Entradas etiquetadas como ‘deportes opinión’


Una victoria cantada

noviembre 18th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hacia un frío de mausoleo, un frío seco, técnicamente un frío de pelotas por aquello de honrar al Dios del balompié. La selección estrenaba camiseta que debería haber sido de felpa para engañar a la noche; en cambio los suecos jugaban en manga corta porque allí hasta que un oso polar no salta al césped no dan por comenzado el invierno. Con esa temperatura en Malmoe cenan en las terrazas con una rebequita, pero aquí tenemos que hacer la ola para entrar en calor.
En la presentación de los equipos nos pudimos dar cuenta de un par de detalles relevantes: nos falta la letra del himno y Tamudo entre suecos es un efecto colateral del landismo, hay tópicos que siguen igual con el paso de los años. A falta de letra se impone el ?chunda-chunda? porque somos un país más de onomatopeyas que de rimas consensuadas, pero ese entusiasmo popular debería estar compensado con unas merecidas estrofas. Hágase, escríbase, apruébese y por último cántese. Daba envidia ver a los suecos entonar un himno que debe estar compuesto por el mismo autor de la sintonía de ?Dinastía?, (no es un prodigio de elegancia melódica), se lo deberían haber encargado a los ?Abba?. El planteamiento táctico inicial hasta que llegó el gol de Capdevilla, parecía ser un calco de nuestras relaciones con Venezuela, un fútbol callado como si Aragonés estuviera abducido por Moratinos. El seleccionador nacional pisaba el césped con cara de muy pocos amigos, y a lo mejor tenía razón porque a su espalda vuelan los cuchillos como objetos del cuarto de la niña de ?El Exorcista?. Los últimos encuentros no hacían presagiar una lambada de felicidad contagiosa, los antecedentes no podían ser más cenizos. Así que en esa ardua tarea inicial de monjes de clausura, de un equipo que llevaba responsabilidad atada en los pies en lugar de botas, Xavi ejercía a la perfección de monomando, daba pases en todas las direcciones y sentidos. Era una España coñazo pero muy reconocible, éramos nosotros mismos sin lugar a dudas. El segundo tanto, el de Iniesta estuvo perfecto para que la gente pudiera abrir los bocadillos en el descanso sin ese nudo en el estómago que provoca la angustia de la incertidumbre y el estar lejos de un europeo. Aragonés sabía que de perder en el Bernabéu, y sin Raúl en el equipo, el relleno del bocadillo sería él mismo aunque su carne esté dura.
Si pusiéramos una cámara lenta al 3-0 de Sergio Ramos veríamos que de los dos mortales que da tras meter el gol, al menos medio tirabuzón lo dio Luís Aragonés en el banquillo y eso que no eran horas, ni edades. Luego vino un cierto juego de tacón, un Joaquín a lo brasileño y una alegría contagiosa, (el Bernabéu convertido en Maracaná II). Entonces el frío de las castañas asadas pasó de los españoles a los suecos, hasta Ibrahimovic se volvió un guiri por despistado por La Castellana, y eso que venía de quebrantahuesos. Los suecos amarillos sólo tiraron a puerta una vez y antes de acabar el partido, para quedar bien sin mucho molestar.

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El alegre trote de las ninfas

septiembre 15th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hay alegrías de la carne que no se pueden ocultar, y a eso se dedican con especial esmero las cheerleaders del Eurobasket, unas chicas que en un tiempo muerto te levantan a un difunto. Da igual que el marcador sea una castaña o que estemos a tiro de triple; ellas salen, lo dan todo por el deporte y el pabellón sufre una catarsis. A los niños les divierten porque les parecen soldados de calcetín corto, y a los adultos les provocan sonrisas de colegial; más de uno las ve y hormonea, además de atragantarse con las palomitas por no estar a lo que se debe estar. Son un espectáculo por sí mismas, puesto que la música y el vestuario son más bien del género ridiculón, de boda de pueblo. La comparativa con el género masculino sería ver a ocho subsecretarios en pantalón corto saltando con el móvil en la oreja; nada que ver.

