Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Siempre se ha dicho que en Izquierda Unida había más corrientes que militantes. Ayer las corrientes oficiales eran tres, más una inesperada corriente de frío helador que amenazaba con acabar con las tres primeras. El alcalde de Rivas y presidente de la ?IX Asamblea Federal?, José Masa, tiene claro que ser rojo es un factor de riesgo, por eso instaló una UVI móvil a la entrada del Auditorio ?Pilar Bardem?. No fuera a ser que IU entrara en fibrilación y parada definitiva.
Antonio Romero en su día estuvo a punto de dividir al PCE malagueño en dos bandos irreconciliables: galgueros o escopeteros, (en función de las artes de caza, siendo él galguero declarado frente a los cazadores tradicionales). Esa división está vigente: por un lado los que quieren huir de IU y por otro los que mantienen esperanzas de ser una alternativa sólida en la izquierda, por ejemplo Inés Sabanés o la joven alcaldesa de Alcañiz, Amor Pascual, (detalle: la segunda vicepresidente de la Asamblea es Amor Amorós, algún cachondo le rindió homenaje póstumo a Jesús Puente y a ?Lo que necesitas es amor?).
Julio Anguita es una referencia aunque insista en que es uno más de la delegación andaluza; le miran con el respeto que se le tiene a un torero retirado, (y esa condición se lleva de por vida aunque no se ejerza). A Julio le paraban cuando hacía el paseíllo camino de la zona alta de la grada. Anguita siempre por el cumplimiento del ?programa? recordaba que Llamazares está obligado a presentar resultados como dirigente saliente, detalle que han pasado por alto. Gaspar en mangas de camisa se sentaba en las escaleras hasta que le encontraron mejor acomodo.
Rosa Aguilar la gran esperanza blanca entró rauda y se marchó veloz buscando la puerta de salida. En los pasillos se hablaba de tiempos mejores, de jubilaciones, y de cómo andaban algunos de nivel de colesterol y diabetes. Si los ?Barón Rojo? han conseguido grabar con una sinfónica el reto era lograr que IU no desafinara en un auditorio reducido, nada que ver con épocas de mayor esplendor como recordaban Ángel Pérez o Gregorio Gordo. Entre los viejos roqueros Felipe Alcaraz que está igual que cuando era un clandestino, y Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda que representa el sector ?agro-pop? de IU, con pañuelo rojo de intifada. Jose Antonio Barroso, alcalde de Puerto Real, saludaba con el puño en alto; el juez Grande-Marlaska le tiene encausado por desacato al Rey. A Barroso no le gusta el rey y a Madrazo la reina a la que dedicó duras palabras.
El detalle de la jornada lo pudimos escuchar unos pocos: Julio Anguita abrazó de manera entrañable a Cayo Lara, la gran apuesta del PCE. Le dijo que contara con su voto porque era un hombre honesto y capaz, pero que se cuidara de ciertas compañías, (de los escopeteros). A Cayo le rodaron unas lágrimas.
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