Entradas etiquetadas como ‘el mundo’


Licencia para guisar

marzo 24th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Por encima de la Ley no puede haber nada, (salvo el cocido de Lhardy) que es un asunto de gran respeto entre madrileños y de enorme devoción para ilustres visitantes. Antes de que Madrid fuera Comunidad, ya estaba Lhardy; antes de que Madrid fuera de José Tomás ya se había celebrado un almuerzo homenaje a Manolete. Todavía eran españolas Cuba y Filipinas cuando en 1839 Emilio Lhardy funda el restaurante. Cuando en Madrid apenas había cincuenta números de teléfono, uno de ellos era el de Lhardy. Este local singular de la Carrera de San Jerónimo es el enlace entre Carlos III y Madrid 2016 contado plato a plato que es una medida de tiempo no reconocida por la Física pero que todo el mundo entiende.
Allí han comido reyes y republicanos, rojos y nacionales, cursis y postmodernos, todos ellos unidos por el garbanzo que es nuestra seña de identidad. De manera incomprensible no se sabe por qué no figura su ele mayúscula dentro de una de las estrellas de Madrid. A ver si estos políticos dejan de pelearse por lo urgente y se ocupan de lo importante, como decía Mafalda.
Lhardy no ha sido ajeno a los acontecimientos que ha vivido Madrid, y si tocaba fiesta o racionamiento se notó en su carta. Y, ahora, en estos tiempos de licencias que tardan tanto en concederse que se terminan por pasar y pierden sabor, Lardhy no ha sido ajeno. Un día tras otro hasta que han transcurrido catorce años sin la oportuna “papela” para despachar a los clientes. Es lo que le faltaba a este centenario lugar: vivir en la ilegalidad y echarse al monte no a por níscalos sino para evitar inspectores del Ayuntamiento.
Consta que el alcalde ha realizado más de un almuerzo en ese lugar pero cuando Gallardón acudía se provocaba una amnesia temporal en función de la cuchara, es decir que ni el alcalde recordaba lo de la licencia, ni el maitre sacaba el tema porque, (insisto), cuando hay cocido de por medio sobran las palabras porque la boca se tiene que ocupar de algo más importante. Por lo tanto se demuestra que la aplicación a rajatabla de la normativa municipal es un desvarío: imaginar el cierre de Lhardy por falta de documentación habría sido como desmontar la Torre Eiffel para apretar sus tornillos.

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La muerte a cámara lenta

marzo 23rd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Seamos sinceros: no hay ética, esto es televisión. Y el que esté libre de pecado que tire el primer mando a distancia, o renuncie a su tertulia favorita. Jade Goody se tomó en serio su categoría de “gran hermana” y narró hasta la última gota de “share” el final agónico de un cáncer abrasivo que le derrumbó mientras de su cuerpo salían los títulos de crédito camino del más allá. Justo lo que siempre había querido, tan cierto como duro. Quiso que la fama le acompañara hasta el final y su deseo se ha cumplido porque el morbo da tanta audiencia como para que los mismos que ahora lloran su muerte en su día se rieran de ella como un juguete roto. Hizo todo lo que pudo para vengarse de la condición de patito feo que le habían puesto en el concurso y su agonía final ha tenido el dramatismo que sólo sabían crear las grandes del cine negro. Vivió como una “cualquiera” pero murió como un cisne, y lo que es mejor sin saber quién era Tchaikovsky.

Goody ha muerto pero se los ha llevado por delante, a ese ejército de fariseos que se escandalizan por las audiencias que da una moribunda, y que no renuncian a poner publicidad entre sesión de quimioterapia y traslado en ambulancia. Querían cuota de pantalla, buscaban acumular audiencia y lo han conseguido. No es que el sistema sea perverso, es que igual no habíamos querido ver que era así, a mayor dolor más ingresos. Parodiando a Gila: “¡me habéis matado a una hija… pero la cantidad de pastillas para adelgazar que he vendido!”.

