cartelería llena de iconos de España: tarjetones, fondos del Consejo de Ministros, cubiletes para los micrófonos, y también en los sobres de azúcar que acompañan al café de las visitas, (aunque a Aguirre sólo le diera agua del Canal). Si Isabel la Católica despertara se encontraría como en casa, tan ricamente entre los tercios de Flandes reeditados para mejor ocasión. Después de aventuras periféricas que dejaron resaca de desengaño toca viaje al interior, una de exaltación de las virtudes patrias y el canto al olmo seco. De ahí a que le saquen brillo a la lápida del almirante Churruca, un paso. Zapatero sabe que un acto de contrición pública le daría un impulso superior al de Asafa Powell cuando faltan 10 metros para cortar la cinta. Si hace falta acompañar a la alcaldesa de Lizartza, irá, a poner la bandera en su mástil que es el símbolo de que las cosas están en su sitio. De repente, los mástiles han cobrado el sentido que el abandono les quitó; hasta ahora a nadie le había importado que fueran un adorno extraño en la plaza de su pueblo. Ahí puede coger a Rajoy todavía convaleciente del éxito de una aclamación, es decir, en la misma parra de la felicidad. No se descarta que Zapatero acompañe a Regina Otaola a misa, ya metidos en ceremonias no hay por qué ponerse límite. Y porque no llega al Corpus de Toledo, o al botafumeiro, porque sino también. El viaje a Lizartza está cantado, y será con toda la ceremonia que merece la ocasión. El amor a España, con eñe, sólo tropieza con el necesario consenso para aprobar los presupuestos, incómodo trámite parlamentario sin duda, pero a estas alturas da más credibilidad un abrazo a Gasol que una llamada de José Montilla a cobro revertido. De repente, el centro se convierte en un pasillo estrecho por el que baja el empuje de Rodríguez Zapatero en forma de riada electoral. El mensaje es: o se apuntan o suben los pies porque esto se va a inundar de contagiosa fe en la victoria. En la ventanilla de «venta de billetes» no dan abasto.

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Dos horas de sofá en el bochorno madrileño

septiembre 11th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aguirre se vistió de rojo Botín para echarle las cuentas al presidente del Gobierno, no sabemos si se quitaron la chaqueta, pero dos horas de sofá en una tarde de bochorno madrileño dan para mucho. Hubo importantes acuerdos y también algo de ballet presidencial, Zapatero se calzó las zapatillas de la Paulova para pasar de puntas por el asunto de las Cercanías. Miedo da pensar que en materia de trenes Madrid será igual que otras comunidades, ojo que nos «catalaniza» porque la gestión no la cede del todo. Que nos iguale en el mal servicio, y en el retraso, mola poco.

En la agenda monclovita de visitas varias se refleja que es el tercer encuentro de Zapatero con Esperanza Aguirre, casualmente esta vez convocado por él, no así los dos anteriores. Tiene su parte de maldad: el mismo día en el que es elegido Mariano Rajoy como candidato oficial a las generales, Zapatero consigue que Aguirre llegue antes a La Moncloa, aunque sea para tomar café con «cercanías», («el presidente es muy simpático… yo también», decía la presidenta para dar unas claves de por dónde fue la reunión, que tuvo parte oficial y también un rincón de la confidencia, que para eso somos presidentes los dos).

Puede que en el terreno del café con secretos y dos tazas de azúcar entraran algunas preguntas sobre la reunión de Génova, o sobre las ambiciones del alcalde de Madrid, pero eso no trascendió. Sabemos que le ha dado la M-40, dos aeropuertos nuevos, la cárcel de Carabanchel para un hospital, (siempre que Interior reciba una propinilla a cambio) y que admitió que en Madrid el Gobierno ha gastado menos que Tarzán en corbatas. A buenas horas deudas verdes.

La proximidad de las generales le lleva a Zapatero a sentir cariño por el atascado; cambio alquitrán de carreteras por votos, y si cuela pues eso. Aguirre se cogió a la promesa y dentro de un mes le presentará por escrito la propuesta de infraestructuras, todas. Si hace falta contrata a un escribano pendolista para que quede con letra currada, le pone un lacre y se la hace llegar con un cartero a caballo.

Ya que lo cogió en caliente no debe esperar a que se le pase la emoción del encuentro, que en política el olvido es inversamente proporcional a las urnas, y lo que ayer fue amistad mañana es distancia olímpica y celos. Por cierto, el agujero negro de la estación en la Puerta del Sol se prolongará hasta el año 2009, con menos tiempo se construyó la pirámide de Keops.

