Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Que Bárcenas no chantajee a Rajoy no es noticia, la noticia sería lo contrario. Puede ser que dijera esas palabras por los efectos de la descompresión, Mariano emergió demasiado deprisa en aguas de Málaga, hay que tener en cuenta que llevaba mucho tiempo sumergido y en silencio, los buzos profesionales recomiendan ascender con mayor prudencia. Y ya que estaba fuera de las aguas habló de Bárcenas, de Camps y de los chiringuitos playeros, (no siendo los tres casos equiparables, por supuesto, lo único que tienen en común es que en los tres casos es partidario). Igual fue la salida a Bolsa de “Pocoyó” lo que impulsó que el líder de la oposición rompiera su silencio y le afeara la conducta a Esperanza Aguirre por querer votar en contra del reparto de fondos autonómicos. Tan centrado estaba en atar en corto a la presidenta de Madrid que se le escaparon Ceuta y Canarias, ambas se sumaron al proyecto Salgado. Quizá eso daba igual, él estaba detrás de darle un capón a Aguirre y se lo dio; sólo le faltó imitar a Gallardón que en la calle Serrano ha colocado un letrero en el que se dicen que las obras han sido detenidas por orden de la Comunidad de Madrid. Se ha jugado Aguirre otro cartel en la Puerta del Sol: “aquí se votó no cuando yo dije abstención”.
Votar en contra del reparto de fondos hasta puede ser tenido en cuenta como un acto de solidaridad salvo que uno tenga complejo de “Pagafantas”, o porque tampoco tenga un modelo alternativo que ofrecer salvo agitar a Montoro para que suelte azufre en las ruedas de prensa. Mantener posturas ambiguas como regañar a Madrid pero ceder con Canarias, o Ceuta, llevan a que alguien tan poco dotado para los juegos de palabras como es Manuel Cháves te pueda acusar de “catalanofobia”, y “andalucifobia”, (“palabros” que pronunciados muy deprisa por Cháves arrastran a una divertida hecatombe gramatical).
Sólo una salida precipitada de las profundidades en las que estaba sumergido puede justificar su discurso; tenía que haber tomado nota de Halle Berry cuando sale del agua en una de las películas de James Bond titulada, ¡vaya por Dios!, “Muere otro día”. Rajoy cuando habla lo hace como aplicado opositor: canta todos los temas de memoria y a esperar que el tribunal la ponga buena nota. Con él no van las leyes de la Física que también afectan a la política y lo mismo le da una fuerza en contra que una curva peraltada al revés, Newton va con Zapatero. Hace cuarenta años que el hombre se lanzó a conquistar la Luna atravesando “la lejosfera”; es cierto que la nave Apolo XI regresó pero también es verdad que algunos se quedaron en la Luna.

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Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El sindicato de ángeles de la guarda no conoce horas extras ni festivos, prueba de ello es que no llegaron a explotar los artefactos incendiarios colocados en la iglesia de Santa Genoveva de Torres, en Majadahonda. No hablaremos de milagro porque no llegará el expediente a Roma pero sí hay que tener muy en cuenta la perspicacia del párroco que se alertó por el olor a gasolina y de ahí hasta encontrar las botellas. Algún descreído pensará que no hay nada extraordinario en que un cura huela a gasolina pero no desdeñemos el trabajo del ángel de la guarda que le condujo por buen camino. El párroco podría haber tenido catarro, o podría haber pensado que era un olor que procedía de una gasolinera pero no fue así. Miró al cielo, (algo que es muy recomendable cuando uno es sacerdote), y localizó los artefactos en los conductos del aire acondicionado tal y como sucede en las películas.
En esta ocasión el diablo tiene coartada, lo más probable es que se trate de una acción humana no exenta de mala leche; las bombas caseras estaban colocadas para prenderse durante una de las misas de la mañana del domingo hasta convertir la iglesia en un pasaje del infierno con llamas. De lo que podría haber pasado es mejor no darle mucha cancha al presunto homicida, pero es seguro que de buena nos hemos librado. Dios no puede estar en todas las cosas y menos en los experimentos caseros de construcción de artefactos incendiarios así que hay que darle las gracias al sindicato de ángeles de la guarda que por fortuna no conocen el concepto de servicios mínimos.
Lo inquietante es saber si el malhechor ha agotado su maldad con este hecho delictivo, o si estamos ante un homicida que le ha cogido el gusto a colocar cócteles molotov en las salidas de ventilación de cuantos lugares estime oportuno. De nuevo acudamos al sindicato de ángeles de la guarda para que se trate del primer supuesto, alguien que ha actuado por locura pero que no piensa repetir. Aunque un grado tan sofisticado de producción y el detalle de calcular el tiempo antes de la explosión hacen pensar en lo contrario, así que de aquí en adelante y hasta dar con el botarate bien conviene revisar los tubos y dotar a los ángeles de la guarda de extintores oportunos.