En España estamos poco acostumbrados al lujo de la lujuria de las cheerleaders que son un producto marca NBA, de ahí que nos flipen con el pompón, (un artilugio que provoca bizquera). Lo más cerca que habíamos estado de ellas fue en los desfiles de majorettes y en aquellas señoras orondas que sacaba Juanito Navarro en su ballet, (nietas de las famosas alegres chicas de Colsada), hoy todas ellas jubiladas y necesitadas de un plan bucodental urgente de Bernat Soria. Una animadora debe contagiar primavera como si acabara de salir de un cuadro de Boticelli oliendo a colonia de baño, por lo tanto no hay un sindicato que cubra a las ex cheerleaders, ese cargo no devenga derechos pasivos. Para ser chica-pompón es necesario estar en la edad del desafío a la gravedad, cuando las carnes saltan sin que se alteren los meniscos y retornan a su posición sublime y turgente. Hay que ser un poco chica-elástica y no temer a que la pierna estirada se termine saliendo para perderse entre las primeras filas. Luego mucho aerobic y unos 3.500 euros en dentista para que te deje el comedor lustroso, como si fuera de la familia Kennedy por parte de padre. Las mechas y el color trigueño se le suponen como el valor al soldado.

Por su culpa algún alelado no se entera de las indicaciones del entrenador, porque los jugadores también están expuestos a sus radiaciones hormonales. A veces, sucede que luego juegan amistosos fuera de la cancha: ellas viven un amor de altura y ellos un estrés de pareja porque no se conoce a cheerleader que se esté quieta un segundo.

Para siguientes eventos habría que pensar en la creación de un cuerpo nacional de animadoras de baloncesto, por ejemplo aquellas señoras que interrumpían la subasta del Un, Dos, Tres ataviadas de lagarteranas con su pendón. Una suerte de moras y cristianas. Igual a Solbes no le importa ese gasto.

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El hijo de Baldomero

julio 17th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Su padre fue uno de los mejores en las traineras pero el chico, el pequeño de la casa, prefirió jugar al golf, deporte complicado donde los haya que se juega en una superficie idílica pero donde luego el demonio se interpone entre el golpe a la bola y la intención. Severiano ha recorrido toda la escala, desde un simple caddie a la chaqueta verde que es la versión textil de la corona de laurel que le ponían al césar en Roma. No hay premio mayor. Y todo con una humildad franciscana que tan poco se estila en estos tiempos de campeones exuberantes que dan saltos de conejo o de goleadores que hacen el doble mortal con salida de tirabuzón. Ballesteros es la confirmación de que siendo obrero se puede llegar a ser consejero delegado de una empresa, nadie se lo ha pateado más que él y nadie ha sido más callado.

La parquedad verbal le define en sus victorias y en sus amarguras (que también las hubo). Hasta es posible que se haya ido a despedir a Escocia para no tener que dar más explicaciones que las necesarias, lo suyo es que dijera adiós en Santander pero hasta ese detalle debe tener dato encerrado. Es tan raro como si Michael Jordan hubiera anunciado su retirada de la NBA en la Feria de San Froilán de Lugo delante de un plato de pulpo. El campeón, a pesar de tener más medallas que un general soviético de los que desfilaban en la Plaza Roja (en aquellos años en los que la momia de Lennin estaba mejor) está triste. Sucede que el corazón es víscera que segrega emociones rotundas, le da a uno por pensar y ese sentimiento le lleva a la melancolía. La vida no ha sido amable con él, de manera brutal se llevó a su novia Fátima Galarza en accidente de tráfico. Se dijo que andaba tacirturno, y es normal que las heridas se laman en silencio.

En Estados Unidos habrían hecho una ceremonia de despedida multitudinaria pero él la ha evitado de manera expresa. Se marcha con el mismo impulso con el que se inició en el golf, deporte que practicaba de manera furtiva a la luz de la luna, como toreaba Belmonte cuando era niño. A partir de ahora jugará para él, tiene cincuenta años, le esperan los mejores golpes de su vida (sin cámaras delante).

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El hombre que quería ganar

junio 18th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Después de un año atado al sillón oficial del palco, Ramón Calderón saltó al césped de La Romareda porque uno no es de piedra, y lo hizo para aproximarse a los socios que habían asistido al milagro ante la Virgen del Pilar. El gesto fue muy criticado porque, en el fondo, a la gente le satisfacen más las historias que acaban mal que las que tienen final feliz, es cuestión de pura envidia. Mientras no se elabore un Manual de Protocolo y Buen Fútbol cada uno es muy libre de expresar sus emociones como pueda, incluso hasta cuando se trata del presidente de un club que nunca ha dado motivos para el sonrojo. En ese momento se rompió la dialéctica socio/presidente a favor del primero, todo el mundo tiene derecho en su vida a 10 minutos de patio en el recreo.