Otros venden la entrepierna, el corazón o mercadean con las noticias de manera lacrimógena; en cambio Jade Goody lo hizo con su enfermedad. Lo que acongoja es que quizá no todo el mundo tendrá un ligue con famoso, o se sentará en el consejo de administración de una entidad financiera, pero sí todos vamos a pasar por el hoyo. De ahí que la muerte de Goody haya provocado unas declaraciones oficiales de Gordon Brown. Si no hubiera sido por el concurso nadie habría escrito una sola línea de ella, pero todo le cambió cuando se encumbró como una “slumdog millonaire”.

Admitamos que si en lugar de caer enferma se hubiera recuperado ese milagro no habría tenido tanta audiencia. Es la tragedia, el morbo, el dolor y la muerte la que le han encumbrado.
No estaría mal colocar este cartel en los autobuses de la City: “probablemente la televisión no exista, haz de tu capa un sayo”.

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La maja muy desnuda

marzo 16th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No es necesario viajar hasta Ibiza para encontrar el punto más libérrimo de España que está, sin duda, en la Puerta del Sol de Madrid. Kilómetro cero-pelotero. Allí donde un día se abrió el balcón a la II República hoy se puede desnudar un activista contra la caza de focas a granel y con total impunidad. Bermejo, el ministro abatido, acuñó el término “hecho cinegético” que bien podría aplicarse a estos desnudos como “el hecho en porretas” que se define por quitarse la ropa para denunciar que a las focas las cazan de manera inmisericorde con unos ganchos oxidados. Una vez abierta esa manera de protesta, y metidos en la primavera, podríamos ver otros casos semejantes de pieles rojas, teñidas de una sangre artificial que da muy bien en fotos.
Así que el primer domingo en el que hizo calorcete un grupo de “Equanimal” decidió elevar la temperatura de los viandantes con “el hecho en porretas” que hace unos años hubiera sido catalogado como escándalo público, (más bien “escándalo púbico” para las delicias de Luís Escobar en “La Escopeta Nacional”, tan aficionado el marqués de las Marismas al pelo natural). El valor de la protesta hubiera sido mayor en plena nevada, pero desde que Magdalena Álvarez visitó Siberia aquí cambió el tiempo por llevar la contraria. Pero el escándalo no viene de la piel desnuda que es poesía en sí misma sino por la matanza de animales; despellejar a un ser vivo para extraerle su abrigo debería estar penado con cientos de latigazos.
Cuentan que hasta el oso rampante giró sus ojitos hacia los nudistas porque en el mirar hay, además de denuncia, alegría del alma y gozo de la carne. Sol es tan libérrima que caben hasta protestas para que detengan masacres. Sólo faltó el sastre de Camps pero como le recibía en el Ritz no creo que tenga noción de dónde está la plaza. Además, un sastre en una concentración nudista es tan prescindible como Ortega Cano en una inauguración, (¿A que sí, Maria Dolores?). Ortega, mira quién habla.
“El hecho en porretas” impide que la policía solicite la documentación, sería otro gesto inútil: la maja desnuda no usaba DNI.

