Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Cuándo Zapatero empezó a dar tropezones por la crisis en lugar de pedir ayuda y le hubieran traído una muleta prefirió agarrarse a la vitrina de los trofeos de Ferraz y en el batacazo del 22-M los ha tirado todos al suelo. Se ha llevado por delante la historia, el presente y parte del futuro de su partido, (a uno de los sucesores, a Rubalcaba, le tocó el “marrón” de dar la mala noticia de los resultados ante las cámaras). También se ha llevado por delante a Carme Chacón que el domingo ganó el primer premio del escondite en Ferraz. Todo lo que veamos ahora, y de lo que nos vamos a enterar en días sucesivos son escenas del film “Lo que Zapatero se llevó”, que se proyecta en todos los cines de España. No es una película histórica si no más bien un documental de terror dónde todos corren y nadie descansa. Barreda y los demás se ven ahora reflejados en el papel de Montilla que fue el primer defenestrado.
El empecinamiento personal ha sido de tal torpeza que ha arrasado con el poder territorial que tenía el partido en regiones y municipios. Como rehabilitador de fachadas y edificios no tiene precio, alguien deberá “premiar” su labor al frente de Derribos Ferraz S.L. Todo lo que le aguarda hasta las siguientes elecciones es un calvario demoscópico y una brecha que se amplía con respecto al PP, (y lo que es peor con los suyos). No va a haber acto público dónde se le recuerde su difícil equilibrio, no va a haber decisión gubernamental en la que se vea una sensación de provisionalidad, no va a tener un segundo para el reposo. Eso sí, tiene el mérito de haber aglutinado a todos los cabreados en su contra, algo que no es tan fácil de conseguir.
Su imagen contamina a una época que se puede englobar en el “zapaterato”, (la mancha se extiende desde a los barones regionales que han dejado de serlo hasta las anchoas del peculiar Revilla,) todo se disuelve como un azucarillo en el vaso de su tragedia. Lo que le aguarda no es mejor porque tendrá que hacer frente a una difícil situación económica que abundará aún más en su calvario. Cada mal dato del paro, de Europa, de los mercados, le repercute directamente en su cabeza. Y cuánto más tarde en dejar el puesto de secretario general peor para su partido.
El más hábil, una vez más, Bono que ha sabido esconderse a tiempo y meterse en el refugio mientras suena la alarma. Bono no es un recién llegado a la política pero de esto sabe, desde su atalaya debe contemplar cómo su amigo José Luís administra la derrota y supongo que no debe sentirse nada cómodo. El PSOE tiene que buscar la puerta del futuro, una misión que les llevará tiempo. Lo malo no ha sido perder si no quedarse sin argumentos, también de eso es responsable Zapatero.
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