Ramón Calderón es merengue desde antes de que se inventara el azúcar (en ese sentido más que Celia Cruz, abanderada de las causas dulces musicales). Lleva la pasión por el Madrid como un profundo compromiso moral con la entidad, y durante la temporada le han caído chuzos de punta, sin duda que muchos de ellos motivados por su carácter afable; a veces para ejercer el mando hace falta un punto de mala leche y de distancia solemne. Aunque es verdad que parecer el hermano pequeño de David Niven, primo carnal de Peter O’toole y hacerse los trajes en el sastre de Tony Blair marca distancias, tampoco se iba a someter a un cambio radical por ser presidente del Madrid. A Ramón se le conoce en la capital por ser abogado con despacho abierto y solicitado, aficionado a los toros, seguidor de Morante y de José Tomás, jugador de mus (según él imbatible… bueno, vale), amigo de sus amigos, generoso en muchos aspectos y sin maldad. Quizá ese último punto hay que ejercitarlo en unas clases de pilates para dirigentes, en otro caso te toman por un tierno guía forestal de los bosques canadienses.

No sé si es el mejor presidente que puede tener el Madrid, pero sí me consta que es la mejor persona que lo haya intentado nunca. Tengo por seguro que el día en el que deje el palco se llevará en el bolsillo lo mismo que trajo al cruzar las puertas de Concha Espina: las llaves de su coche añoso y un pañuelo con iniciales, (Calderón no usa kleenex, la celulosa no es material noble en el bolsillo de un señor). Y también tengo por cierto que seguirá en su abono de habitual en la tribuna lateral, fila 4.

El problema de Ramón Calderón es su frialdad británica inmerso en la sociedad futbolera del grito y del espasmo. Le habrán visto en el palco del Bernabéu cuando era silbado, cuando hubo petición de firmas en contra, cuando el balón se negaba a entrar, pero nadie tiene una foto de Ramón sudando o con el nudo de la corbata flojo. Debe ser una pose taurina adquirida en tantas tardes de Las Ventas, nunca hay que descomponer la figura ni aunque el toro tenga malas intenciones. Nunca, ni aunque uno sea el arenero o el monosabio. Ni la victoria, o la derrota, van a cambiar mucho su personalidad.

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Se busca campeón sin complejos

junio 9th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El clima político se ha puesto tan áspero que discutir sobre fútbol, por encarnizada que sea la pelea, es un placer. La Liga se aprieta, se estira, y hoy es posible que muera en un ataque de lucidez. Decía Einstein que «Dios no juega a los dados», cargándose la opción del azar en cualquier circunstancia; luego Hawking le apañó la frase: «Dios juega a los dados y obtiene malas jugadas». Hoy la pregunta que nos tendríamos que hacer es ¿con qué equipo va Dios?, y encontraríamos un Dios merengue, un Dios culé y un Dios sevillano… aunque lo más interesante es saber con quién va el diablo cuyo portavoz es Stephen Hawking. En realidad tampoco hace falta ser un experto en Física para darse cuenta de que «todo es relativo».

La victoria vendrá de un ataque de genialidad, esta tarde los proyectos se dibujan en pizarras pero se culminan en una inspiración momentánea, casi como si un rayo cayera sobre la cabeza de los delanteros y les señalara ese hueco imposible por dónde cabe el balón pero nunca la duda. Capello tendrá un esquema digno de tesis doctoral pero cuando el balón ruede no habrá forma de controlar al genio que escapa de la botella. El Real Madrid depende de sí mismo y no tiene por qué participar en una nueva encuadernación de los cuentos de la lechera con tapas de cuero. El Barcelona mantiene el orgullo del rico al que se le despide el servicio porque no les paga, pero le queda el arreón de entusiasmo suficiente para recuperar lo que nunca debía haber perdido. Y, el Sevilla, puede soñar con un final de temporada redondo si ganara la Liga, tiene la opción de aprovechar que dos se pelean para escalar la tabla por detrás de los errores blancos y culés.