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Alto voltaje en la Asamblea

marzo 12th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Ya se puede poner las pilas José Bono porque a sus “matinées” del Congreso le ha salido una atractiva competencia en la Asamblea de Madrid. Lástima que la comisión de investigación de los espías no tenga partido de vuelta porque habríamos podido asistir a escenas parecidas a las que se vivieron en el estadio del Celtic de Glasgow cuando lo visitó el Atlético de Madrid el 10 de abril de 1974. Mutatis mutandis ayer el consejero Granados hizo las funciones de Panadero Díaz, (que por cierto acabó expulsado por lo sobrado que estuvo); hasta la presidenta Rosa Posada tuvo momentos de “caserismo” manifiesto igual que el árbitro turco Dagan Babacan. Y eso que hasta ayer la presidenta podía haber pasado por un anuncio del Museo de Cera.
Francisco Granados tenía enfrente a una oposición rocosa que lejos de amilanarse le plantó cara en su mismo tono cheli, en ese “¡amos anda!” que es tan propio de los finales de acto en las zarzuelas que acaban en “chimpún”. Maru Menéndez e Inés Sabanés no le cogieron de la pechera porque había cámaras delante, pero una discusión como la de ayer suele acabar necesariamente en la calle: bien a empellones y unos guardias, o con un vermouth y unos berberechos tan ricamente. Una vez perdida la fe en la oratoria nos queda la confianza en el espectáculo y allí estaba Granados con quince pruebas documentales entre ellas las fotos que hacen las supuestas cámaras de espías y que en realidad cubren los actos oficiales del gobierno de Madrid. Pero ni al PSOE, ni a Izquierda Unida le convencían las pruebas, y de nuevo bronca entre escaños; urge en la Asamblea un pianista que toque fuerte en los momentos complicados.
El PP le ha echado el cierre a la investigación igual que se hace con la puerta santa de Santiago en el año Jacobeo: un ladrillo encima de otro hasta no dejar que pase la luz. Ha sido una lástima que no compareciera el aludido ex consejero de Justicia, Alfredo Prada al que Granados le pasó el marrón de no haber dicho la verdad “punto por punto”. O el dibujante Ibáñez por las continuas referencias, (casi homenaje), a un clásico español del espionaje como es el agente Mortadelo.
Termina la comisión que deja algunas perlas, por ejemplo la consagración de portavoz “Ninja” de David Pérez (PP), las devuelve todas como en las películas de Bruce Lee. Luego está la capacidad de Maru Menéndez para poner nerviosos a los comparecientes y la perseverancia de Inés Sabanés para evitar que se vayan por los campos de Úbeda. También es verdad que nos hemos quedado sin ver la colección completa de chaquetas con reverso de colores de Juan Soler, o saber qué hacía José Cepeda además de observar con detalle desde su altura privilegiada.
El libreto de la sesión tuvo momentos parecidos a la zarzuela de “La del soto del parral”, mitad espectáculo y mitad lío coral. Le puede costar mucho esfuerzo superar ese argumento político-cañí a Albert Boadella en sus recién estrenados teatros del Canal. Cuando los de “Cuéntame” lleguen al año 2009 tendrán que añadir escenas de la comisión, en ausencia de Alfredo Landa Javier Bardem podría hacer el papel de cualquiera de los comparecientes.

