Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
La semana pasada cayó un meteorito del cielo, un pedrusco que ahora guarda un ciudadano en su casa (hasta que se le caigan las uñas y se vuelva traslúcido por la contaminación). Luego vino el frío y ahora un paréntesis en el hielo que volverá la semana que viene; fenómenos meteorológicos nada extraños si comparamos el calendario político.
Serán las cosas del invierno, pero en el capó de mi coche he visto una enorme cagarruta de color azul. Puesto en contacto con un equipo de expertos de la NASA, las hipótesis pueden ser varias: a) que la cagarruta proceda de una cagalera de marciano, b) que sea parte del meteorito, c) que sea un fenómeno paranormal, d) que los marcianos hayan elegido el capó de mi coche como campo de tiro. En cualquiera de las posibilidades, me cuentan estos ufólogos de reconocido prestigio, lo mejor es huir de la zona y limpiar el coche cuanto antes.
También es posible que el meteorito fuera la estrella de Ibarretxe, una avanzadilla de su presencia. La pregunta es quiénes son los pajes y qué regalos nos han traído.
Mientras se aclara el misterio de las cagarrutas azules que vienen del espacio, es recomendable y hasta prudente mirar arriba antes de cruzar la calle. No sea que nos “descogorcie” los restos del marciano, una vez haya tirado de la cadena.
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