Entradas en diciembre, 2009


Unos trapos de nada

diciembre 29th, 2009 - General - 2 Comentarios

Una cosa es pasear y otra ir mirando. Es verdad que de la segunda manera se tarda más y se lía uno con cualquier cosa, en cambio cuando paseas parece que todo es cuesta abajo, pero cuando vas mirando los detalles tienen su importancia, por su culpa caminas más lento.

Iba mirando, claro, cuando me tropecé con esta escena en un escaparate.

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El tipo que ordenó el escaparate puso los rollos de tela de pie, de tal manera que parecen mujeres con burka.

Será cosa de la amenaza de Al Qaeda, o vaya usted a saber por qué el escaparatista creó esta imagen que tiene algo de figuritas de belén si no fuera porque el burka es un asunto terrible del que se pueden hacer cero bromas. Igual el escaparatista tiene por ahí un indómito gen morisco.

Eso ocurre por ir mirando, cuando paseas no surgen estos escaparates.

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Oficio de viajero

diciembre 29th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Todo lo malo que le puede ocurrir a un hombre en varios años le pasa a un viajero en apenas unas horas; cuando no es una huelga encubierta de controladores es una venta excesiva de billetes, o una compañía aérea que desaparece, o un enlace que se pierde. Sobre el viajero se proyecta el “efecto mariposa” del barril de petróleo: si un jeque medita subir los precios al viajero le repercute, inmediatamente, la sospecha en el billete. La subida será doble cuando la sospecha se confirme, no conociéndose el caso de nadie al que le hayan devuelto unos céntimos por la bajada del barril de Brent.
Ahora son los cacheos. No basta con pasar un escáner humillante con los pantalones sin cinturón a la altura de los tobillos, también es necesario someterse a un cacheo intensivo que nos lleva a preguntarnos si, quizá, una “colonoscopia” será suficiente para calmar la inquietud de los policías de Estados Unidos. Todo siempre lo termina pagando el viajero. Las medidas de seguridad que se anuncian sólo son el principio de nuevas normas para viajar en las que no podremos escuchar música dentro de un avión, ni levantarnos una hora antes del aterrizaje. Sólo los más viejos recordarán aquellos tiempos en los que en la cola de un “Jumbo” se juntaban los fumadores a echar el “pitillito” en franchela amistosa. Eso se acabó, a partir de ahora cualquier persona que deambule por una terminal se convierte en un “bulto sospechoso” perseguido por cámaras de vigilancia. La seguridad manda, cierto, pero en ningún otro sitio se nos considera culpables hasta no demostrar lo contrario como en un aeropuerto. No es que se invierta el principio de inocencia, es que tenemos que demostrar que somos un grado tolerable de culpables. Se parte de la base de que todos los viajeros son peligrosos agentes de Al Qaeda aunque sea un matrimonio de jubilados de Tarrasa, (pongamos por caso), que viaja con el nieto a Disney. Nunca se sabe qué intenciones tendrá ese niño cuando se haga mayor. Y, si llevan unas croquetas para el viaje, que sepan que la CIA las analizará con detalle. Si hace falta retenerles hasta comprobar que son croquetas de cocido, se le retiene y “santas-pascuas”.
Igual que se inventaron botes de pequeño tamaño para llevarlos en el equipaje de mano, alguien diseñará el uniforme del perfecto viajero, tal vez inspirado en una camisa de fuerza, color butano, con caperuza oscura y grilletes en los tobillos. Si cuelgan al viajero de un gancho, y eliminan los asientos, cabrán muchos más y las aerolíneas harán más caja.
Gracias a los talibanes, a los controladores y a Díaz Ferrán coger un avión esta Navidad es algo lastimoso. Una situación tan incómoda que me recuerda lo que decía un sabio cordobés: “¿Viajar, para qué?, si el mundo es todo igual, todo calles y casas”.