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Madrid 7.38 am

marzo 11th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Madrid lo aguanta todo, cinco años después el paisaje en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo y Atocha no guarda huellas de la catástrofe del 11-M, tan sólo hay unas flores frescas recién atadas a las verjas que dan a las vías, un recuerdo por las almas perdidas en la calle Téllez. Justo a la altura donde aquella mañana los bomberos tuvieron que derribar los muros para sacar heridos ahora hay un parque infantil de columpios coloridos, una estampa muy alejada de lo que allí mismo ocurrió. Cinco años después los trenes parten con idéntica puntualidad de Alcalá de Henares destino Madrid-Atocha para recorrer la misma vía en la que descarrilaron 191 vidas y resultaron heridas otras mil quinientas personas según los cálculos oficiales. El trayecto dura cuarenta minutos pero es conocido que algunos no acabaron de hacerlo nunca. Hoy en los trenes de cercanías que se dirigen a Madrid desde el corredor del Henares se escuchan conversaciones en varios idiomas, en esa pequeña torre de Babel llena de trabajadores sin corbata se habla a través del teléfono móvil y conseguir un asiento es un triunfo; hay veces que se llenan hasta las escaleras que dan acceso al piso superior. Los viajeros se observan sin detener la mirada mucho tiempo en un mismo punto, en el vagón se mira sin sacar conclusiones; se guarda silencio como si estuvieran en una biblioteca ambulante que pasa por los pueblos. La calma será cosa del sueño, o quizá del traqueteo de mecedora que dan los saltos de las vías que aflojan los cuellos de un lado a otro hasta parecer que las cabezas se sostienen por un muelle. Una calma que se rompe cuando la voz grabada pregona la inminente llegada a una nueva parada, por los paneles se anuncian el destino y la temperatura exterior, dentro esa languidez de invernadero. Hay quién prefiere no recordar lo que ocurrió hace cinco años porque no se ha quitado el miedo, ni ha podido digerir las imágenes de la tragedia mil veces repetidas. Sólo en el cine los buenos mueren a cámara lenta y con banda sonora porque en la realidad no da tiempo a hacer una última llamada, de repente se apaga el día y punto. Nelson, un ecuatoriano de mediana edad, hace cinco años aún estaba en su país pero sabía que sus hijos usaban esta línea para ir al trabajo. Él no conoció la dimensión exacta de los atentados pero hasta Ecuador llegaban las noticias inquietantes del rescate de las víctimas, tiempo después se vino a Coslada a cuidar los nietos. En la estación de Santa Eugenia Amelia espera en el andén, está sola, cuando se quita las gafas se le nublan los ojos al recordar que aquella maldita mañana a Miguel Ángel, su sobrino, la explosión le dejó sordo pero vivo. Llegado un momento sus oídos decidieron dejar de escuchar lamentos y cerraron sus puertas al espanto para siempre. El hall de Santa Eugenia es pequeño, para acceder a la vía que conduce a Madrid hay que subir una escalera estrecha que termina en un punto de luz y en un viento seco y frío. Allí también espera Julián que es taxista y que recuerda como esa mañana estaba por la zona y no dudó en aparcar el coche y el trabajo para rescatar víctimas, (por el tono de su relato se nota que Julián después de lo vivido también es “víctima”). Los que vivieron aquellas horas lo hacen sin elevar mucho la palabra, como si temieran no haber hecho lo suficiente. Luego el tren avanza hacia El Pozo. Los vagones tienen dos plantas, la de arriba parece la cabina de un viejo DC-3 con la bóveda curva y la chapa metálica, conservan un aire de película futurista de los años treinta si no fuera por los extintores que dan una nota de color a un gris predominante. Por las ventanillas entra una luz clara, diáfana, ideal para pintar cuadros de ángeles celestiales barrocos. El exterior es una alternancia de imágenes de polígonos industriales con amplias extensiones de campo, algunas zonas son huertos cultivados que a estas alturas guardan el silencio del campo en el invierno. Antes de llegar a la parada de El Pozo el tren pasa por un puente que deja abajo un río de aguas oscuras y árboles que podrían figurar en un cómic de aventuras góticas. Más adelante el convoy chirría hasta detener su marcha, y una vez que se abren las puertas parece que resopla cansado por el esfuerzo contenido. Los bancos de hierro de El Pozo donde esperan los viajeros fueron entonces usados como improvisadas camillas que transportaban heridos en un continuo viaje de ida y vuelta entre los amasijos de chapa. Isabel, igual que Alberto, esa mañana escucharon las explosiones porque viven muy cerca. Ella, estudiante de Económicas, se quedó en casa y Alberto se acercó para echar una mano pero no le dejaron pasar porque ya bastante tenían con el desorden del atentado como para dejar que todos los curiosos se mezclaran por la zona. Alberto dice no tener miedo, Luís tampoco aunque admite que tuvo suerte porque aquel día le tocaba librar, en otro caso hoy estaría para contarlo. Peor destino tuvieron dos vecinos de María del Mar que madrugaron para coger el tren de la muerte haciendo inexacto ese refrán que afirma que al que madruga Dios le ayuda. El precio hasta Atocha es de cinco euros con diez céntimos, curiosamente te garantizan la ida y la vuelta. No ocurrió así el 11 de marzo de 2004. En el destino aguardan las mismas escaleras mecánicas que estaban atestadas de gente cuando la segunda bomba hizo explosión, algunas televisiones emitieron esas imágenes que muchos tienen presentes. Otros sencillamente prefieren no hablar porque no les apetece rememorar lo que vivieron, supongo que pasaría igual si alguien quisiera preguntar a los que Robert Capa fotografío en las lanchas de desembarco ante las playas de Normandía. Saben que hoy es otro aniversario porque hay cámaras de televisión y algunos extraños nos hemos colado en sus vagones para hacerles preguntas, pero ellos hacen este trayecto cada día, suyo es el luto y a ellos les corresponde si quieren el silencio. Mañana volverán a pasar por el torno del acceso a los andenes, volverán a esperar de pie la apertura eléctrica de las puertas de los vagones. Ellos, los viajeros habituales, son los que hacen que esta crónica de madrileños no acabe en vía muerta.