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Buenos días, señora presidenta

septiembre 10th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Por si aún llegaran a tiempo estas letras antes de que le reciban en La Moncloa, le envío algunas sugerencias a modo de guía espiritual. En primer lugar, pudiera suceder que el GPS de su coche tuviera borrada de la memoria el palacio de La Moncloa, (las cosas se estropean por el desuso). Pero es muy fácil, créame; usted sale de Sol y la quinta zanja de Gallardón siempre dirección oeste, no tiene pérdida. Esté al loro porque igual le han cambiado el nombre y figura como Le Palais du bon rollit. Recuerde que Zapatero después de la visita de Fillon se ha lanzado a recitar a Baudelaire con descaro. No estaría mal aparecer con un traductor; si él con el primer ministro francés estuvo a punto de causar una crisis, (con aquello de que se había arrepentido de regularizar inmigrantes), en su caso tampoco crea que hablar el mismo idioma le va a facilitar las cosas. Ni de cogne.

Si no entiende una frase usted levanta la mano, como en el colegio, y que se la repita. El presidente está en la etapa zen de su crecimiento espiritual y abusa de los adverbios de manera peligrosa, «enormemente», «eficazmente», «puntualmente», etc… (paciencia porque lo está dejando). Tampoco descarte que le lleve a correr por los jardines, así que ponga en la maleta del coche una mochila con las famosas zapatillas que permiten correr sin dejar huella. Y, si en el transcurso de su conversación notara que se extasia, tenga en cuenta que ha dicho que es capaz de leer un informe económico de manera simultánea con un libro de Gamoneda. Prodigio de hombre. Y, a menos de que el dispensario médico de La Moncloa esté abierto, no le pregunte por Solbes para no provocar una subida de tensión arterial. Usted haga como si la crisis hipotecaria fuera cosa de los norteamericanos. Si se pone fatal, y le diera un ataque de liderato, dígale: «Jose Luis, repite conmigo: ¡crecemos al cuatro por ciento, al cuatro por ciento!». Así hasta conseguir que las pupilas recuperen su tamaño.

Fijo que le pregunta por Rato; lleve un power point preparado y como en una mañana no le va a contar lo de Rajoy, usted se lo deja y que se lo aprenda en un par de tardes. No intente explicarle lo del número dos en su partido porque otra vez hay que avisar al sanitario. Si puede, pregúntele por la señora Alvarez, por qué mantiene ese cráter inactivo en la Puerta del Sol, ¿es una conexión subterránea con Pekín sur? A lo mejor es cierto que el Gobierno central invierte mucho en Madrid, pero todo va a parar a ese enorme desconcierto de agujero coronado por una valla: «Disculpen las molestias, estamos trabajando por ti». Que le aclare si el tuteo es parte de la Educación por la Ciudadanía, o falta de concordancia sintáctica. Y suerte.

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El hombre del verano

septiembre 3rd, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Pues no sabíamos que el consejero de Deportes, Alberto López Viejo, también fuera «guardaespaldas de Aznar». Tan aventurada descripción viene en las memorias de Pipi, (perfecta onomatopeya para un amante), Estrada, una biografía ilustrada con álbum de fotos a todo color que publica «Interviú». Con permiso de los intentos de Gallardón por sacar la cabeza por encima de la tapia de agosto, las memorias de Estrada han sido el culebrón del verano, y con la presencia de López Viejo se enriquecen aún más. Según Pipi, el ahora consejero de Deportes tenía una gran amistad con Terelu, y en cierta ocasión amenazó con llamar a su amigo López Viejo para que le «sacara de allí a bofetadas», (sic). El «allí» era el hogar marital y las tortas se supone que iban a dar a la cara de Pipi que anduvo ágil de reflejos y se libró. El caso es que Terelu, o Pipi, o el momento de calentón que sufrió el autor durante la redacción de la biografía, ha confundido nombres, cargos y habilidades. No sabemos si López Viejo es cinturón negro, o domina el arte de la escoba tras su paso como responsable de Limpieza Urbana del Ayuntamiento de Madrid, lo cierto es que nunca fue guardaespaldas de Aznar quizá porque no era tan bajito. Y tampoco consta que tuviera una empresa de mamporros a domicilio, u otra de cazafantasmas, que tan bien le hubiera venido al locuaz Estrada.
Descartada la presencia del consejero entre los hombres de negro que acompañaban al entonces presidente del Gobierno, nos quedamos con un dato que parece cierto: la amistad entre el consejero y Terelu. Para saber hasta dónde llegó y cuán profunda quedó grabada, deberíamos ver el hombro de López Viejo para comprobar que no lleve I Love Terelu tatuado en un hombro, costumbre que es habitual entre las señoras que dejan huella. Por lo tanto urge pregunta parlamentaria acerca de si hubo amistad, más que amistad o hasta donde corrió la tinta (del tatuaje). Y lo que es mejor, y aquí aparece la gran duda del verano: ¿Sabrá López Viejo, de primera mano, las habilidades amatorias de Pipi Estrada?, ¿Será la persona que conozca si en realidad fueron «nueve» las descargas pasionales que hubo en aquella pareja en los días de furia horizontal española? Nueve polvos no se pueden ocultar a un amigo, es más, después de esa actividad sexual hay que dar una rueda de prensa para explicar los detalles.