En esta obra de suspense hay que estar atentos a todas las puertas porque en cualquier momento entra un mayordomo y nos da la pista que falta. Es un sábado que hasta puede ser analizado en clave electoral: si Zapatero instaló las bases de su mandato en el proceso de paz y en el Estatuto Catalán, (y ambas cosas están detenidas), ¿qué sentido tendría agotar la legislatura si el Barça no gana la Liga? De ser acertada esta descabellada tesis el futuro de la gobernabilidad del país pasa por las botas de Deco, tremenda responsabilidad. También es posible que una victoria blanca acentuara una úlcera emocional en el eurodiputado de Esquerra Republicana, Bernat Joan, que se puso de los nervios al saber que en el Parlamento Europeo se instalaba una exposición sobre el Real Madrid. Hasta allí viajó Ramón Calderón acompañado de Amancio Amaro y otros notables, una expedición blanca que es una pica en Flandes. Según Joan hay una relación palmaria entre el club de Concha Espina y Franco, la transición no ha llegado al Bernabéu, incluso es posible que de haber tenido 200 años hubiera sido el club de Fernando VII. Y quién sabe si de Torquemada en época de los Reyes Católicos.

Pudiera pensarse que se disputa una Liga, (y nada más lejos), aquí está en juego el prestigio de una larga tradición de todas las primaveras. El que gane está obligado a pasear su descaro de líder sin complejos y los que pierdan a esconder su irritación. Es fútbol, es todo.

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El reino de Ecclestone

mayo 12th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La Fórmula 1 es un Estado pequeño, con bandera e himno, y con territorio no estable; por lo tanto es una singularidad en el Derecho Público Internacional como pudiera ser que la isla de San Borondón tuviera representación en Naciones Unidas. De tal forma que Bernie Ecclestone se reviste de autoridad suprema de un pequeño y rico país que cada 15 días cambia de capital, de súbditos, de paisaje y por supuesto de lengua como el que cambia de neumáticos. Ecclestone ha conseguido que el circo del volante sea el estado más pequeño del mundo, incluso por debajo de San Marino (que es a las naciones europeas lo que un cochecito de feria a un McLaren). El amigo Bernie ha logrado ser de mayor el que manda en el patio del colegio, es el que diseña las pistas de las carreras igual que el jefe de la banda infantil alisa la tierra con sus manos para construir el circuito por donde van a correr las chapas. Ese poder le da un punto de chulería y por eso Ecclestone ha entrado en política sin pensar en sus consecuencias. Ecclestone tiene un punto de cacique que atufa a distancia, no hace falta estar en campaña electoral para darse cuenta. Uno de sus embajadores plenipotenciarios es Alejandro Agag, el hombre que pasó de contar chistes en La Moncloa a contar los cuartos que genera tamaño espectáculo. Decía Chestertone que el periodismo es un gran oficio con tal de dejarlo a tiempo, y va a ser que también pasa lo mismo con la política.

En el pequeño estado independiente de las cuatro ruedas no hay límite de velocidad, ¡faltaría más!, y las elecciones se ganan cruzando el primero en la línea de meta. Hasta hace un par de años gobernaba Michael Schumacher y ahora lo hace Fernando Alonso en calidad de príncipe coronado del asfalto. Dice Alonso que correr en España es un espectáculo, claro, se siente como el niño al que sus abuelos ven montar en bicicleta: jaleado y feliz. Seguro que dentro del monoplaza no escuchará un pimiento de lo que ocurre fuera pero algo del rugir de la grada debe llegar a la vibración del volante porque cuando un piloto corre en casa lo hace de forma distinta. Las curvas de Montmeló tienen menos grados para Alonso y las subidas menor pendiente, cosas de la física aplicada al fenómeno local.

Ecclestone ha metido a Camps en un lío al vincular el triunfo del PP a la construcción de un circuito urbano en Valencia. Fue calentón de radiador en plena presentación y por eso ayer matizó. Aunque la imagen de Rita Barberá con la bandera de salida puede ser una foto tan gloriosa, o mayor, que la de Alonso cuando sube al morro de su jet con ruedas tras cruzar en clave de victoria. Incluso cuando hace ese gesto tan ridículo de las orejitas del conejito y el baile del zulú con casco (dicen que es una clave para su chica que supongo le responderá con un jula-jula hawaiano cuando vuelva a casa). Eso les pasa a los pilotos por no llevar la foto de la familia en el salpicadero (como todo el mundo). Por alguna parte le tenía que salir el factor emocional. Igual que le pasa a Ecclestone cuando ve a un político de la derecha, que se pone a dar saltitos de entusiasmo, aunque en esa carrera me parece que Agag le saca dos vueltas de ventaja (la ambición también dobla corredores).

