Entradas en octubre, 2006


La lengua de Peñafiel (autor Iniciatus) escrito en elconfidencial.com

octubre 5th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Es posible que a ustedes, que son casi todos envidiablemente jóvenes, la peña periodística Primera Plana les suene a cosa un tanto antigua, de otro siglo (del pasado, para ser exactos). Los desmemoriados quizá caigan en lo que les digo al recordar que ese grupo de periodistas, que se dedican muy mayoritariamente a la información ?del corazón?, entregan cada año, más o menos desde los tiempos del Tratado de Versalles, los premios Naranja y Limón, que honran a los ?famosos? que, respectivamente, se muestran más amables y más cardos son con los informadores.

(Pausa para respirar. La otra mañana me decía Jesús Hermida: ?¿Tú te das cuenta de a qué velocidad cambia el significado de las palabras? La palabra famoso, por ejemplo. Hace veinte años, famoso era Cela, que haría muchas cosas raras, pero que había escrito La Colmena. Ahora, famosa es Belén Esteban. Y sale ese señor, Julián Muñoz, y suelta ante los micrófonos: ?¡Nosotros, los famosos, tenemos derecho a que se nos respete!? ¿Ves? Ser famoso, antes, era una circunstancia, incluso una consecuencia de determinados méritos. Ahora es una profesión?. Estoy de acuerdo con el maestro. Y me alegro por mucha gente que, de no ser ?famosa?, ¿qué sería? Aparte de hacer todo eso tan lucrativo que le ha llevado a la cárcel, ¿qué más sabe hacer ese señor Muñoz? Es cosa que ignoro por completo. Fin de la pausa).

No voy a meterme con la peña Primera Plana porque, además de gloriosos ancianitos fundadores y de gente como Mariñas o ese tal Alix, que a mí me da una alergia invencible, allí están grandes y admirados periodistas, como Amilibia o nuestra Paloma Barrientos. Y el presidente de la peña es, ahora mismo, Luis Melero. Así que déjenme que sea amigo de mis amigos, ¿eh?

La peña se reúne a comer todos los martes en torno a un invitado a quien preguntan cosas. Fue Melero quien me propuso acudir al almuerzo del otro día, en el hotel Miguel Ángel. El protagonista era Jaime Peñafiel, a quien yo profeso un sincero e invariable afecto desde hace muchos años. Melero me aseguró que también estaría Rafael Martínez Simancas, uno de los genios del humor que hay ahora mismo en la Prensa. Por cierto, ¿saben qué mensaje tiene grabado Simancas en el buzón de voz de su móvil? ¿No? Pues es éste:

Suena una voz gangosa y cantarina que dice muy deprisa: ?Buena tarde. Soy segletalio japoné de siñor Martínesimanca. Tú deja mensaje cuando oye gong. ¡Gonnng! Ya puede, ya puede?. Y luego el pitidito?

Llegué, como suelo, antes de la hora. Saludé a Melero y de pronto me hallé completamente sitiado por un señor al que yo no había visto en mi vida y que me soltó, del tirón, lo que sigue:

?Hola, encantado de conocerte. Me llamo Juan Carlos Ruiz y he escrito un libro muy entretenido, muy ameno y maravilloso.

?Ah.

?¿Hablamos de tu próstata?

?Hombre, es que ahora mismo vamos a comer y no creo yo que sea el tema de conversación más adec?

?No, no, es que mi libro se titula así, ¿Hablamos de tu próstata? Está muy bien escrito y es de lo más entretenido.

?Me lo figuro, me lo figuro.

?Verás. No conocemos a nuestra próstata. ¿Tú sabes por qué en China no existe el cáncer de próstata? No, ¿verdad? Pues es por la alimentación. Como consumen tanto arroz y tanta soja, la próstata les va fenómeno. Pero los chinos, en cuanto viajan a Occidente, empiezan a padecer de la próst?

