Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO
Origen. Valladolid, 1973. Currículo. Se dio a conocer con Greta y los Garbo, con los que publicó seis discos y cuatro recopilatorios. Comenzó junto a Emilio Aragón en Ni en vivo ni en directo. Es la hermana pequeña de siete: «Gracias a mis hermanos mayores tuve acceso a Charlie Parker, Elton John o Led Zeppelin, por eso tengo esa discoteca cerebral». Además de la música es diseñadora. Aficiones. «La moda, la pintura de Ignacio Burgos, y los animales». Debilidades. «¡Los zapatos! Una vez al mes me doy un atracón de comprar zapatos». Virtudes. «Demasiado sincera, daría la vida por mi familia». Defectos. «También demasiado sincera… y me gustan mucho los zapatos».

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Ha estado cinco años sin cantar, a caballo entre Los Angeles y Casablanca donde tiene su segunda residencia. Desde luego que si el verbo cantar viene de encantar, Greta canta muy bien: «Nunca me planteé ser otra cosa. Mi madre dice que cantaba con seis meses en la cuna». Desde el salón de su casa se ve el Retiro, un Madrid de postal. Todo parece una prolongación estética de su casa donde los cuadros modernos le plantan cara, con insolencia, al paisaje castizo. Greta era rubia, hoy no.

Pregunta.- Vuelve: ¿sabe a lo que se arriesga?

Respuesta.- Merece la pena porque me marché a Los Angeles y luego a Marruecos. He tenido tiempo para disfrutar de mis amigos, (eso lo había perdido).

P.- ¿Su profesión era muy absorbente?

R.- Me dijo Juan Carlos Calderón que cuando das lo mejor de ti mismo en una profesión uno acaba cogiendo asco a lo que más ama.

P.- ¿Llegó hasta ese punto nihilista?

R.- Sí. No encontraba aliciente, no me gustaba lo que veía. No estaba completa. Me fui para no seguir siendo carne de promoción.

P.- ¿Está en una fase de crecimiento?

R.- Gracias a Dios soy una persona distinta a la que era, me parezco en algunas cosas, en la bondad y en la sinceridad. Pero soy menos naïf.

P.- ¿Le ha cambiado el carácter?

R.- Vivir en Marruecos me ha cambiado el carácter, es una cultura diferente que te choca.

P.- ¿Se siente cómoda siendo mujer en Marruecos?

R.- Sí, creo que Occidente y Oriente tienen mucho que aprender. Hay cosas buenas y malas. Al principio fue muy duro.

P.- ¿Le ha dado el punto hippie?

R.- Estoy un poco hippie, estoy flower-power y practico yoga.

P.- ¿Está por la «alianza de civilizaciones»?

R.- Estoy por la alianza de civilizaciones, estoy abierta a la alianza y a un ‘yo común’.

P.- ¿Cómo se lleva con Dios?

R.- Soy creyente pero sigo buscando a mi Dios.

P.- ¿Se le acaba de ocurrir?

R.- Soy una persona muy natural, se me acaba de ocurrir. Nunca me preparo entrevistas ni nada.

P.- Vive en la cuna de las manifestaciones…

R.- Por aquí pasa todo… pero vivo en un quinto y le aseguro que no se escucha nada.

P.- ¿Usted nunca baja a manifestarse?

R.- Me dan mucho miedo las concentraciones, me agobio un poco. Pero si es algo que merece la pena allí estoy la primera.

P.- Dice su web ‘Greta se alejó del éxito’.

R.- ¡Sí!

P.- ¿No es tremendamente cursi?

R.- Bastante cursi, ¡eso no es mío!, ¡eso no es mío!, ¡eso no es mío!

P.- ¿Va a echar al guionista?

R.- ¡Vamos a echar al guionista!, ¿a que no me pega nada?

P.- ¿Finalmente de qué se alejó?

R.- Greta decidió vivir su vida y tomarse una caña en La Dolores, en Madrid.

P.- No me lo creo, ¿no es usted más pija?

R.- Las apariencias engañan… ¿pija qué es? ¿Vivir al lado del Retiro, con algunos zapatos que colecciono y algunos cuadros? ¡Para nada!

P.- ¿Qué es una buena inversión?