Y en el hipotético caso de que hubieran alcanzado esa meta, ¿tendrá el consejero pensado una medalla con la que premiar a la pareja? Ahora que buscamos un Madrid de espíritu olímpico hemos encontrado a unas personas que baten récords en la intimidad, que son comidilla y envidia regional. Es posible que Madrid olvide a sus héroes pero no puede pasar por alto a los que llegaron al noveno, (cuando lo habitual es que la gente no pase del segundo piso, en la 13 Rue del Desenfrene).

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El nuevo callejero madrileño

septiembre 1st, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Umbral, Polanco, Emma Penella y Gabriel Cisneros están en el taller, ahí pulen las placas que lucirán en forma de calle de aquí a la eternidad. Gabi Cisneros era un tipo entrañable y seguro que no le va a importar dónde le pongan, lo suyo fue dialogar siempre, no estaría mal que su dirección acabara en una plaza que sea confluencia de opiniones y lugar de reunión. A Emma Penella le gustaban la risa y la escena, por lo tanto cualquier calle orientada al Oeste y que tenga luz, mucha luz, (una continuidad del último verso que se encontró en el bolsillo de Antonio Machado: «Estos días azules y este sol de la infancia»).

No tengo ni idea de dónde pondrán la calle Francisco Umbral, pero allí se debería mudar el café Gijón para fijar nueva residencia. Café Gijón en Umbral, número 1 sería una greguería del gusto de Ramón Gómez de la Serna al que tanto escribió Umbral por haber sido el mejor surrealista que calcó Madrid en 100 escopetazos certeros de ingenio. La calle de Umbral debe tener unos árboles de hoja giratoria (no caduca), que te sigan al caminar porque la curiosidad impertinente es alimento de cronista. Una calle parisina donde las tatas de familia bien saquen a pasear caniches con jersey; por supuesto, que mire a la sierra para usar bufanda 10 meses al año. Y, luego, está la calle Jesús de Polanco que si por el entusiasmo del alcalde fuera la colocaba sustituyendo a la calle Mayor, pero por el momento con las calles de Madrid no se pueden hacer opas, ni son susceptibles de perder su categoría postal.

También pudiera ocurrir que por culpa del «fuego amigo», que tanto preocupa a FG (es Felipe González y lo escribo así en homenaje a Umbral, aunque a los lectores más jóvenes les suene más ZP, pero me refiero a los tiempos en los que FG gobernaba creyendo que su sustituto aún estudiaba COU), pusieran la calle Jesús de Polanco donde están los estudios de La Sexta. La maldad no tiene límite y la falta de oportunidad, tampoco. No descartemos que haya alguien que se siente en un pajar y se clave la aguja del cuento, es un riesgo que deben asumir quienes salen al campo los domingos.

Nunca, que en ningún caso se crucen las calles Francisco Umbral y Jesús de Polanco porque haría un viento de la leche, un frío incluso en el julio más enrojecido. Por lo demás, habrá que actualizar el navegador de los taxis, pero como la imaginación no se descarga a través de un puerto USB, podemos suponer cómo sonaría esa voz metálica diciendo: «Entre a la calle Polanco y al fondo a la izquierda gire por Libertad hasta llegar a Francisco Umbral». Sería un homenaje continuo a la Transición española, pero con semáforos y paso de peatones.

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‘Le mal entendu’

agosto 30th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los que somos de la generación de Zapatero sabemos que con aquel bachiller que nos dieron no se puede vacilar mucho.
Con el griego que nos enseñaron no paras un taxi en Atenas, con el latín no pasarías del verbo sum (incluso hay quien confunde La guerra de las Galias con La Guerra de las Galaxias), y con el francés uno va justito en un bistró de Perpiñán. Al efecto se creó un negocio paralelo que fueron las academias de idiomas, pero Zapatero no debió ir, de ahí la petite confusión.

Monsieur le president se reunió en julio con Fillon pensando que con su francés podía tratar asuntos de Estado.

Negociar temas importantes en otra lengua tiene sus peligros obvios, luego llega le mal entendue. Imaginemos la escena: «Fran-çois, je suis Zapatier, ton ami», y Fillón ojiplático como en si fuera Toro Sentado charlando del Tomate con el general Custer. «¡Qué me dis, Zapatier!»… pudo haber sido peor, nos podían haber quemado unos camiones como hacían antes.