Vi que llegaba Peñafiel y me libré sin contemplaciones de aquel apóstol de la prostacidad contemporánea, me acabo de inventar la palabra y espero que exista; si no, que la pongan. Mejor dicho, se lo endilgué a otro, porque el pelmazo, sin perder un solo segundo, enganchó por el brazo a otro comensal y empezó de nuevo con toda su alma: ?Hola, encantado. Me llamo Juan Carlos Ruiz y he escrito un libro maravilloso y de lo más entretenido. ¿Hablamos de tu próstata?? Creí oír un grito de socorro, pero yo ya estaba con Jaime.

Peñafiel, a su edad, está guapo, ofrece un aspecto admirable. A mí a veces me da por pensar que duerme, de okupa nocturno, en el Panteón de El Escorial, donde no hay una sola bacteria ni una mala idea dinástica que turbe el augusto reposo de los Grandes Reyes. Jaime tuvo durante muchos años una relación envidiable, casi diría que un afecto personal, con la Familia Real. Eso se rompió hace mucho, en circunstancias muy dolorosas para él, y desde entonces ya no tiene la información directa que tenía. Sigue sabiendo mucho, pero aquellas fuentes han dejado de manar. Se limita a hacer análisis de lo que sabe o cree adivinar, a juzgarlo, a opinar. Naturalmente, en contra: sangra por la herida, le guste o no. De ser el más honesto monárquico que había en el papel couché, se ha convertido en un republicanote anticortesano que, a pesar de serlo, exige de la Familia un comportamiento medieval, un puritanismo que ninguna Casa Real del mundo (salvo la japonesa, pero eso no es una Casa Real, eso es un Escorial de dioses medio vivos) tiene hoy.

Lo que conserva el buen Jaime es una lengua que, el día en que se la muerda, nos ponemos todos sus amigos de luto, porque cae fulminado. Yo sólo puedo repetir aquí, de todo cuanto soltó por esa boca el granaíno, apenas una frase magnífica: ?La Casa Real ha pasado de Sabino a Sabina?. Aludía Peñafiel al incombustible Fernández Campo, el último ?padre? que tuvo el Rey, y al poeta Joaquín Sabina, que ha tenido la increíble desvergüenza de hacer público un chiste que le contó la princesa Letizia en una cena privada. El chiste de funambulistas, grosero y muy poco gracioso, iba sobre ella misma. Cotillear con eso, ustedes disculpen la expresión, es una cabronada de las que no se perdonan jamás. Pero, como decía Jaime, es una cabronada merecida, casi buscada: los Príncipes, yendo a aquella cena, corrieron un riesgo que no se puede correr cuando uno tiene el trabajo que tiene.

A los muy escasos contertulios de Primera Plana, la verdad, les daba más o menos igual el presunto problema sucesorio-leonórico que se plantearía si el vástago que esperan ahora mismo don Felipe y su esposa es varón. La inmensa mayoría estaba convencida de que no habrá nuevas guerras carlistas por una cosa así. Pensaban casi todos que la Monarquía, en España, durará muy poco más que don Juan Carlos. Porque falta vocación en el relevo, decían?

Peñafiel, que no necesita ganar más dinero para vivir como un jeque durante el resto de su vida; que se ha reconciliado (esto sí me asombró), después de veintitantos años, con Eduardo Sánchez Junco, el tipo que le echó de ¡Hola!, entraba al trapo de todas las preguntas y decía cosas sobre el Príncipe, sobre las infantas, sobre los negocios de Urdangarín y, desde luego, sobre Letizia, que no deberían decirse nunca delante de periodistas. Supongo que él sabrá por qué lo hizo. Creí distinguir en sus ojos una gota de descomunal y creciente rencor que puede que tenga, eso no lo sé: yo nunca se la había visto antes.

Acabamos recitando él y yo, a dos voces, a Gutierre de Cetina y hablando de Franco, que eso tiene menos peligro. Recordamos aquella cacería memorable de febrero de 1964 ?él estaba allí? en que Manuel Fraga, que no había cazado en su vida, se presentó en la finca de Santa Cruz de la Mudela vestido de austriaco, de ?extra? alpino de las películas de Sissi, con sombrero verde de fieltro y pluma en la cinta, y le acertó, a la primera, a una perdiz de descomunal tamaño que vio por la mirilla.