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El mayor “pille” del mundo

marzo 9th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Todo cartel de circo es un homenaje a la “parada de los monstruos”. En una misma imagen se mezcla la mujer barbuda con el domador, la trapecista que suele estar mollar con un músico, y también aparece el tragafuegos que luce torso de romano que a su vez se cachondea de los bigotes del director de pista que mira de reojo a los enanos toreros. En esos carteles hay de todo como dice la publicidad del metro, cabe hasta un alcalde. A Gallardón le va como a Gómez de la Serna el tirón por el circo, cualquier día le veremos dando una charla subido a un elefante como hacía el gran surrealista español. Seguro que ha soñado con ser el hombre bala que entra en la séptima planta de Génova con una capa de salvador de las circunstancias, y un casco con gafas de aviador antiguo.
Y así como en el circo hay domadores de caniches y forzudos que pueden con tres caballos, hay listillos que se tragan los papeles ardiendo de Hacienda y no se les quema el gaznate. Tal es el caso de Pere Pinyol que se las ingenia para tributar lo mínimo gracias a una S.L. que le da la vida; eso, lo que no se vayan a comer los leones que lo disfruten los cristianos. Tampoco es que sea una práctica poco habitual puesto que fuera del circo hay mogollón de S.L. (somos España S.L.), lo que canta es que Gallardón haya caído con el truco y consienta hacer el pago a una sociedad cuando lo suyo es contratar personas físicas y no jurídicas, (o al menos que el Ayuntamiento no ampare ganapanes de trapecio). Solbes debería ir más al Price y menos a esos desayunos donde le vacilan con la dimisión de Bermejo y le ponen los dientes largos.
El gerente del Circo Price pudiera ser el mejor mago del mundo y de ahí que se haya sacado una desgravación especial delante de las narices del alcalde. Pero le han pillado el truco, origen de “tomatina” informativa que se le viene encima hasta que no explique lo de su S.L. De la Delegación de Hacienda sale un aullido como los que hacía Charlie Rivel cuando tiraba de la banqueta hacia el centro de la pista.
Esta vez la letra es: “había una vez un cisco”, que no un circo porque para ser payaso reconocido hay que tener otra categoría. Los hay que maquillan las cuentas y luego le quieren poner una nariz roja al papelito del IVA trimestral.

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Valor se le supone

marzo 8th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aitor G.R., transexual nacido en Porcuna, (Jaén), quería ser soldado de Caballería pero un médico militar le humilló diciéndole que se bajara los pantalones para ver por dónde meaba, como si las condecoraciones se impusieran en el escroto. La perseverancia de Aitor ha conseguido una heroicidad sin entrar en combate, ni derramar sangre, ha logrado que el Ejército admita a soldados que carezcan de pene, (parecerá una grosería pero era condición necesaria estar dotado de cataplines para vestir de caqui y poder enseñarlos en cuantas revisiones se produzcan, como si fueran una caries).
Carmen Chacón ha tenido que modificar dos artículos del reglamento que eran tan absurdos como obsoletos, uno relativo al pene y otro en el que se habla de alteraciones en la tensión arterial. Se podría pensar que como las vocaciones castrenses han descendido tanto está la cosa como para mirar en la entrepierna en lugar de las capacidades.
Lo cierto es que Aitor podrá ser un soldado de Caballería, si aprueba el acceso, y lucir con orgullo el uniforme que ha deseado desde que era un niño. La “testiculina” no tiene nada que ver con la vocación castrense, el ejemplo del general Custer nos dice que también los machotes sucumben ante los indios.
El Gobierno ha tenido que corregir, ¡ar!, Carmen Chacón ha puesto firme al reglamento que por eso es “generala”. Ese médico militar tan antiguo tendrá que hacerse a una idea de los bemoles que le puede echar alguien, que no tiene pene, cuando cree en un sueño y está convencido de conquistarlo.

