enero 5th, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios
(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 5 de enero 2013)
El mundo se divide entre los que hacen paquetes y los que los abren con cierta ansiedad de caníbal acelerado. Siempre que me preguntan: “¿Se lo envuelvo?” respondo sí porque aunque sea un bolígrafo sólo por contemplar el arte de envolverlo que a su vez resulta un tratado de papiroflexia cotidiana. A veces es mas valioso el envoltorio que el objeto que va dentro, a Unamuno le gustaba la cocotología y escribió un tratado sobre ella.
Las bolsas y las prisas, (¡innecesarias prisas!), le han hecho mucho daño a los paquetes que contienen los regalos. Por supuesto hay que desconfiar de aquellas personas que te espetan en la cara que como no tenían tiempo no han podido mas que meter un libro dentro de un sobre y te lo dan con la urgencia de entrega de un cartero. No existe el oficio de hacedor de paquetes y doblador de cosas pero debería crearse porque se va a perder una tradición comercial muy antigua, (igual que se perdieron los pendolistas). De pequeño recuerdo el mimo con el que el pastelero envolvía la ensaimada que compraba mi madre para que la comiera en el recreo, aquel hombre sabio había trabajado desde la masa al envoltorio pasando por el agua y calibrando el tiempo del horno, era un artesano completo. Su habilidad con las ensaimadas competía con la destreza de mi madre a la hora de forrar libros, otra costumbre caída en el olvido.
A estas horas, en alguna cueva escondida, los pajes trabajan sin descanso envolviendo regalos para personas que no conocen. Los Reyes Magos tienen la misión de acertar con las peticiones que han recibido pero los pajes tienen la obligación de poner la magia a un paquete de cartón y, además, dejarlo junto a la chimenea. Un paquete cuesta mucho hacerlo pero se puede abrir de mala manera en poco tiempo y cargarse el momento porque regalo es también el envoltorio, el que no lo quiera ver es muy torpe. Ahí se demuestra el cariño del paje real que teniendo solo una noche, (la de hoy), no escatime su tiempo con tal de que el lazo quede bonito y en la dirección adecuada.
Los que abren paquetes a lo bruto no tienen en cuenta el tiempo que les han dedicado. Hasta un niño pequeño retira el papel con sumo cuidado para no estropear lo que intuye que está dentro. Al contrario que los Reyes Magos los pajes no tienen nombre, la historia les relegó como secundarios sin frase pero si no es por ellos esta noche en lugar de regalos les iban a dejar un acuse de recibo y el horario de la oficina de Correos para que se pasen a recoger el envío. En sus manos quedan depositadas nuestras esperanzas aunque sea el socorrido y tradicional paquete de calcetines de todos los años.
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enero 2nd, 2014 - el boletín - Sin comentarios
(“EL BOLETIN“, jueves 2 de enero 2014)
Por si acaso, por si alguno decide desmandarse y pensar por su cuenta en el PP recuerdan que hay que apoyar con votos lo que venía en el programa electoral, nada de discrepancias y mucho menos abrir debates que se tienen por ociosos a pesar de la importancia de los argumentos que tratan. Lo acaba de recordar el portavoz en el Senado, Manuel Barreiro, el voto es una gracia divina y no debe andar en manos de monaguillos zangolotinos. Una norma que se comenta en voz alta para que nadie crea que queda a salvo, a ver si Cifuentes, Monago o Villalobos se creen que tienen derecho a voto secreto.
Todo parte de lo que parece son quejas de Gallardón a Rajoy porque le escaman tantas voces en contra y cree que mas que ir contra la Ley del Aborto lo que hacen es cuestionar su posición política. A sagaz no hay quién le gane a Gallardón; en política te juzgan por lo que haces y también por cómo lo haces, si pensaba que iba a salir en hombros del Congreso me parece que se ha equivocado bastante. Ese papel de víctima Gallardón sabe explotarlo mejor que nadie, recordemos que en el tiempo que desciende un ascensor de la séptima planta a la primera estuvo a punto de dejar la política, o al menos así se lo dijo a Esperanza Aguirre, pero luego se arrepintió y puso cara de chico bueno que iba a ayudar a Mariano en lo que hiciera falta. En realidad Gallardón nunca ha dejado de ayudarse a sí mismo porque su ego está al nivel de su ombligo y éste es mayor que un agujero negro en la galaxia. El ministro que iba de “liberalote” es el mismo que en su día pidió el secuestro de un número de “Cambio 16” y el que se reía de Aguirre por considerarla un dinosaurio liberal. Este ministro es el que aupó la progresía bien pensante porque les daba mamandurrias culturales cuando estuvo en la Comunidad y en el Ayuntamiento.