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Carreras de galgos

diciembre 28th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si los marcianos decidieran visitarnos vendrían en un taxi, lo tengo claro. Dejarían el cohete en algún polígono industrial y luego se dirigirían al Ayuntamiento a ver al alcalde. Todo lo que ocurre en la capital pasa a bordo de uno de esos coches que los madrileños han elegido para ir al hospital, (para nacer de sopetón), para su boda o, sencillamente, para ir tan “pichis” dándole al palique. Si no te puede llevar un taxi es que no existe la dirección, y si no se atreve a llevarte es que tampoco te conviene andar por allí.
Los lugares poco recomendables son los habituales, esos en los que la calle se convierte en camino y de ahí en adelante en fango. No hace falta ser Marco Polo para darse cuenta de que en algunas zonas es mejor no entrar si quieres salir indemne. Cuando la noche cae, con mayor motivo, entonces los lobos miran desafiantes los tapacubos esperando que las ruedas se detengan. En el GPS no aparecen como zonas peligrosas pero cualquier taxista sabe lo que es caer en las arenas movedizas de los barrios marginales. No resulta extraño que esas zonas dónde acaban las vías se encuentren señaladas en rojo. Peligro: no entrar. Si uno se mete en una película del oeste lo normal es que salga con alguna bala incrustada en el sombrero, (sí tienes suerte). Una cosa es hacer de buen samaritano y trasladar al cliente hasta dónde lo pida y otra es jugarse la recaudación en callejones oscuros. A nadie le parece raro que los taxistas no tengan intención de entrar en “La Barranquilla”, (con la bandera levantada como si fuera bandera blanca).
La novedad es que en la geografía de los temores de los taxistas madrileños se encuentre el Barrio de Salamanca, no por miedo físico sino por temor a sufrir un atraco olímpico; dícese de los niños de papá que salen del coche huyendo como galgos en alocada carrera para evitar hacer frente al pago del taxímetro. Jóvenes que tienen tanta cara como “posibles”, y que lejos de hacer frente a la deuda prefieren coger las de “Villadiego” hasta cruzar el umbral de su portería dónde el conserje les llama de usted y les da las buenas noches.
Si en las paradas hubiera fotos de “clientes más buscados”, los “borjamaris” estarían junto a los hijos de “La Barranquilla”. Tipos de poco fiar.

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Cañones o mantequilla

diciembre 27th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Decía el difunto Samuelson que llega un momento en una sociedad en el que se tiene que plantear la dialéctica cañones o mantequilla. Se refería a ese instante en el que se apuesta por la paz o se continúa por el camino de la guerra que para los griegos era la única realidad posible. Samuelson, fallecido hace un par de semanas, era Premio Nobel igual que Obama al que le ha pasado el economista la gran pregunta del siglo: ¿apostar por la paz o seguir reforzando divisiones acorazadas?
El ataque al Papa y el intento de secuestro de un avión en Estados Unidos por parte de Al Qaeda marcan la tendencia que dice que la seguridad es un asunto prioritario y que puede bloquearnos en caso de no dar una respuesta adecuada. Samuelson ya murió y dejó su interrogación al gabinete de Obama que es Premio Nobel de la Paz pero a la vez ha solicitado refuerzos de tropas en Afganistán. Los asesores del presidente de Estados Unidos le obligarán a tomar medidas para responder a los ataques terroristas y esa respuesta tiene que ser distinta a la que hubiera hecho Bush porque en otro caso los electores se preguntarán por qué no ganaron los republicanos. Con permiso de McLuhan ahora “el miedo” es el mensaje, y en ese escenario de las amenazas es dónde hacen negocio los agoreros y los “salvapatrias”. Después de ver cómo agredían a Berlusconi, al Papa y cómo intentaban secuestrar un avión para repetir el 11-M, a Obama le van a cuestionar que cierre Guantánamo y que no envíe más tropas también a Irak que es el pozo sin fondo, (y sin piedad), que empezó a excavar su antecesor en la Casa Blanca.
Pero llega un momento en el que a los gobernantes no les queda más remedio que elegir entre cañones y mantequilla. Si gana la primera opción entonces desaparecerán las ayudas sociales y los programas de colaboración con el tercer mundo. Y a mayor distancia entre el primer mundo, y el resto, mayores serán los problemas que se plantearán en materia de seguridad.
Los partidarios de los cañones son los mismos que aplauden el levantamiento de barreras físicas entre países, (pero a la vez han defendido con entusiasmo el aniversario de la caída del Muro de Berlín). Y, hasta es posible, que en Navidad hayan tenido algún gesto de bonhomía dándole un estipendio a un pobre; por supuesto sin mirarle a la cara porque la miseria da mucha dentera.
Ahora que en los aeropuertos nos registran hasta los zapatos y que es posible seguir nuestro rastro a través de cien cámaras de vigilancia, pública o privada, es el momento de no renunciar a la libertad aunque cueste, aunque duela.