De ahí la importancia de la figura del traductor, que es la persona capaz de trasladar el pensamiento de un idioma a otro (incluso en caso de no haberlo). Luego pasa que uno cree que con charletas de ascensor se puede hablar del proceso de regularización de inmigrantes y el resultado es penoso, très patetique.

Hay que hacer como John Wayne que llevaba un indio con una chaqueta con flecos para que le fuera traduciendo a los apaches, y llegado el caso le servía para que supiera cuánto tardaba en llegar el tren con sólo poner la oreja en la vía. A ese indio lo mató el cine y el tren de alta velocidad.

El desencuentro idiomático avala la tesis de que mejor que nos llevemos mal con Bush, un diálogo entre Zapatero y el presidente estadounidense llevaría a que nos quitaran Cuba, otra vez. Por lo tanto, urge que Bush comience a estudiar español si quiere iniciar los contactos.

Con los momentos sublimes de la reunión con Fillon se hacen unos deuvedés que arrasarían en los quioscos, el coleccionable De bon rollit. Pero nos vamos a quedar con las ganas, es otro misterio más de este verano que dobla entre desmentidos y aclarados, como el Expediente X de la Biblioteca Nacional (¿es que hay investigadores que se comen las páginas de los códices, como las cabras?).

Pas de problème, se le echa la culpa a Regàs y sanseacabó, o a Fillon, que no se entera de nada el tío, y mira que se lo dijo bien clarit.

Con los presidentes y con las cabras hay que medir las palabras porque te pueden arruinar años de cultura de un solo bocado.

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Umbral

agosto 29th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El se hubiera redactado un obituario mejor que nadie: con estilo, con citas, lleno de anécdotas y fundamentalmente cachondo. Si en este oficio se aplicaran las estadísticas de la NBA, Umbral habría sido el jugador más regular, el que es capaz de sacar de la muñeca una frase que nadie espera y dejarte con la boca abierta. Sólo los elegidos pueden trabajar la columna diaria con honestidad y encima con sorpresa. Era, al mismo tiempo, obrero de las letras y artista de las mismas; escribía a los 70 con la insolencia de cuando llegó de Valladolid a beberse Madrid. Todos los que hemos venido de fuera hemos querido ser Umbral, aquel escritor de periódicos que asombraba con su enorme capacidad de contar la vida con sólo bajar a comprar el pan.
Un día Carmen Rigalt me contó que, asombrada por su capacidad sin límite, le había dicho «Paco escribes como meas», así a modo de homenaje hídrico, (la metáfora rigalina no le hizo gracia, porque semejante hallazgo se le tenía que haber ocurrido a él, que era el equilibrista de las definiciones). Pero es que además clavaba los adjetivos como el lanzador de cuchillos del circo, sorprendía con una línea como el mejor mago del mundo, y usaba exuberancia tropical, (que viene de tropo). Antes de que existiera Google, el gran buscador de internet, Umbral se había tomado el trabajo de ingerir las obras completas del 27; las tenía clasificadas como el entomólogo guarda en vitrinas a sus mariposas. Pero un autor sin su circunstancia es un muñeco de cera, por eso se preocupó en explorar en sus biografías hasta redactar catálogos imprescindibles de los escritores del siglo XX. Citaba a Ruano, a Ridruejo y a Lorca con la facilidad que recreaba una anécdota de misses. Y todo en un mundo propio donde convivían las siglas con los sustantivos.

Que me disculpen la osadía pero creó un estilo contagioso, se convirtió en una marca blanca de sí mismo. Y así como en Umbral había mucho de Quevedo, Umbral en la música es Joaquín Sabina, Umbral en la crónica canalla es Angel Antonio Herrera, Umbral en la tribuna del Congreso es Raúl del Pozo. Y vaya usted a saber si Umbral en los ruedos es José Tomás. Por lo tanto su energía literaria ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

En el lenguaje taurino fue el columnista que se pasó la actualidad más cerca de la taleguilla sin mover los pies del suelo, (ETA, Gal, fondos reservados, choriceo malayo, y restos de serie que componen el PIB de la caverna nacional). Ya me hubiera gustado contar con él para que viniera a El Mundo en Portada, programa de televisión que cada noche hacemos en Veo TV, pero era mucho para ser un tertuliano. Sería como discutir de teología con San Agustín.

Va a ser difícil echarle de menos porque el legado en libros y en columnas publicadas en EL MUNDO, es impresionante. Sin él no se entiende Madrid; ya sé que su última voluntad es ser polvo, (de nuevo Quevedo), pero si tuvieran un par lo deberían enterrar en la cripta del Café Gijón, para que pudiera disfrutar de las piernas de las gachises que bajaran a verlo.

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