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La fe en la victoria

abril 14th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En baloncesto no hay victoria que no sea griega en el sentido clásico, (las de la política son clásicas también pero tienen más de sicilianas). En el básquet sólo de estar en el precipicio puede salir el triunfo absoluto o la tragedia sin paliativos, punto y pelota, o mejor pelota y tres puntos como le pasó al Unicaja para entrar en la final a cuatro.

Antes de que se colara el triple que ejecutó al Barça, el base argentino Pepe Sánchez ya había visto la película delante de sus ojos, por eso le salió bien, aquello flotaba en el aire tal y como lo había soñado mil veces, el balón iba tan lento que hasta podía ver las partículas de polvo en suspensión y adivinar un rugido de selva en la grada.

Algo parecido ocurrió en Charleroi el pasado martes cuando los directivos del equipo merengue animaban tanto como los jugadores del banquillo, había fe colectiva en la victoria y ésta casi estaba obligada a decantarse del lado madridista porque no tenía más remedio, ¿cuántas canastas metieron los brazos en molinillo de Melchor Miralles al que sólo le faltó quitarse la corbata y pedir al entrenador que le sacara a la pista? Miralles motivado era Lou Carneseca en persona, no se podía tener mayor fe en la victoria y eso que al llegar el descanso nadie podía adivinar un final de violines. No pasemos por alto los tapones virtuales que ponía Ramón Calderón cuando el Lietuvos Ritas se acercaba al perímetro blanco.

La primera victoria en la era de Calderón llegaba por la vía del baloncesto, sección no siempre bien comprendida en el club blanco y que tantas veces ha salido a saludar al balcón cuando los malos tiempos. Tendencia que con Joan Plaza, Miralles y Calderón han cambiado. No sólo ganan sino que juegan con alegría, con un Felipe Reyes que parece rescatado de la cantera juvenil de Estudiantes, (otro tanto le ocurre a Iñaki de Miguel en la segunda vida que tiene en Málaga, también con pasado demente).

Hay victorias cantadas que son triunfos pasados por agua, bien sea por lágrimas o por la ducha en la que acaba todo el mundo como si se tratara de un bautizo. No hay alegría que no se sude, fracaso que no se llore, o amargura que no pida un vaso de agua; así lo dicen los guiones de las películas más taquilleras.

Los sofocos, como las euforias, se diluyen en vapor caliente que empaña los objetivos de las cámaras dando una impresión de baño turco a todo lo que se filma en un vestuario.

Por eso la camisa de Ramón Calderón parecía la de un almonteño el día de la procesión de la Virgen del Rocío, la sequía (de resultados) es mala para los campos y para los directivos. También es posible que los brazos en molinillo de Melchor Miralles no fueran más que gestos para enseñar a nadar a sus jugadores, prepararles en los momentos en los que ni los pivots hacen pie, porque hay calvarios transitorios que son peores que subir una bombona de butano al K2.

En definitiva, se puede afirmar que no hay alegría deportiva que no se amase como el barro: con algo de técnica de artesano pero con mucho de creación de artista. Días en los que a pesar del sudor y el desgreñe la suerte te besa en la boca.

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Lo que ha pasado este año

marzo 10th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Tiene razón Raúl: «Este año han pasado cosas extrañas». Su frase, pronunciada tras la resaca de Múnich, recuerda a la del niño protagonista de El sexto sentido cuando decía que a veces veía muertos y hablaba con ellos. Es verdad. Lo que no tengo tan claro es si ese niño tenía un póster del Madrid o del Barcelona en su habitación. Todo aquel que crea en fantasmas puede ser aficionado a estos dos equipos. Si en el Real Madrid tienen un poltergeist, en el Barcelona sufren su particular annus horribilis. En resumen, que a los dos grandes les ha mirado un tuerto y el duelo de esta noche más que un vibrante choque de titanes se puede quedar en un partido entre casados y solteros en un balneario del interior.