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Tal como éramos

marzo 5th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si pusieran por megafonía la música de la serie de televisión “Enredo” se entendería mejor una comisión que cita a declarar a consejeros que lo fueron hace veinte años, donde se reparte la documentación una hora antes, se eternizan los turnos de preguntas y la preside Rosa Posada que daría perfecta de jueza junto a Perry Mason; ambos en blanco y negro. Los tres grupos parlamentarios se sitúan en áreas opuestas de la sala, y se componen de tres diputados cada uno más alguno que ejerce de extra sin frase como Cristina Cifuentes en el PP.
Este chocolate de los espías comienza con un incipiente cuerpo de bomberos según Virgilio Cano que hace veinte años también se ocupaba también del “cuerpo” de María Porto, (ahora pasada al lado oscuro porque está junto a Cascos en los actos que convoca el PP). Así que en el principio, cuando Leguina creó la Comunidad y se hizo la luz con siete estrellas en su bandera, había unos bomberos y luego todo se fue complicando como pasa en las grandes sagas familiares. Este “macondo-madrileño” empieza cuando a Virgilio Cano le sacaron ayer de su casa muy temprano para comparecer en la Asamblea de Vallecas y tuvo que poner en marcha su NODO personal con las imágenes presidenciales de otra época. Tampoco se acordaba mucho Carlos Mayor Oreja que heredó el mecanismo algo más avanzado, con alguna misión más que apagar el fuego del monte Abantos que un verano estuvo a punto de chamuscar Madrid. Según parece en la primera legislatura de Gallardón esos “bomberos” ya sabían hacer agujeros en el periódico para espiar en los bares donde sirven churros y porras. Igual estaban al loro de cuánto dejaban los clientes en propinas, (un asunto que ya entonces le preocupaba a Solbes). Lo cuál no deja de ser una coartada perfecta, si a uno le preguntan: “¿a que eres espía?”, y responde “¡no, tío, que soy bombero!”, cualquiera se lo traga por lo disparatado del argumento. En el KGB esto se lo tenían muy entrenado.
Y así debió llegar el mecanismo hasta Pedro Calvo, ahora edil de Tráfico en el Ayuntamiento de Madrid. Pedro Calvo se irritó con los “suyos”, con David Pérez portavoz del Partido Popular al que le cantó lo de la Zarzuela: “hace tiempo que vengo al taller y no sé por qué vengo”. El alma se le salía del parquímetro que lleva dentro para preguntarse qué hacía allí, y que eso era como llamar al duque de Ahumada para que explicara la trama de Roldán, (que estuvo casado con Blanca Porto, no confundir con María entonces Cano). Quizá le había fundido los plomos la portavoz socialista, Maru Menéndez, que le lanzó cerca de treinta preguntas, una catarata de cuestiones que le obligaron a tomar nota una a una. O que Reyes Montiel, (IU), no paraba de dejar frases en el twiter para el face-book hasta que le regañó Posada como a un niño que va a clase con el móvil.
De momento no hay ni restos del humo del tabaco que dejaron los espías en el cenicero. La primera jornada sirvió para la nostalgia, para fuegos artificiales y para hablar de bomberos.