Tan descomunal que no era exactamente una perdiz: era el culo de Carmen Franco Polo, la hija del dictador. Si en vez de perdices hubiesen estado cazando venados, que llevan otra munición, Nenuca, marquesa de Villaverde y madre de esa chiflada gorda y bailongona de Carmencita Martínez Bordiú, se hubiese quedado en el sitio. Pero la hoy suegra del cántabro ?Pedro Picapiedra? sólo quedó malherida y propició una frase asombrosa del ?caudillo?: ?El que no sepa cazar, que no venga?. Y ni siquiera quitó a Fraga de ministro, cuando los alcaides de las más lúgubres prisiones de España ya andaban, entusiasmados, mandando disponer grilletes y calabozos para el ?Nemrod? de Villalba.

Así terminó la comida. Nos dimos un abrazo: ?Tenemos que vernos más, Jaime?, sonreí yo. ?Eso mismo me decía Letizia?, se mondaba él. Salíamos del hotel cuando oí una voz a mi espalda: ?Pues, como te estaba diciendo, la próstata?? Me lancé a un taxi con el mismo juego de cintura que usa Pau Gasol para colarse entre la defensa contraria y arrear un mate de los de bandera. Cuando hace falta, no estoy tan

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Se busca candidato apañado para puesto de relevancia

octubre 2nd, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Las páginas de elmundo.es son un hervidero de comentarios.Desde hace una semana se recogen las opiniones de los internautas que votan al candidato ideal del PSOE al Ayuntamiento de Madrid. Como Ferraz guarda mutismo, el pueblo soberano tiene que respirar por algún sitio. La nueva democracia virtual camina tres pueblos por delante de las estrategias de partido. Así está el termómetro del candidato, sólo falta que José Luis Uribarri le dé una explicación antropológica a las votaciones como cuando narraba Eurovisión. Hay candidatos lógicos: Zerolo, Marín, De la Vega. También poéticos: Pedro Duque, Ana Belén y el juez Grande-Marlaska, y finalmente los alternativos que dan un toque de color carnaval a la encuesta.
El look de Piratas del Caribe II de Pedro Zerolo -al que ayer saludó afectuosamente Rodríguez Zapatero en Alcorcón… – le sitúa en primer lugar: sus rizos de compañero de Jack Sparrow le dan puntos. Dicen que es «guapo, inteligente y encima gay», comentario que no deja de ser algo machista pero muy elogioso. Habría que saber cuántos suspiros ha costado apretar su casilla y cuántas salidas de armario contenidas hay detrás de la expresión «y encima gay». Además, Zerolo se ha quedado para aguantar la brocha (el suplente de Trinidad, Oscar Iglesias, ni está ni se le espera en la comunidad virtual). Si finalmente Zerolo aceptara la oferta de Sparrow para navegar con otro rumbo tras la pista del cofre del hombre muerto, los internautas se fijan en Manuel Marín. Del presidente del Congreso dicen que es el único político con fans (pudieran ser también los de Zerolo, en este caso se admite doble y hasta triple militancia político-afectiva). Marín tiene un no se qué que qué se yo, toque místico mezclado con barba de galán de comedia italiana, siempre al borde de enrojecerse. Debido a su prudencia gramatical y a su prosodia exquisita, es difícil imaginarlo desgañitado en un mitin, más bien llamaría la atención con el agitar de una alegre campanilla.

El tercero en discordia es José Bono, al que sus propias palabras le traicionaron cuando prometió no enfrentarse jamás a su amigo Alberto Ruiz-Gallardón. Cuando uno se instala en la epopeya cualquier promesa suena a juramento de Santa Gadea, y Bono no puede desdecirse haciendo suya la leyenda de las espadas toledanas del XVI: «No me saques sin razón pero no me envaines sin honor». Esto le pasa por convertirse en un personaje de Alatriste que se bajó de la pantalla como el protagonista de La rosa púrpura de El Cairo. Hasta es posible que se haya tapado los oídos cual Ulises y haya pedido que le amarren al mástil de la coherencia como hizo el héroe griego para evitar el canto de las sirenas. En otras palabras: haberlo pensado mejor, tío.