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Nunca fue

diciembre 23rd, 2009 - General - 3 Comentarios

Se celebra una vez al año para lavar la mala conciencia del resto de meses.

Una vez al año para desear felicidad, y tampoco mucha. Sólo la protocolaria.

Este Dios que duele y calla ante el hambre, luego nos quiere festivos.

No vale.

No puedo creer en una tradición de invierno,

nunca hubo nadie en un portal.

Sólo es para que saquemos el castillo de Herodes del baúl.

Dios no existe, pero el hombre tampoco.

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La paz del poeta

diciembre 23rd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Finalmente la Junta de Andalucía da por cerrada la búsqueda de los restos de Federico García Lorca que nunca estuvo en Alfacar pero que sí fue asesinado en el 36. Carácter de poeta es desaparecer cuando ya no hay motivos para escribir versos, sea ésta una ausencia física o sentimental. El Federico eterno no se acaba en un barranco de Granada, ni mucho menos; tampoco lo acalló el odio, ni la rabia, ni el silencio que se impuso tras su muerte durante esos largos años del franquismo que parecieron siglos por su lentitud.
La Consejera de Justicia, Begoña Álvarez, echa el cierre oficial a las excavaciones que se basaron en el testimonio oral de una sola persona y que no ha sido cierto. Se buscó al poeta, no encontraron sus restos, pero nos quedamos con su obra; por lo tanto hemos salido ganando. La familia de Lorca no quería un sarao de exaltación patriótica de la tibia y el peroné, con razón se opuso a un acto macabro de los que tanta audiencia tienen en las televisiones.
Pudiera ser que nos interesen más los huesos que la poesía porque de crónicas macabras aquí vamos sobrados tirando a pasados de rosca. En ese sentido han perdido los que perseguían el morbo y han ganado los que aman a un poeta por su obra y no por sus restos. País de necrofilias encadenadas que le da más valor a la momia de un santo que a sus milagros. Esa España de negro que nunca se termina de marchar.

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La puerta abierta del cielo

diciembre 23rd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Muestra de la importancia que le damos a una vivienda es que en la iconografía cristiana a San Pedro se le representa con unas llaves en la mano, y no con un puro, o una taza de té, ni con unas manzanas cogidas en el jardín de Eva. Tener un techo es de los primeros deseos que le haría uno a un genio en caso de tropezar con su lámpara y de no maldecir a causa del esguince. Es verdad que la Constitución reconoce el derecho a una vivienda digna pero los padres de la patria no tuvieron en cuenta la especulación, ni el esfuerzo económico que representa una hipoteca para el común de los mortales que carecen de las garantías que exigen los bancos. Ese derecho elemental a la vivienda no llegaría a cumplirse si las administraciones no se pusieran manos al ladrillo y construyeran viviendas protegidas, una actividad en la que Madrid le lleva una notable distancia al resto de comunidades autónomas, (y a la administración central). Madrid ha hecho una notable inversión en vivienda protegida luchando, en no pocas ocasiones, contra la especulación de los devoradores de suelo que son esos tipos de ideología «trasversal» que al carecer de escrúpulos pueden navegar bajo todo tipo de pabellones, de ahí que se les conozca por los del «marxismo-ladrillismo», (un pragmatismo ideológico que abarca de la derecha a la izquierda).
El Palacio de Congresos era un cruce de campanilleo de llaves entregadas que se mezclaban con el jolgorio de los agraciados, llaves que sonaban como las campanitas del bar de la película «¡Qué bello es vivir!», (título de obligada referencia navideña), y que según nos dejó dicho Frank Capra tintineaban cada vez que un ángel había conseguido sus alas. Pero no hace falta llegar a una discusión teológica para darse cuenta de que un piso de protección oficial le da «la vida» a cualquiera.
A ochocientas veintidós familias les tocó ayer la lotería sin ir a Doña Manolita; es decir, que los pusieron en su casa. A los que como Antón tuvieron que refugiarse con sus padres pero, desde ahora, gozarán de vida propia con cuatro paredes para su familia y dejarán de ser «okupas» de sus mayores. A ellos no les hace falta un ático para tocar el cielo.