R.- Un buen viaje, un buen libro y no se engañe usted: a todas las mujeres nos gustan los zapatos.

P.- ¿Es usted un icono del pop?

R.- No, jamás me lo han dicho, ni me lo han hecho sentir. No quiero ser un icono. Y menos una diva.

P.- ¿Y mito erótico-musical?

R.- Eso ya me ha gustado más. Nunca he ido de mito erótico.

P.- ¿Lo suyo es cantar?

R.- No sé hacer otra cosa que no sea cantar, componer o contar historias con mi voz.

P.- ¿Usted cuando canta qué experimenta?

R.- La mayor droga es el aire que respiro y que llega a mis cuerdas. En el escenario te sientes como una pantera, es un momento muy felino.

P.- ¿Echa en falta el momento felino?

R.- Es increíble ese aire y esa bola que se forma. He vuelto por eso.

P.- ¿Es la productora de las Supremas de Móstoles?

R.- Las ha producido mi hermano. Son totales, merecían su tiempo de gloria.

P.- ¿Su relación con Madrid es cordial?

R.- Me encanta Madrid, me gusta Chicote. Me gusta ir por Tirso de Molina y por El Rastro. Los que se quejan que se vayan a vivir a Los Angeles, una ciudad muy desangelada.

P.- ¿Tiene un punto de insolencia?

R.- En cualquier momento, cuando soy demasiado sincera. Mis amigos me quieren como soy.

P.- ¿Cantará en algún mitin político?

R.- No, yo estoy aquí para hacer música.

P.- ¿Su petición como madrileña?

R.- Que acaben las obras. Es una locura, pero Madrid va a quedar muy bien.

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Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO
Origen. Segovia, 1969. Currículo. Es técnico en Comunicaciones, trabaja en el departamento de Ingeniería de Telefónica. «Desde siempre me atrajeron las artes marciales y los sistemas de meditación». Hace 20 años empezó haciendo kung-fu (wushu), de ahí pasó al taichi que es un ejercicio no muy violento, «se trabaja la meditación en movimiento». Desde hace unos años, en enero viaja a China para reunirse con los maestros. Aficiones. «Hacer meditación para buscar el conocimiento». Debilidades. «Los viernes por la tarde, ¡me encantan!». Virtudes. «Honestidad y perseverancia». Defectos. «La impaciencia y el perfeccionismo».
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Jesús vive en Villalba, donde imparte clases de taichi en el garaje de su casa. Esa técnica de meditación le sirve para soportar todos los días un desplazamiento de hora y media hasta su trabajo en el centro de Madrid. Es un hombre pausado, comedido, muy tranquilo, pero ¡cuidado porque sus manos pueden golpear!, como decía el anuncio de Bruce Lee, «aunque nunca me he peleado con nadie». Lo dice como el monje que evita la tentación del pecado.
Pregunta.- ¿Es el ‘pequeño saltamontes’ de Villalba?

Respuesta.- ¡Pues no!, no soy el pequeño saltamontes de Villalba, me conformo con hacer lo que siento.

P.- ¿Qué experimenta haciendo taichi?

R.- El fluir con el movimiento, sentir la presencia de uno mismo.

P.- ¿Se puede aplicar a lo cotidiano?

R.- Es una buena herramienta aplicada con constancia.

P.- ¿Nada le saca de sus casillas?

R.- Siempre puede pasar pero debes utilizar la calma y las herramientas que has aprendido en la meditación.

P.- ¿Sería capaz de tumbar a un elefante?

R.- No… lo ideal sería no tener que usar la fuerza en tu defensa, siempre partiendo de que la calma es la que te hace ver la realidad.

P.- ¿El taichi es un arte marcial?

R.- Taichi es un arte marcial interno, los movimientos pueden parecer contundentes, pero son una pequeña parte. Lo que no se ve es muy superior.

P.- ¿En qué momento uno es maestro?

R.- Primero es necesario sentirlo, luego hacer una práctica diaria y más tarde ser honesto con uno mismo.

P.- ¿Cómo convive con el mundo occidental?

R.- En mi casa hay televisión; no la usamos mucho. Lo bonito es equilibrar lo de Oriente en Occidente.

P.- ¿Qué tenemos que aprender de Oriente?