Aquello de la soberanía que reside en el pueblo y que el escaño es del diputado y no de su jefe de filas es otro chiste que nos han contado y que tiene poca gracia. A la hora de la verdad todos a votar lo que diga la mano que mece las urnas, y si te pones tonto te sacan de las listas como le van a hacer a Vidal Qadras con el Parlamento Europeo.
Libertad, sí claro, pero solo para algunas cosas puntuales y ninguna de ellas con importancia significativa. Al tiempo que Gallardón no convierta la votación de la Ley del Aborto en un plebiscito para ver cómo está si tronío en Génova. Cospedal ya puede tomar nota y de paso preguntar cuántas veces se han visto Gallardón y Arenas en los últimos días, aquí huele a maniobras en la oscuridad a pesar de que estamos en días entrañables en los que llegan mensajes de absurda camaradería al teléfono móvil.
Tener ideas propias nunca estuvo bien visto, era cosa de disidentes, de mal agradecidos, de casposos, aquí se impone seguir al dedo y hablar pero bajito.
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diciembre 31st, 2013 - "Las Provincias" - Sin comentarios
(“LAS PROVINCIAS“/VOCENTO, martes 31 de diciembre 2013)
En cuestión de horas bajará la bola del reloj de la Puerta del Sol, sonarán los cuartos, contaremos las campanadas en alto y nos atragantaremos con las uvas como manda la tradición. Besos y abrazos porque habrá nacido un año nuevo, el 2014, al que Mariano Rajoy ha bautizado con el nombre de “Recuperación”. Pues bienvenido sea y que responda a su condición para sacarnos de ésta.
El pequeño “Recuperación” tiene por delante un reto que no se lo cambiaría ni José Tomás por un encierro con seis miuras. Crecerá entre unas primas que son de riesgo, zancadillas de especuladores, una tía que trabaja en la Bolsa, y le llegarán las tentaciones como a Pinocho desde el país de los brotes verdes. Por supuesto que todos sus movimientos serán observados en Alemania donde son muy estrictos con los niños que salen traviesos, la profesora Merkel es muy exigente. “Recuperación” de apellido Española nace entre la incredulidad de unos cuántos, la decepción de otros muchos, en un clima de apatía en el que cuesta creer en cuentos de hadas.
Manda la economía, lo que toca es acabar con el paro y crear nuevas expectativas empresariales, pero igual que nos fijamos en esta criatura que en breve estará en el mundo llorando como todo recién nacido, podríamos preguntar dónde está su hermano “Regeneración”, o su hermana “Austeridad”. Con el primero Mariano Rajoy hizo la campaña electoral bien apoyado por unos medios que le compraron el mensaje, hacía falta una regeneración a fondo para sanear la vida pública que olía a estercolero. Pasados dos años sigue el mismo hedor porque hay cosas que no cambian o que tienden a estropearse si no se resuelven a tiempo. La escasa voluntad política para colaborar con la Justicia levanta una polvareda insoportable, dos años después de invocar “Regeneración” las causas han aumentado y los presuntos tienen cada vez mas altura institucional, por su culpa la democracia se cuestiona y la Constitución se conculca como deporte. En cuanto a lo que se pedía a la niña “Austeridad” eran unos cambios en la administración para quitarle unos kilos y ganar en eficacia pero lejos de cortar en coches oficiales se ha cortado en nóminas de trabajadores que han tenido la desgracia de ser muy mal gestionados.
La euforia de las uvas, el cava y la exaltación de la amistad no debería ocultar que estamos a bastante distancia de eliminar viejos comportamientos insanos que dinamitan las instituciones sobre las que pusimos tantas esperanzas a la salida del franquismo. Hace falta predicar con el ejemplo y ese requisito esencial no está en las agendas del poder. Todo queda en manos del niño “Recuperación” que va a venir a sacarnos del atolladero, ¿pero a qué precio? Si dejamos pasar la oportunidad de crear un futuro mejor caeremos con la nostalgia de que no tenemos arreglo. No es verdad aunque a veces los cohetes de la fiesta tapen con su estruendo la voz de la calle.