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Vecinos y residentes en la Península

diciembre 20th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No se me ocurre otra fórmula mejor para presentar a aquellos que han firmado contra las corridas de toros en Cataluña, pero que a su vez no reniegan del jamón con tomate, (una excelencia culinaria), ni de llamar “torero” a los valientes, ni de rechazar que se corran toros por sus pueblos. Lo decía la azafata del “Un, Dos, Tres” cuando presentaba a los concursantes: “vecinos y residentes en Barcelona”, y a su lado a unos que eran “novios a punto de pasar por el altar”. Todos ellos concursantes del mismo juego.

Podrá negar Carod el Toro de Creta pero no va a conseguir borrar las tradiciones, contra ellas no se puede ir puesto que sería como pretender cambiar el curso de un río con la ayuda de unas cañas. El surco de la tradición se ha abierto sin que nadie lo trabajara y, a partir de ahí, suprimirla es un esfuerzo inútil. Habría que analizar si “¡ole!” antes que interjección fue una onomatopeya puesto que entonces podríamos pensar que hay algo dentro de los genes mediterráneos que nos liga a la cultura del toro, un animal al que le damos mala muerte pero mejor vida y que nos es tan cercano como si fuera un familiar con cuernos, (con perdón). Lo cuál no quiere decir que a todo el mundo le gusten, ni mucho menos, y que tiene un reducto de fiesta bárbara sangrienta que es indiscutible, ¿pero vamos a poner desodorante para tapar nuestro olor a tribu?, ¿podemos cambiar sin acudir al cirujano de Belén Esteban? La diferencia entre taurinos y antitaurinos es que los primeros no ven la sangre en el ruedo. Otra cosa es que se le de al rito el lugar que le corresponde, algo más que el trabajo de un matarife psicópata cubierto por una montera y se consiga elevar la pelea del hombre con el toro hasta convertirla en arte, (de Picasso a Goya me remito). Y, también, a lo que se llegó a pagar por ver a José Tomás en la Monumental de Barcelona.

Da la impresión de que Carod lo que busca es otro nuevo símbolo para acentuar la distancia de Cataluña con el resto de España, y seguro que encontrará cientos de ellos que sean más contundentes, cualquiera mucho mejor que ir contra una tradición que es tan de catalanes como de andaluces, murcianos y valencianos. Detrás de los toros no está la mano de Franco sino el mediterráneo. Pudiera ser que esta acción se volviera en contra de Carod, debería evaluar la fuerza de la democracia de los tendidos, esa gente igual te saca en hombros que te lanza almohadillas.

Todo aquel que se empeña en prohibir acaba siendo persona antipática, y por muy alto que pongan el muro de las prohibiciones en Cataluña siempre habrá quién esté dispuesto a saltárselo, por supuesto a la torera.