Preparen un cargamento de pipas porque con algo hay que disfrutar en el sillón de casa. De repente, como si le hubieran aplicado un tratamiento en su contra, Roberto Carlos ha envejecido 1.000 años y Ronaldinho ha decidido ser el doble de Alfredo Landa en una película de José Luis Garci. Poco queda de ese físico espectacular que era un anuncio perpetuo de bifidus activo, un escándalo cuando se hacía el intercambio de camisetas. Esta noche el fútbol, como la poesía, quedará para otra ocasión.

Lo que les ha pasado durante toda la temporada podría ser argumento de novela de Germán de Argumosa, ese investigador de realidades extracorpóreas, el capitán del CSI español. Ya sea por efectos de los ectoplasmas o de las sombras chinescas, Fabio Capello duraría menos ante el polígrafo que sus líneas en descomponerse. Poco queda de verdad en su planteamiento que no pueda considerarse legítima defensa.

Critican, luego se esconden. En Múnich, todos los acontecimientos pudieran resultar paranormales pero Raúl ofreció claridad en la tragedia. Hasta que no apareció Guti no llegó el fútbol. Hasta ese momento todo fue una larga penitencia de cuaresma aunque luego vino la verdad, (como dice Serrat «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio»). El fantasma es Capello, que resiste en el banquillo a ver si llega a San Isidro y puede ver los toros sin necesidad de sacar una tarjeta de embarque para volver a Italia.

Si alguien quiere hacer algo a favor del fútbol debería depositar una ristra de ajos en un córner del Camp Nou, y esperar a que se aleje el maleficio. No acudan al Capitán América porque lo han acribillado a balazos en las escaleras de un tribunal de Nueva York. No es tiempo de héroes. En cambio, es la noche perfecta para que despunten los nuevos talentos y para que el planeta fútbol encuentre otras referencias. Sin duda, los creativos del balón lo van a tener complicado para jugar en una chatarrería repleta de viejas glorias oxidadas, pero es su gran oportunidad. Es insólito comprobar que a mitad de marzo ni Madrid ni Barcelona tienen juego en las botas. Incluso el triunfo en la Liga les vendría de rebote. La realidad les viene muy grande.

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La ITV del Real Madrid

febrero 10th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los jugadores son un sindicato de clase que reivindican sus derechos sobre el césped del Bernabéu; igual el público lo toma por un juego triste cuando en realidad están haciendo una presión laboral en condiciones. Lo que no sabemos es a quién pretenden jorobar, si al presidente Calderón, al mariscal de campo Mijatovic, al tancredo Capello o al abonado, (cuando los que van al campo hablan más del sabor de las pipas que del juego del equipo, malo). El criticado Capello es el mismo tipo que echaron del club en 1997 pero que fue capaz de crear un equipo que un año después ganó la Copa de Europa.
La respuesta a la crisis la tiene la foto a caballo que se hizo Beckham: ?que no me dejan jugar, ¡pues yo me autonombro caballero de la pezuña blanca y con esta espada me hago unos anuncios!?. Por lo tanto tenía razón su presidente cuando dijo de él que era un seudo-actor, a caballo tiene menos gracia que doña Jimena a la grupa del Cid. A Beckham hace tiempo que le dejó de interesar el fútbol, ahora vive en otra realidad, atrapado en su cuerpo y en su leyenda de mechas y estrellas, tan de cera como la estatua que le hicieron en el Museo Tussauds de Nueva York, (lo inexpresivo define la unión con Victoria AdamŽs). Otra de las claves ha salido rumbo a Milán con exceso de equipaje, personas próximas afirman que Ronaldo I ?el monstruo? dio 95 kilos en la báscula y todos de felicidad. Eso es ?saber vivir? y no lo que cuenta Torreiglesias por la mañana en la tele. El equipo vive una temporada de transición donde Roberto Carlos tiene un pie fuera y el otro también, y así hasta completar una operación Renove de la plantilla que puede ser histórica. En el club se perdona que no lleguen a la pelota, pero se considera inadmisible que no se dejen la vida en el intento. La idea es alejarse de lo vulgar y recuperar el espíritu de gladiadores que remontaban lo imposible, que el Bernabéu tenga la vidilla de un corro en la Bolsa más que la prudencia de una noche en la Ópera. Es normal que años de aburrimiento hayan provocado aluminosis anímica en los espectadores, les prometieron el mejor equipo del mundo y se han tragado un tostón con muy pocas alegrías. Están hartos de ir al estadio para lamentar su condición merengue, ya decía Ortega que cualquier esfuerzo inútil conduce a la melancolía.
Al Real Madrid no se le tolera una milésima de imperfección, pero el Madrid no es un reloj suizo, nunca lo ha sido. Ahora tiene la oportunidad de engrasar la maquinaria para que el cuco no llegue tarde a las campanadas. El gran mal fue el concepto ?galáctico? acuñado en la época de Florentino, dando la impresión de que eran autómatas infalibles de goles y copas. La diferencia de Ramón Calderón con el resto de presidentes que han pasado por Concha Espina es que no se corta, que no hace chanchullos de palco, que no intercambia canapés por ladrillos, que no se lleva a los jugadores a cenas para hacer negocios con Pekín y que trata de devolver la identidad blanca a un club que hace años perdió el sentido. Y una vez que la jueza le ha dado la razón en el engorroso asunto del voto por correo, tiene vía libre para iniciar el estiramiento de piel que le hace falta al club.