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diciembre 29th, 2013 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios
(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 29 de diciembre 2013)
Ya los tengo localizados aunque no tienen por qué ser necesariamente de la misma especie, por un lado están los neocursis de fogón que son los que opinan de gastronomía como si hubieran sido ayudantes del chef en el Maxim´s de París, y por otro tenemos a los neocursis de la ciclogénesis que pontifican acerca del tiempo. Si ambas circunstancias concurren en una misma persona entonces es para pedir asilo en la casa de Justin Bieber.
El plasta de la ciclogénesis sale de casa después de haber consultado todo tipo de páginas en internet y de estar al corriente de los vientos que se aproximan por el océano atlántico, no se conforma con mirar al gallo-barómetro como hacían sus padres, él tiene que formarse una opinión para debatir en el trabajo con cualquiera que ose dudar del cambio climático. Y como no le basta el concepto de temporal, o de borrasca, que hemos usado toda la vida lo que hace es abrazar la “ciclogénesis explosiva” con verdadera ansia. Y de ahí no lo baja nadie porque para eso es un auténtico “neocursi”. Lo peor, sin duda, es que sea de la familia y te toque cerca en alguno de los encuentros de la entrañable Navidad: tienen controlado el tiempo que va a hacer en los próximos quince días en cualquier punto del planeta aunque precisan que la meteorología no se puede calcular con exactitud con mas de veinticuatro horas de adelanto. Y, por supuesto, sabe mas que el presentador de la tele al que acusan de responder a intereses comerciales: “este tío no dice nada de que va a llover en Cantabria porque lo tienen comprado”. Pobre de aquel que ose comentar en el ascensor que hace frío porque será acribillado con todo tipo de historias acerca de las corrientes que bajan del Polo Norte y recorren Europa; y si el interlocutor se aleja él seguirá hablando mientras retiene la puerta para que no se cierre.
El neocursi de la ciclogénesis hace suyas las teorías conspiratorias y cree a pies juntillas que el Pentágono envía aviones que provocan lluvia, granizo o echan a perder cosechas para colocar las hortalizas americanas en mejores condiciones en el mercado. También cree que los marcianos dominan el tránsito de las nubes y esperan usarlas para congelar la tierra y venir a colonizarnos un domingo por la mañana, (pongamos por ejemplo).
Si se encuentra con uno de ellos procure no llevarle la contraria porque tienen escaso sentido del humor. Lo suyo es ponerle en contacto con otro igual para que entre sí diserten acerca de las mareas y el flujo de la Luna. No son especialmente peligrosos, no se conoce que hayan herido a nadie pero son un rato plastas y sólo viven para calcular la sombra que deja la marmota Phil al salir de su escondite.
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diciembre 26th, 2013 - el boletín - Sin comentarios
(“EL BOLETIN“, jueves 26 diciembre 2013)
Y ahora los niños también pueden ser cocineros de nivel gracias a la tele que es mágica, en dos capítulos saben mas que los ratones coloraos. Antes eran las abuelas las que transmitían el sabor de la cocina familiar a los nietos y ahora son los niños los que pasman a las abuelas con recetas de diseño elaboradas con un lenguaje de iniciados. Ahí los tienen convertidos en pequeños arguiñanos que aman la verdura cocida en wok por encima de un menú del Burguer con todas sus grasas pegadas.
No sé cómo nos las hemos podido apañar hasta ahora, durante años hemos vivido en la inopia. En nuestras vidas se han instalado términos como marcar la carne, pincelar la plancha con aceite, reducir la salsa, acabar el plato con una dosis de helio o bien con un soplete del que se usa en fontanería para dorar al punto. Gracias a esta terminología y a poner cara de “gilichef” ha nacido el concepto “neocursis de fogón” que desprecian los platos combinados de los bares de carretera por presentar demasiados carbohidratos de digestión lenta. Ahí son nada. Los neocursis parece que siempre han tenido en casa cocinero como los Alba y que en sus genes no hubo una lata de fabada Litoral o un bocata de calamares. Aunque les falten modales en la mesa les sobra genio para abroncar al camarero por emplatar el arroz antes de tiempo interrumpiendo la cadena de temperatura que debe llevar la excelencia valenciana al tenedor.