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La Caja Mágica

diciembre 19th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Mira por dónde el destino quiso apartar a Ignacio González de Caja Madrid pero le ha puesto delante una “caja mágica” en su condición de responsable de la cultura regional; en cuestión narrativa es mucho mejor encontrarse una botella de náufrago que a un oso verde en un prado. Lo que se ha descubierto es algo más que un objeto, es la puerta al pasado. Da escalofrío-vértigo pensar en las manos que depositaron la caja con la fe de que algún día se abriera. No sabemos quién fue pero ya puede descansar tranquilo, mensaje entregado, objetivo cumplido.
Apenas unas manchas de moho sirven para desmentir que todo se pasa, todo se olvida o todo se rompe; los recuerdos no. Y si están bien conservados mejor porque nos dan una imagen de aquel día en el que los próceres de la patria se reunieron entorno a la estatua de Cervantes frente al Congreso. De ellos no nos queda más que el recuerdo en estampas litografiadas y unas monedas que dejaron de ser de curso legal hace mucho tiempo.
Nos podríamos preguntar qué objetos serían imprescindibles para encerrar en otra caja del tiempo que reflejara nuestra actualidad: por ejemplo la foto de Belén Esteban, (pero no vale porque dentro de cien años estará aún más joven), quizá un disco de Raphael por el que no pasa el tiempo, alguna jaculatoria de Bono y vaya usted a saber si unas estampas de la casa de “Gran Hermano”. Quizá lo más aconsejable sería una caja del PSOE, otra del PP, otra del Gobierno, otra de los sindicatos, otra del obispado y una última con los objetos que vote el público en un programa de televisión. De esa manera el tipo que la encuentre dentro de dos siglos se hará una idea de cómo nos las gastábamos por aquí.
Este hallazgo puede provocar una avalancha de topillos anónimos a la caza del tesoro, ¡y qué mejor ciudad que Madrid para hociquear entre la tierra fresca! Nos va el “desentierrin”, una palabra que podría definir nuestra costumbre por cotillear en el pasado sin respetar objetos, momias, santos, poetas, ni reyes, ni generales. Recordemos al entonces consejero de Cultura, Gustavo Villapalos, cuando buscaba como un poseso la tibia de Velázquez en la Plaza de Ramales, afortunadamente el fantasma del pintor supo huir a tiempo de la voracidad por la Historia.

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Mi paquete y yo

diciembre 17th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Alguien dijo que la igualdad entre hombres y mujeres llegaría cuando los tíos hicieran el mismo ridículo que ellas en los anuncios de colonias. Esto ya ha sucedido en una calle de Madrid. Igual que ellas se han preguntado cursiladas tales como “¿A qué huelen las nubes?”, y han cantado “pim-pum, taca-tá” cuando tenían la regla, ahora sólo faltaba que un subsecretario diera saltos por la acera cuando estuviera contento. O en su defecto un jefe de negociado de los que usan pisacorbatas.
No sabemos si los modelos que se metieron en la urna a lucir paquete pertenecían a algunas de las múltiples administraciones que hay en Madrid. La verdad es que el personal se acercaba a mirar otra cosa, y tampoco parecía que les importara el cargo sino el físico porque cuando hay carne se pierden los protocolos. Y físico había para llenar una urna, bien es verdad que con algo de relleno pero sí no hay ilusión no hay truco, eso lo enseñan en primero de Harry Potter en cualquiera de las academias para magos que hay en la Gran Vía, en esas que también se puede opositar para el Ayuntamiento. Como Aznar acabó con el servicio militar tampoco sirve aquel eslogan de la ilusión que entraba “al cumplir como soldado”, de ahí que la firma comercial optara por mostrar cómo es un hombre cuando se quita los calcetines. Estos chicos han sido abanderados de la moda teniendo a su cuerpo por mástil en el sentido más literal, y también onírico, del término. Es aquello de lucir lo que se va a comer el gusano.
En cuestión de ropa interior los señores hemos llegado mucho más tarde a la revolución industrial, hasta hace muy poco las mercerías tenían a los calzoncillos entre sus prendas más vergonzantes por la ausencia de imaginación y diseño. Ahora es distinto, también porque se lleva la moda del vaquero holgado que deja asomar el calzoncillo resbalón. Y un señor que se precie debe estar bien vestido desde la camisa hasta sus últimas consecuencias puesto que nunca se sabe en qué momento tiene que mostrar su anatomía. Carmen Rigalt cuenta que su madre le recomendaba llevar siempre ropa interior limpia “por si la tenía que ver un médico”; ese consejo se extiende ahora a los ejecutivos que lo deben entregar todo a la causa de la multinacional.

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