Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Para el año que viene el Gobierno va a tener que hablar con El Vaticano a ver si escalonan la Semana Santa. Ya sé que en justicia histórica los últimos días de Jesús transcurrieron como se cuenta en la Biblia pero la realidad nos dice que es la peor época del año para salir de vacaciones. Somos muchos, tenemos una gran cultura del automóvil, las carreteras son menguantes aunque la luna esté llena y ya la hemos liado. Pollo completo pero pollo a la Pantoja con tropezones de alquitrán.
Usando otra referencia histórica: lo de Moisés separando las aguas fue una excursión de amiguetes comparado con la operación retorno. Y algunos que optamos por el ferrocarril nos encontramos con que RENFE vuelve a ofrecer su peor cara cuando más la necesitas. Memorable el comentario del jefe de tren cuando llegué a la estación de Málaga “zi é qué las familias ze vienen con baúle y tó”. Durante el trayecto ni habilitaron más espacios para maletas, ni se preocuparon porque algunas rodaran por los pasillos. La culpa, ya se sabe “é de las familias”, (que lo incluyan como leyenda en los billetes).
De Málaga traigo una postal del alcalde Gallardón aclamado en la Virgen de la Paloma, (Gallardón es la mejor marca registrada que tenemos). También aplaudieron a Alvarez del Manzano pero porque tiene callo en la cofradía, es más “capillita”.
Cuentan amigos que a cien kilómetros de la capital y con la carretera llena Madrid era una utopía en la autovía, un espejismo de progreso, una meta inalcanzable.
De vuelta a casa entonamos el quejío seco de una saeta, el penar de lo cotidiano y el resumen de cuatro días apretados.
Las procesiones han terminado, continúa la penitencia.
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