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La pareja de la extravagancia

enero 12th, 2007 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En la casa blanca han tardado mucho en desmontar el belén. Tenían dudas de qué figuritas había que guardar y cuáles no volverían al nacimiento el año que viene. Beckham es el primero, aunque todo indica que ni los tres reyes magos tienen clara la renovación. Es posible que el nacimiento de 2007 sea minimalista. Nada más conocer la marcha de los Beckham, las tiendas caras de Madrid han decretado tres días de luto; unas palmas flamencas acompañan a la letra de «algo se muere en Serrano cuando un amigo se va, ¡tacatá!». Hay lágrimas de cocodrilo y llanto de joyeros. La pena llega a la milla de oro de Ortega y Gasset, donde los comerciantes podrían organizar una colecta-sablazo para una estatua ecuestre de madame Beckham, esa mujer que gasta en una mañana el presupuesto de un Estado africano sin que le pese la conciencia, para luego volver por la tarde de nuevo a la carga. Una persona cuya máxima aportación al PIB fue pelearse con Ana Obregón y lograr que subiera la cuota de pantalla de las televisiones de mediodía. Una ilustre, algo insulsa y exquisita pija.

Los Beckham se han comportado siempre como marcianos recién llegados de la lejosfera; verlos bajar del coche, con los guardaespaldas y el séquito, recordaba a las escenas de Encuentros en la tercera fase, cuando el personal se pasmaba con la figura a contraluz de unos marcianos patilargos y cabezones. Luego dicen de Michael Jackson, pero los Beckham se han hecho en Madrid campeones del mundo de todas las extravagancia. Sólo les falta llevar a los niños al colegio envueltos en trajes de protección nuclear. De la casa en La Moraleja hicieron un fortín y de sus paseos por la ciudad otra atracción más de las películas de amor y lujo.

Victoria Adams, (de la familia Adams de toda la vida) ha pasado por Madrid, pero Madrid no ha pasado por ella, no tanto porque se vaya sin probar las gallinejas, sino porque ha ido de repelente niña vestida de Cleopatra con aire de majorette listilla. «España huele a ajo», llegó a decir con la boca llena, naturalmente. No se le conoce otra expresión ni mayor pensamiento.

Estaba cantado que el siguiente destino de tales estrellas no podía ser otro que Los Angeles, California. Allí Victoria podrá dejar la visa temblando. Le pega con tal furia que ya quisiera Nadal su giro de muñeca para las grandes finales. Hasta es posible que inicie una carrera cinematográfica y con dos narices se atreva a pedir el papel de la madre Teresa. Por osadía que no quede.

Tal vez David se marcha porque no tiene más que aportar en lop deportivo al Real Madrid, pero igual se va porque no le quedan productos que anunciar. Ya ha dado la vuelta al mundo en 80 vallas. El Beckham anuncio ha superado con creces al jugador de fútbol, y cuando uno alcanza categoría de leyenda para qué va a correr en un campo. ¡Sudar es de obreros!

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