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Silencios que matan

marzo 2nd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Existe el vacío de Ley por el que se cuelan cuantos chorizos se conocen, (son más que las especies animales que catalogó Darwin). También está la Ley que no se acaba de redactar nunca y queda pendiente como un banquillo portátil, y luego cae sobre un niño de nueve años y le mata.
Diego Alcalá es la última víctima de una norma que no arranca, pero antes que él hubo otro chaval que murió en Alcorcón. Aquel suceso activó la mente de Fausto Fernández, diputado de IU, que inició la tarea de crear un borrador legal que obligara al anclaje de los elementos móviles. Ha pasado un año, dos críos fallecidos, y la Ley no existe. El Defensor del Menor lleva tiempo reclamando que se regule la práctica del deporte; pero ni a Fausto Fernández ni a Arturo Canalda les hacen ni puñetero caso. Aquí estamos en otras cuestiones como los espías, o la lista de comparecientes en la comisión. Estamos en el cierre de filas entorno al partido político que les mantiene a sus señorías en el momio, y en otros asuntos de igual índole cainita.
Vergüenza le debería dar a la Asamblea de Madrid, a la clase política regional, que muera un niño sin que ellos hayan terminado de hacer sus deberes. Una región que aspira a ser olímpica no es capaz de diseñar el plano de la seguridad de los alevines, (es como para dimitir otra vez a López Viejo sino fuera porque ya fue cesado, no por este asunto, sino por su presunta tendencia a pagar comisiones a empresas de Correa).
También pudiera ser que la normativa llevara a realizar inversiones en los campos de fútbol que algunos no quieren pagar.
Bueno sería que alguien diera la cara y supiéramos por qué no está atada la Ley, por su culpa se desplomó el banquillo sobre Diego.

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Viento de poniente en la Asamblea

febrero 23rd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Cuatro veces hizo Elvira Rodríguez una llamada a la normalidad parlamentaria, y a la quinta sacó la maza y suspendió la sesión. Algo insólito en el parlamento regional, como insólito era la expectación en la tribuna de invitados cuando habitualmente los jueves son de trámite parlamentario, de preguntas de carril. Pasadas las cuatro y veinte de las altas cristaleras llegaban ciertos rayos de sol que dentro se tornaban hacia lo oscuro, la noche sin alma a la que se refería San Juan. Era jueves, tocaba pleno, y sopló el poniente; a veces los vientos cambian sin que nadie se lo espere. Quedan dos años de legislatura pero da la impresión de que ya nada puede ser normal, de aquí a las urnas hay una cuerda de sospechosos, una comisión de investigación que no arranca, un agrio mar de fondo, dimisiones controladas como voladuras a distancia, acusaciones de grueso calibre, y sentimiento de jauría. Hasta el momento la política era el arte de caminar por lo cierto y procurar que tu rival se metiera en el fango del, pero ahora todo el mundo teme no caminar por el lado adecuado.
El jueves en la Asamblea existían dos certezas: el PP en su defensa de la inocencia y la oposición en la carga de la sospecha. Y, también, había dos temores: intuir hasta dónde llegaban los límites de las acusaciones y el miedo a tensar demasiado la cuerda y que saltaran por el aire las instituciones. Si la oposición carga demasiado las tintas contra la Comunidad entonces lo que deberá aspirar no es a gobernarla sino a disolverla en cuanto tenga la menor ocasión. Lo más parecido a un palacio después del paso de una turba es un solar.
A López Viejo le sentaron en una esquina, lejos de la manada, imagen viva de qué solos se quedan los destituidos. Y luego esa referencia a un imputado en el PSOE, al antiguo alcalde de Leganés; en este juego de los barquitos sospechosos el PP había tocado un destructor aunque sus portaaviones también estaban en llamas. Bronca y más bronca.
Es tan turbio el ambiente que se recomienda no demorarse en las escaleras de entrada de la Asamblea porque nunca se sabe cuándo puede aparecer un Brutus por la espalda.

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