R.- Deberíamos aprender a vivir el presente, pensar en el futuro sin agobiarse y soltar el pasado sin mirar hacia atrás.

P.- ¿Es una declaración política?

R.- De política no le puedo hablar…

P.- ¿A qué hora se practica el taichi?

R.- Da igual la hora pero sí hay prácticas que se recomienda hacer al amanecer o al atardecer.

P.- ¿Uno puede hacer por tener energías positivas?

R.- La actitud de una persona puede hacer mucho más de lo que nos podemos imaginar. Ser optimista transmite esa energía, un pesimista se atrae malas vibraciones.

P.- ¿Por qué reflexionamos tan poco?

R.- Por el ajetreo de la sociedad y el exceso de información que nos aleja de nosotros mismos.

P.- ¿La soledad es un problema?

R.- No nos han enseñado a estar solos. Hay que aprender a estar a gusto con nosotros mismos.

P.- ¿Los problemas le siguen a uno?

R.- Lógico. Cuando nos vamos de vacaciones cogemos el cuerpo pero la cabeza sigue aferrada en el pasado.

P.- ¿Se puede hacer taichi en la oficina?

R.- Para practicar taichi no hace falta ni ropa, ni un lugar especial. Es una meditación.

P.- ¿Su corazón late igual que el de cualquiera?

R.- Mi corazón es igual pero en reposo tiene menos de 60 pulsaciones. Estoy entrenado, siempre he hecho deporte.

P.- ¿Cuántas posturas tiene el taichi?

R.- Nosotros les llamamos formas y cada una tiene una serie de movimientos. Actualmente practico el estilo chen hun yuan, que tiene varias a su vez.

P.- ¿Quién le pone el nombre a las formas?

R.- Fueron los maestros taoístas que se fijaron en la naturaleza, por eso se hace la grulla, la serpiente, el oso…

P.- ¿No contempla la forma de la avutarda?

R.- No (risas), pero podríamos incorporar la avutarda como movimiento adaptado en España. También hablamos de las alas del helicóptero, que no es nada tradicional.

P.- ¿Entonces las posturas serán del kamasutra?

R.- En un principio no tienen nada que ver con taichi, en mis clases no trabajamos la sexualidad pero dentro del taoísmo se abarca la salud, la longevidad y las artes amatorias.

P.- ¿Para qué vivir una vida larga?

R.- Es interesante vivir bien muchos años, uno tiene que poner de su parte para estar saludable.

P.- ¿En su vida corriente hay estrés?

R.- Algo de agitación, tal vez… Intento no perder mis papeles.

P.- ¿Madrid es ciudad de mente sana?

R.- En Madrid se percibe mucha agitación y a veces crispación, dos cosas que no son nada sanas.

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Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO

Origen. Madrid, 1979. Currículo. Comenzó como malabarista en la escuela del circo Carampa. Gracias a Rafael de Carlos se especializó en malabares con pelotas de fútbol. Ha sido Torres, Joaquín, Luque, Beckham, Raúl, Kaká y Robin en diversos anuncios. Ellos ponían la fama y él su habilidad. «Mi padre quería que heredara su empresa y su hijo le salió artista a su pesar. Tuve que salir en TV con Maradona para que mi padre entendiera mi trabajo». Aficiones. «El rock and roll. Camarón y Pereza (mi grupo favorito)». Debilidades. «¡Las chavalas!». Virtudes. «Sincero, noble y tengo mucho arte». Defectos. «Un poco desastre, un poco bocazas y un poco peleón».

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Se ha formado con los mejores maestros del malabarismo pero no olvida sus orígenes como artista en El Retiro, «donde existe un código ético en el que todos nos respetamos. Aunque para la Policía seamos seres ilegales carentes de derechos. Para ellos somos delincuentes». Le gusta combinar el flamenco con el circo, algo que ya había hecho el alemán Francis Brunn, (con Farruquito). Si alguien tiene un guante en el pie es él.
Pregunta.- ¿No es futbolista porque no quiere?

Respuesta.- No juego al fútbol por tres razones: no corro porque me canso, no me peleo porque me hago daño y no me tiro al suelo porque me mancho.

P.- ¿A usted nadie le quita la pelota?

R.- Sin trampas, sin empujones, sin zancadillas… No hay manera de quitarme un balón.