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Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El desbloqueo de la situación administrativa de la Cañada Real es una mala noticia si eres cabra pero una muy buena si eres persona y malvives allí. Durante los últimos veinticinco años ha crecido en Madrid una región sin ley donde se ha traficado con droga, se han consentido asentamientos ilegales y se ha permitido que el “far west” conviviera a catorce kilómetros de la Puerta del Sol. Demasiado cerca como para no darse cuenta pero sabido es que la administración cuando se hace la loca, se lo hace. La Comunidad ha mirado el problema de cara y le ha quitado las trabas absurdas que permitían este agujero negro en la legalidad. En adelante el currele corresponde a los ayuntamientos que han de realizar un censo del infierno y contar a las almas perdidas.
Los ecologistas que ahora reclaman el uso agropecuario de la Cañada han estado otros veinticinco años sin importarles las condiciones de vida de sus habitantes. La última vez que pasó un rebaño con pastores por la zona aún se emitía “Crónicas de un pueblo” en la tele del blanco y negro. Desde entonces los únicos animales que transitan la zona son unas ratas sobre las que podría cabalgar Búfalo Bill; y salvo que las ratas sea consideradas rebaño trashumante no hay lugar a la reclamación verde.
La pintura en las cuevas es considerada arte rupestre pero no es de recibo que algunos madrileños vivan en las cavernas, o que otros listillos se hayan construido palacetes que roban la luz de los postes de alta tensión. Qué fácil es contarlo y cuánto ha costado llegar hasta aquí, tanto tiempo que hasta se han aburrido las cabras.

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Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Robó un furgón, se piró con la pasta y nadie resultó herido. Se puede decir que “El Dioni” es un hombre con vista aunque lo malo es que nunca sabes dónde mira. Hay que reconocerle un cierto grado de jeta que le ha hecho muy popular; también robó Luís Roldán pero cae más gordo. En el fondo se le envidia a “El Dioni” porque siendo un tipo del montón fue capaz de darse la gran vida en Brasil y Sabina le dedicó una canción como si fuera Bonnie sin Clyde. ¡Qué podríamos decir de Dionisio, (menuda vista), en caso de haber tenido el otro ojo operativo! Ahora vende pisos en Lepe para “El Grillo” y no es un chiste, es la vida misma que Dionisio te abra la puerta del piso piloto con o sin peluquín. No es que sea un santo civil de los que sale en romería pero se le permite una cierta fama mediática de buen chico.
Este Rinconete sin Cortadillo tiene el morro suficiente para festejar veinte años después el robo del furgón y lo hace con un karaoke en el que canta sin piedad coplas que por su imaginación pasan. Curioso que quién se libró de una larga sentencia ahora nos someta a los demás a la condena de su voz; puede que Dios le haya llamado por el camino de la simpatía pero tiene un oído aquí y el otro completamente echado a perder. No cabe duda de que cuando “El Dioni” canta, “ejecuta” como nadie canciones que en boca de otros hasta tendrían su gracia, pero a él se le permiten estas licencias.
Parte del botín continúa sin aparecer mientras que “El Dioni” baila la conga del fugado junto a unas coristas brasileñas. Puede que no lograra una vida de champán y caviar pero tiene lo que buscaba: mortadela y gaseosa a tutiplén. Siempre fue un chico listo pero nadie diría que fuera un exquisito.

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