El virus de lo “neocursi” lo queremos inocular en niños que crecerán al margen de sus compañeros porque no tendrán nada que compartir en el patio del colegio, en lugar de llevar el socorrido bocadillo de mortadela les dará por presentarse con una tartera con asado de corzo con patatas a la importancia. Sí, esos niños.
Hace años padecimos al “neocursi” de los vinos que con dos catas en las que le explicaron lo que era el retronasal rechazaban tintos porque no estaban a la altura de las circunstancias. Esos mismos que se habían formado en la cultura del manchego peleón son los que exigían sabor, cuerpo, valor de la añada y plenitud de olor en el corcho. Si ibas a comer con un “neocursi” del vino podías asistir a unos diálogos de besugos con el somelier, una lucha a ver quién sabía mas de uvas tempranas.
Los niños que liofilizan tortillas de patatas para introducirlas en copas son la cantera de futuro de una horterada sin límite, la versión casera de la sastrería de Eurovisión. Y sus padres unos ingratos desertores del chóped con aceitunas y de la caballa en lata que tanto ha hecho por la prosperidad de una nación. Cursis también.
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diciembre 24th, 2013 - COLPISA/ VOCENTO - 2 Comentarios
(“COLPISA“/VOCENTO, martes 24 de diciembre 2013)
En efecto: ya es mala suerte la nuestra. Un amigo historiador me retaba a que le dijera el nombre de un buen gobernante español de los dos últimos siglos y mientras buscaba en el recuerdo zanjó mis dudas: “no le des mas vueltas, no hay. En cambio en Francia, o en Inglaterra”, y dio unos cuantos nombres de políticos memorables. ¿Qué habremos hecho mal en España para tener a estos dirigentes que, salvadas honrosas excepciones, no dan la talla ni como secundarios de una película de marcianos de bajo presupuesto?
En la técnica del debate político se usa a menudo un argumento contundente contra el rival: “míreme a los ojos”, para acto seguido dudar de su capacidad como gestor. Durante los años del Watergate bajo la foto de Nixon se escribió esta leyenda: “¿compraría usted a este hombre un coche de segunda mano?”; si rescatamos el cartel tiene plena vigencia en nuestros días. No se salva ni el Tato, miremos a derecha e izquierda, miremos a los sindicatos, o miremos a la jefatura del Estado. Si algo ha logrado el gobierno de Mariano Rajoy es en unificar la respuesta de la mayoría de los ciudadanos que se sienten indignados, hasta sus votantes, lo cual ya es meritorio. Huele todo a naftalina y a tiempos pasados, ni hecho a propósito les podría haber salido peor este entuerto que levantaría de su tumba a Quevedo para volver a escribir al Conde Duque de Olivares que “no he de callar por más que con el dedo” porque, en efecto como decía el escritor, no quedan espíritus valientes.
Pero teniendo en cuenta que los dirigentes salen de la sociedad que les vota, y que no nacen en Júpiter, ni vienen de Venus, habrá que diagnosticar una enfermedad grave de pasotismo social a los ciudadanos. Si repartimos a los imputados electos entre sus votantes nos saldrá una curiosa relación de apoyo al mangante por metro cuadrado. Nosotros, la sociedad, les hemos elegido en repetidas ocasiones. El ejemplo mas próximo fue Jesús Gil, ya desaparecido, pero el “gilismo” continúa por otros caminos y lejos de extinguirse gana terreno. Resulta muy cómodo tener siempre al corrupto conocido antes que plantearse un cambio de representantes para que dejen de reírse de nosotros. Ese miedo a la madurez, esa manera de tragarlo todo, ese callar en público para protestar en privado es la señal de que se nos está haciendo muy largo el siglo XIX. Llevamos en los cromosomas el servilismo y la adoración al líder aunque lo sepamos equivocado porque es de los nuestros. Y, entre los nuestros y los suyos, se ha llenado el paisaje de telas de araña y de caspa.
Gallardón, Mato, Wert, Montoro, Soria y Fernández Díaz, ¿se imaginan tanto desatino junto en la misma mesa?, pues ahí los tienen camino de la gloria, dispuestos a llevarnos hacia el país de los brotes verdes. Ya pueden pedir el libro de reclamaciones que les enviarán a casa un camión-botijo para regarles los geranios con agua a presión.
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