P.- ¿Le gustaría batir un récord?

R.- ¡Buf, qué coñazo! Son muchas horas y luego no te dan nada.

P.- ¿Los futbolistas son agradecidos?

R.- El que mejor me ha tratado es Diego Armando (Maradona). Estuve en su programa de televisión en Buenos Aires.

P.- ¿Cómo es Maradona de cerca?

R.- Maradona es como si no tuviera piel, es un corazón en la mano, el tío.

P.- ¿Toca el balón como usted?

R.- Bastante mejor. No me puedo tirar el rollo de que yo sea mejor.

P.- ¿Su vida es un equilibro perfecto?

R.- ¡En absoluto!… Ser artista de circo en España es un oficio muy devaluado. Me paso la vida trabajando fuera.

P.- ¿Se imagina actuando en el Real?

R.- Me gustaría juntarme con un cuadro flamenco y un bailaor para hacer un espectáculo en el Teatro Real.

P.- ¿No saldría igual con música disco?

R.- No, porque el flamenco es un arte tribal y tiene mucho de dentro, es lo que me llama la atención.

P.- ¿Bush es un buen equilibrista?

R.- Sólo me salen adjetivos despectivos de él. No le podría negar mi entrada al espectáculo; pero invitado no va a ir.

P.- ¿Es la atracción favorita de sus amigos?

R.- Estoy muy acostumbrado a llegar a una reunión y que me digan: «¡Jesús, haznos algo!», y hacer malabares con cinco patatas.

P.- ¿Eso con las chicas funciona bien?

R.- ¡La verdad es que sí!… Las chavalas lo ven y dicen: «¡Cómo tiene que manejar las pelotas este tío!».

P.- ¿Las «pelotas» que yo pienso?

R.- Sí, las que ellas piensan.

P.- ¿Dónde está la escuela de su oficio?

R.- En mi caso fue El Retiro en fin de semana; los lunes cambiaba las monedas en el banco.

P.- ¿Se ganaba pasta bien en El Retiro?

R.- Es muy difícil vivir del trabajo en El Retiro.

P.- ¿A quién recuerda de su tiempo?

R.- A Stuartini, era muy respetado pero un artista malísimo. Hacía «la cuerda de muerte», llevaba media vida en España y, como Robinson, no sabía hablar nada. Se fue.

P.- ¿Lo extraditaron por malo?

R.- Se marchó a su país, Estados Unidos, también expulsado por los suramericanos que llegaron a trabajar saltándose todos los códigos.

P.- ¿Su trabajo es de «tiqui-taca»?

R.- Sí, entre la habilidad y el desparpajo. Luego tengo que «vestirlo» bonito para que guste al público.

P.- ¿Su mejor público quién es?

R.- Vallecas. Me encanta actuar en el Hebe, lleva abierto 27 años. De ahí salgo tan emocionado como si saliera de Las Ventas.

P.- ¿Mejor Vallecas que el barrio de Salamanca?

R.- La gente de Vallecas sabe valorar. En el barrio de Salamanca nada más que hay discotecas de pijos y pringaos.

P.- ¿En general se aprecia al circo?

R.- No, somos muy catetillos. En España el circo no ha salido adelante porque hemos pasado de la alpargata al BMW.

P.- ¿Usted qué coche tiene?

R.- Si tengo que elegir me quedo con la alpargata que es la autenticidad.

P.- ¿Qué piensa de los artistas de semáforo?

R.- Es un formato que nació en Suramérica, 20 segundos de trabajo y 15 para pasar la gorra. En Venezuela me encontré con una niña de ocho años que en un semáforo hacía trucos que a mí no me salen.

P.- ¿A qué renunció para ser artista?

R.- A un trabajo estable, a llevarme bien con mi familia, y acepté que me tuvieran por un tipo raro.

P.- ¿En la vida se le caen los platos?

R.- Mil. Los malabaristas somos los que más huevos hemos roto en las cocinas de nuestras madres.

P.- ¿A qué se parece el amor?

R.- A mover muchos platos chinos a la vez y a que todos estén en el aire sin caerse.

P.- ¿Qué es el «más difícil todavía»?

R.- Lo que hacía Francis Brunn: el truco imposible… Yo estoy en ello.

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