Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
“No beses, no des la mano”, (dice la sábana que cuelga en el Colegio de Médicos de Madrid); habría que añadir “y no viajes”. Felipe Pérez, 48 años y sano, partió de Málaga el pasado 15 de julio rumbo a Copenhague. Luego embarcó en un crucero y más tarde el virus se embarcó en él. Las recomendaciones llegan tarde para este hombre joven que trabajaba en algo tan poco peligroso como es el campo de golf de Mijas. Es la penúltima víctima de la Gripe A.
Sanidad alerta de que el virus golpeará fuerte a partir de octubre, pero desde ya es recomendable atender las recomendaciones si no queremos dejar de toser para siempre. Saludar sí, pero a la japonesa; besar pero en morse; tocarse sólo en caso de extrema pasión, (y allá cada uno con las consecuencias), y abrazar poco. En Toledo, por primera vez en varios siglos, se recomienda no besar la Medalla de la Virgen del Sagrario. No es sacrilegio por parte del consejero de Salud, ni ateismo radical, es prevención. E igual que la patrona de Toledo se queda sin el beso de sus devotos también se recomienda beber de los botijos empinándolos para no rozarlos con los labios. Un simple porrón que pase de mano en mano puede provocar un desastre vírico.
Lejos de presumir de pañuelos bordados con iniciales la elegancia está en los pañuelos de usar y tirar, los recomienda la Ministra de Sanidad. Y, también, poner la mano en la boca al primer cosquilleo nasal que anuncie el estornudo. A partir de octubre parecerá que nos hemos vuelto más antipáticos, más distantes, (algo japoneses), pero sólo será por prescripción facultativa.
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