Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
RETRATO
Origen: «Nací aquí», en Madrid, 1979. Currículo: «He pasado 25 años de mi vida en Madrid, fui estudiante en el colegio Americano (no muy buena) y ahora vivo en México DF». Cuando tenía tres años les hacía los coros a sus hermanos. Su padre, Junior, le recomendó que acabara COU y que luego hiciera lo que quisiera. Su primer disco, Shaila, se publicó en México, ahora lo intenta en Europa con uno con canciones de su madre, Rocío Dúrcal.
Aficiones: «Escuchar música y ver series de televisión, CSI es mi favorita».
Debilidades: «La comida… me encanta comer pasta y chocolate».
Virtudes: «Soy alegre, fuerte y sociable».
Defectos: «Muy insegura a veces. Y vergonzosa».
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Tiene la cara de ángel de su madre, Rocío Dúrcal, y la misma risa de barrio aunque les separa una generación. Shaila vive en México pero mantiene un recuerdo de Madrid: «Mi barrio favorito es Cuatro Caminos porque allí nació mi madre. Me da una buena vibración». Es tan alta como una modelo (no en vano lo ha sido), y posa con naturalidad aprendida. Si los genes cuentan, Shaila está destinada a vivir y cantar.
Pregunta.- ¿Cree en el destino musical?
Respuesta.- Yo creo que sí, la sangre no falla. Siempre supe que quería ser cantante.
P.- ¿Hay una herencia emocional?
R.- Sí. Soy quien soy por mi padre y por mi madre, por ellos (nunca mejor dicho).
P.- ¿En casa le apoyaron?
R.- Me daban mucha caña para que acabara los estudios, y muy bien porque necesitamos educación. Por lo menos educación básica.
P.- ¿Qué es «una educación básica»?
R.- La verdad es que siempre lo pensaba: ¿y las matemáticas para qué si yo quiero cantar?»… ¡qué tienen que ver con la música!
P.- ¿Aparte de las matemáticas?
R.- La Historia, y además siempre he sido partidaria de ver las noticias porque te enteras más.
P.- ¿Fue una buena estudiante?
R- A ratos, aunque en música siempre sacaba un diez.
P.- ¿Qué carrera habría hecho?
R.- Medicina o veterinaria… me encantan las vacas y los perros.
P.- ¿Su perro viaja de promoción?
R.- No, él vive en Madrid, es un presa canario de setenta kilos. Cuida de mi padre y de mi familia.
P.- ¿Qué opina el perro del disco?
R.- Me da besos, por lo tanto le ha debido gustar (Risas).
P.- ¿Es usted todavía muy joven?
R.- Estoy aprendiendo muchas cosas, sobre todo en estos últimos tres años he madurado mucho.
P.- ¿También se madura a golpes?
R.- ¡También!, los golpes te los tienes que llevar.
P.- ¿Tiene presente a su madre?
R.- Hoy por hoy la siento más presente que nunca, me acompaña a todas horas y me da mucha fuerza.
P.- ¿Conserva algún objeto de ella?
R.- Sí, sobre todo peluches que comprábamos juntas y también objetos de papelería…
P.- ¿Son «las pequeñas cosas»?
R.- ¡Ah, sí!, justo. Hay objetos que no los encuentras cuando los buscas y cuando aparecen tienen un alto valor. Es eso.
P.- ¿Qué define a su generación?
R.- No lo sé. Antes no se hacían tantas cosas, ahora los jóvenes cada vez trabajan antes (está bien porque hay que aportar cosas a la sociedad).
P.- ¿Sabe qué es un mileurista?
R.- Claro, pero el que algo quiere tiene que seguir luchando hasta que lo consigue. Yo estuve siete años cantando a capella hasta que convencí a un director artístico.
P.- ¿Usted es una chica buena?
R.- También, incluso mis amigos opinan que soy una buena persona. (Risas).
P.- ¿Chica de su tiempo?
R.- Y un poco más, por estar con mis padres siempre he estado rodeada de gente mayor y eso te hace madurar.
P.- ¿No se enfada nunca?
R.- Pues sí que tengo mi genio y mi carácter. Intento controlarme. Soy muy perfeccionista y, como no hay nada perfecto, tienes que relajarte.
P.- ¿Nada le turba?
R.- El tráfico, ahí te pones histérico.
P.- ¿El volante le transforma?
R.- Ya no, al principio sí me ponía muy nerviosa, hay coches que se cruzan, etc…
P.- ¿Dice palabrotas en mejicano?
R.- Fue lo primero que me enseñaron. Al volante te puede salir un pendejo.
P.- ¿Eso es suave?
R.- Para entendernos, es como gilipollas (Risas).
P.- ¿Cuándo canta, qué experimenta?
R.- De todo: nervios, ansiedad, pero me siento muy orgullosa cuando veo al público. Ahí soy muy feliz. Se canta con todo el cuerpo.
P.- ¿Desde México qué es Madrid?
R.- Para mí Madrid siempre va a ser Madrid y lo llevo en el corazón, siempre presente. Madrid me ha enseñado a ser quien soy.
P.- ¿Es usted de pasear Madrid?
R.- ¡Ah, sí!, porque soy cafetera. Me encanta ir a tomar un pincho de tortilla o un café.
P.- ¿La fama le deja respirar?
R.- La gente siempre me ha tratado con mucho respeto y con cariño. Si se acercan es para decir algo bonito de mi madre.
P.- ¿Le interesa la política?
R.- No me gusta, de nunca. Sé que hay gente joven metida en política, cada uno a lo suyo. No entiendo de esas cosas.
P.- No le interesan, vaya.
R.- Yo creo que todo lo que sea bueno para el país, bienvenido sea. Lo que sea malo no; eso fuera.
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Etiquetas: el mundo, entrevista