Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
«Me tocó un lavaplatos y se lo regalé a una amiga porque me ocupaba un sitio terrible. Nada es más maravilloso que lavar un plato» / «El tendero me dio un pollo como regalo de bodas» / «Si lo que hace Tàpies es genial, entonces ¿qué hago yo?» / «La Ciudad de la Justicia puede ser un proyecto minimalista y elegante que al final se quede en insípido»
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RETRATO
Orígenes. La Habana, 1936. Currículo. Licenciado en Derecho y en Bellas Artes, pintor hiperrealista de cuadros muy cotizados, viajero, curioso, criticón y polemista. Comenzó en los medios en 1983 en Radio Exterior de España, estuvo con Sardá en televisión y hoy colabora en RNE con Olga Viza. «Y añade que en mi colegio suizo un día le di la mano a Rita Hayworth». Aficiones. «La música clásica desde Monteverdi a Bela Bartok». Debilidades. «Alemania, la Toscana y todo aquello que tenga estética. A Roma he viajado 39 veces; 28 a Venecia». Virtudes y defectos. «No sé distinguirlos porque todo lo que es virtud, en mí se puede convertir en defecto y también al contrario».
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Le pierde una buena conversación y todo lo que esté relacionado con la Historia y el arte. Hijo de diplomático, estudió en el elitista colegio suizo de Le Rosey -«cuando vine a España en los años 50 esto era como Atapuerca»-. Ha escrito ensayos, críticas de arte, dos libros previos a su primera novela histórica, La vida extrema (Martínez Roca), ambientada en el Siglo de Oro. Se le conoce, sobre todo, por su aspecto de polemista mediático.Se acaba de casar por «el rito Zerolo» en la Plaza Mayor.
Pregunta.- ¿A la vejez novelas?
Respuesta.- ¡Pues sí, y además no me gustan! Leo ensayo, poesía, pero no tengo tiempo de meterme en líos de personajes.
P.- ¿Ni vio Pasión de Gavilanes?
R.- Jamás he visto un culebrón. Seguí un poco Falcon Crest, por ver a Jane Wyman (la buena por excelencia del cine norteamericano) convertida en la pérfida Angela Channing.
P.- ¿Es usted un demonio?
R.- No, soy una persona muy buena, lo que pasa es que puedo ser algo indiferente a las cosas, (incluso a mí mismo).
P.- ¿Un cabeza despistada?
R.- Puedo cruzar una calle sin mirar a los coches pero en cambio estar muy interesado por la rehabilitación de un cuadro.
P.- ¿Sabe que da miedo?
R.- No sé por qué ¿a usted le han puesto delante de algún cretino como el padre Apeles? Una persona que te irrita.
P.- ¿Ha escrito con pluma?
R.- (Risas) ¡Con toda la pluma del mundo porque es una novela homosexual! Así de claro: mi libro es homosexual, no mariquita, al contrario.
P.- ¿No escribió a tontas y a locas?
R.- No, está escrito para inteligentes e inteligentas.
P.- ¿Conoce Internet?
R.- No, sé que las direcciones son letras muy raras con puntos y barras. Y digo yo: ¿y para qué? En Internet no está todo, ¡mentira!
P.- ¿Peleado con la tecnología?
R.- Tanto que me tocó un lavaplatos y se lo regalé a una amiga porque me ocupaba un sitio terrible.
P.- ¿Mejor lavar a mano?
R.- Nada es más maravilloso que lavar un plato, para mí es como para otras personas tejer, me descansa.
P.- ¿Qué más limpia?
R.- Las alfombras, agachado y a mano.
P.- ¿Siglo de Oro, siglo de pluma?
R.- Había más homosexualidad de la que se cuenta oficialmente.Marañón, en un libro de 2.000 páginas sobre Antonio Pérez, su homosexualidad ocupa dos páginas.
P.- ¿Hubo reyes que entendían?
R.- Incluso antes: que se sepa seguro, Enrique IV; que se sospeche, también su padre Juan II que tuvo relaciones con Alvaro de Luna, (que fue su paje, que viene de paja). Y en la Corona de Aragón, Juan I, llamado «el amador de todas las gentilezas».
P.- ¿Es usted un ogro?
R.- No, pero me irrito cuando alguien dice una tontería inmensa.Lo peor no son las opiniones, lo malo es una opinión basada en datos falsos.
P.- ¿Le molesta la bobería?
R.- Un día unos periodistas le dijeron a Teresa Campos que la Revolución Francesa había sido anterior a la americana. Naturalmente le pregunté a Teresa: ¿qué haces con gente tan ignorante?
P.- ¿Echa en falta a la Campos?
R.- No me explico por qué se ha portado tan mal con muchos de sus colaboradores que la hemos querido, nos trató como si fuéramos sus enemigos. No lo entiendo.
P.- ¿Qué tal casa Zerolo?
R.- En mi boda estuvo espléndido, Zerolo no cae en la cursilería.Fue emocionante y lo que dijo era muy riguroso.
P.- ¿Su regalo más exótico?
R.- El tendero me dio un pollo como regalo de bodas. La verdad es que mis vecinos, del barrio de Salamanca (muy de derechas), han reaccionado estupendos.
P.- ¿Dónde está su pintura?
R.- El arte ha muerto, entre todos lo han matado en una conjura.Si lo que hace Tàpies es genial, entonces ¿qué hago yo? Seguramente no sea arte.
P.- ¿Pintaría a Esperanza Aguirre?
R.- ¡Claro! Además se ha vuelto muy progre haciendo llamamientos a la apertura del partido. Se ha vuelto una gallardonaza. La pintaría muy sencilla.
P.- ¿Le parece cerrado el PP?
R.- En el PP hay fósiles, diplodocus, es una versión más de Parque Jurásico no dirigido por Spielberg.
P.- ¿Son estéticos los parquímetros?
R.- Todos los aditamentos de la tecnología a la ciudad terminan estropeándola. Cibeles está fatal por las marquesinas de autobús.
P.- ¿Y Norman Foster?
R.- La Ciudad de la Justicia puede ser un proyecto minimalista y elegante que al final se quede en insípido.
P.- ¿Cuando sea mayor…?
R.- Me haré pintor de graffitis (risas).
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