(“COLPISA“/VOCENTO, martes 2 de abril 2013)
El carro no tira pero la culpa no es de los ejes que no estén bien engrasados como decía la canción de Atahualpa Yupanqui si no de los bueyes. El carro no tira porque quienes tienen que consumir han sido previamente consumidos por el paro, y los que aún tienen trabajo recelan de lo que se puede avecinar. Lo dice el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz: aquí no va a haber reactivación del consumo mientras no salgamos de la crisis. Tampoco hace falta ser alto cargo para darse cuenta del parón de las pequeñas empresas, de los negocios cerrados, del descenso en el tráfico de las grandes capitales en hora punta. La economía española se ha congelado como si del bosque entrara una niebla espesa y helada, pero el ciudadano de eso no tiene la culpa, es mas bien el rehén de cuántas políticas económicas ha conocido España en la última década, (la reforma laboral de Rajoy, también). De estar en la “Champion” de la economía mundial a recoger champiñones al campo.
Desde aquella frase con chorreras, chorrada al fin y al cabo de Zapatero: “la economía es un estado de ánimo”, hemos ido coleccionando una serie de recomendaciones tan poco eficaces como absurdas. Zapatero también nos dejó una sentencia para subir los ánimos: “¡a consumir!” que algunos interpretaron por la parte rijosa y lo tomaron por ¡a consumar! Ahí fue cuando Solbes pensó que debía buscar la salida de emergencia para dejar el marrón a Elena Salgado.
El ciudadano castigado y desmoralizado, el antes consumidor y hoy consumido, ha hecho con diligencia y buena letra los deberes que le han puesto; incluso ha pagado incrementos de tasas vía IRPF e IVA, allá por dónde le han crujido ha sabido dar respuesta como los barcos antiguos de madera cuándo azotaba el temporal. Dejemos aparte el incremento de los combustibles que da para otro comentario. Y a pesar de cumplir con lo que le dicen sin acogerse a una aministia fiscal porque somos mas pringados que Bárcenas y la Trapisonda National Band, nada de nada, sin noticias de recuperación en el horizonte. Por seguir con metáforas de brotes verdes si hace falta nos apuntamos con la hermandad del Rocío en la que vaya la ministra Fátima Báñez y nos llenamos los pies de polvo del camino con tal de que la devoción mariana que siente la ministra nos contagie de manera positiva. Por triduos que no sea.
Si el Gobierno tuviera algo de coherencia tendría que cerrar el departamento de García-Legaz puesto que admite no haber recuperación económica en este momento. Y en su lugar poner un vidente de esos que echan cartas de madrugada para dar respuesta a no pocas inquietudes. Una secretaría de Estado de Comercio… sin Comercio es bastante absurda, tanto o mas que la mayoría de unos ministros contagiados por el efecto “Fujitsu” de Rajoy que consiste en gobernar sin hacer ruido y a la espera de que brote algo, aunque sea una mata de tabaco con la que liarse un puro.
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