A mayor distancia le sigue un pelotón de personajes más o menos insólitos; a la cabeza destaca el juez Grande-Marlaska, que ha convertido los peldaños de la Audiencia Nacional en un anuncio de moda de otoño. Hay estilo, clase, elegancia y belleza urbana. Dicen que es el hombre de moda, en todos los sentidos: nadie sabe llevar mejor las chaquetas, ha roto con la imagen del magistrado reptil que ascendía en función de los años y las capas en su concha de galápago. Más de un votante de Zerolo ha puesto al juez de segunda opción. Con Grande-Marlaska en la Plaza de la Villa, la bandera luciría con el toque especial de la seda salvaje.

A continuación, Pepe Blanco, el central del PSOE, el hombre que propone y dispone. Su dicción no es del todo castiza, pero podría intentar convertirse en el primer alcalde de Madrid que diga «en efeto», y «efetivamente». Los votantes aprecian su capacidad maquiavélica de manejar el partido y de guardar el secreto del candidato como San Tarsicio defendió el cáliz ante los soldados del emperador Valeriano. En este sentido resulta un Alfonso Guerra pero sin ceja gótica. A Blanco le sigue Pedro Duque: los madrileños, hartos de agujeros subterráneos, suspiran por alguien que les lleve a las estrellas. Al menos una persona que entienda de agujeros negros para manejarnos por la M-30. Se premia la ingravidez como mensaje electoral.

María Teresa Fernández de la Vega, que puede resultar la gran tapada, también lo parece para los votantes de elmundo.es: se entiende mal que tenga tan baja intención de voto. Opinan de ella que es la presidenta de facto, podrían añadir también que de tacto: la mujer que dialoga con la curia y bandea inmigrantes. De la Vega es una institución al margen del cargo, ha conseguido ganarse el respeto de señora de bien, su sastre no tiene nada que envidiar al de Grande-Marlaska, ni mucho menos. El resto del pelotón lo componen Ana Belén (por sus continuas atenciones a la Puerta de Alcalá), el alcalde de Getafe Pedro Castro (sería bi-alcalde y finalmente capitalino) y Angel Gabilondo, (adjetivado como el hermanísimo).

Si quieren probar emociones más fuertes, dense una vuelta por el apartado de alternativos: ahí empatan El Fary con Carmen de Mairena, in-des-crip-ti-ble su parachoques labial neumático salchichero… pero se las tendrían que ver en unas primarias con la baronesa Thyssen «¡fenomenal, fenomenal!».

En caso de apuro, siempre nos quedará Pocholo, un intelectual con mochila y partidario de las noches blancas. Los más osados proponen a Federico Jiménez Losantos: el duelo con Gallardón echaría chispas. En caso de ganar, la ciudad amanecería más temprano a toque de diana obligatoria.

Dicen que es adrenalina pura, y aciertan.

Elija sus dos candidatos preferidos para la alcaldía a: www.elmundo.es/

MAS DE 21.000 VOTOS EN ‘www.elmundo.es’.

Pedro Zerolo (25.5%, es decir, una cuarta parte de los votos), Manuel Marín (13.5%), José Bono (11.6%), Fernando Grande-Marlaska (10.3%) y Pepe Blanco (9.4%), de izquierda a derecha en las imágenes. Ésta era la foto fija, ‘tomada’ anoche a las 22.30 horas (21.638 votos en ese momento), de la encuesta de ‘www.elmundo.es’ sobre el candidato ideal del PSOE a la Alcaldía de Madrid. Los 10 nombres a los que se puede votar fueron los destacados en un foro que se inició hace una semana. María Teresa Fernández de la Vega, Pedro Duque, Ana Belén, Angel Gabilondo y Pedro Castro son otros candidatos… aparte de la lista de ‘alternativos’ que comanda El Fary.

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Don Miguel

octubre 1st, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Unamuno era alto, estilizado, elegante, culto y distante. Con esas cualidades se entiende que le costara vivir en la España de comienzos del siglo XX, un país de venganzas inacabadas. Es posible que a don Miguel se le cite mucho pero se le lea menos, a la gente no le gustan los buenos ejemplos ya que se verían obligados a imitarlos. Millán Astral gritó ?¡viva la muerte, muera la inteligencia!? como si Unamuno fuera el culpable del subdesarrollo nacional. En cierta medida cuando un país ha perdido la cordura le da igual perder la cabeza, y Unamuno era demasiado pensador para tan poca sustancia patria.
El catedrático Francisco Blanco ha recuperado la memoria biográfica del escritor en ?Unamuno. Diario final?. Todavía no he leído el libro pero ya el título me lleva a pensar que don Miguel estaba destinado a un final de soledad y desamparo, como no podía ser de otra manera para un español lúcido de aquellos años de escopetas y consignas. Me cuentan que es una biografía donde se destaca la fidelidad del autor a su mujer durante muchos años, a pesar de las notables conquistas que se le atribuyeron. Es normal, alguien con su capacidad de escribir puede trazar el mapa emocional del 98 o romper cuarenta corazones, y todo cabe en una misma cuartilla. Un escritor es un arma de seducción permanente, lo es en razón de su oficio, tiene la obligación de resultar un don Juan en todos sus discursos aunque sean visiones de un país en crisis. Cervantes fue un seductor que se inventó El Quijote para conseguir que le quisieran; y acertó.
Unamuno se marchó de esta vida con la amargura que da el talento, a veces no conviene tener una visión tan clara. Eso sí, fue leal a su palabra y a su circunstancia. Fue ritualista y metódico como Kant, magistral y adelantado a Ortega. Si será interesante que muy pocos se han atrevido a contar su biografía, había que adentrarse en el laberinto del pensamiento que es una aventura por sí misma. La vida es una hecatombe y sólo algunos encuentran una razón y una salida, dicho sea en beneficio del autor de ?San Manuel Bueno y Mártir?, una obra donde Dios resulta herido y el hombre, (un ser humano que luego tomaría dimensión con Sartre y Camus), se maneja entre dudas irreconciliables. Lo bueno es que para entender a Unamumo no hace falta que nos lo traduzcan.
Su sombra fue escueta y alargada, como su pensamiento. Su biografía es la de aquel que todo lo intuía pero que nada aconsejaba. Con el 0.7 por ciento de su sabiduría se gobiernan muchos pueblos. Alejandro tuvo a Aristóteles como maestro, en cambio don Miguel parecía el hermano de Aristóteles. Un español doliente.

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La tarjeta de madrileño

octubre 1st, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Cuentan, y no paran de las largas colas, los que han tenido que solicitar una tarjeta de residente para aparcar el vehículo en sus calles. Dicen que el trámite es tan largo y engorroso durante las horas de espera (desespera mejor), que al personal le da tiempo para enamorarse, para separarse, para tener hijos y hasta para buscar una casita en la sierra, alejados de la marabunta administrativa del Ayuntamiento de Madrid. Bien está pedir garantías pero otra cosa es machacar al ciudadano en un trámite de tortuga reumática.

Se entiende mal que el Ayuntamiento, que tanto presume de modernidad artística, no sea capaz de agilizar un trámite a todas luces elemental. Si la concejalía de las Artes consiguió una “noche en blanco”, la concejalía de Movilidad debería evitar una “tarde en negro”. La culpa no es de los funcionarios que se aplican en el cumplimiento de la norma, sino de los regidores que se muestran muy estrictos. En ocasiones cuando se alcanza la ventanilla, después de un notable esfuerzo, hay que volver a por el seguro del coche o ha caducado el certificado de empadronamiento que bien se podría sustituir por el de encabronamiento.

Tan modernos que somos para unas cosas y tan limitados para otras. Una ciudad emergente y capital no puede enfrascar a sus ciudadanos en trámites faraónicos, en todo caso les debe facilitar la aportación de documentos y aliviar el tiempo de espera. O eso, o que pongan saltimbanquis y tragafuegos para solaz del personal.

La tarjeta de madrileño no se consigue por penar en una cola.

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