Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
RETRATO
Orígenes. Zurich, (Suiza), 1942. Currículo. Periodista, llegó a España antes de morir Franco. Estudió Lenguas Románicas e Historia. Es autor de media docena de libros sobre España, Portugal y el magreb, y dueño de La Librería Alemana. Colabora en la revista Focus y el semanario Facts. Fue presidente de la Asociación de Corresponsales Extranjeros y ahora lo es de su comunidad de vecinos, «me eligieron porque soy suizo y dejo hablar a todos». Aficiones.«Tocar el piano, desde canción sefardí hasta sonatas clásicas.Y el deporte». Debilidades. «Viajar a países del tercer mundo, donde la vida es más sencilla». Virtudes. «¡Que otros hablen de esto!». Defectos. «El afán inútil de tratar de contentar a todos, y al final quedas mal».
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Le pareció una idea divertida reunir a 18 corresponsales extranjeros para que contaran su visión de España, impresiones que aparecen en el libro Vaya país, (Aguilar). La suya es la de los madrileños, lleva aquí 30 años, su azotea da al PSOE, en Ferraz, «entre mi pared y la suya construyeron un metro de blindaje». Es castizo, amante de las tapas («son lo más»), de la poesía, de la siesta y tiene claro que, después de vivir aquí, a su país sólo vuelve de vacaciones, (o a pagar impuestos).
Pregunta.- ¿Es usted un guiri?
Respuesta.- Estoy tan contagiado que no tengo la cabeza guiri.Sueño en español.
P.- ¿Las palabrotas?
R.- Cuando voy en moto lo primero que me sale son palabrotas en suizo-alemán, y la conversación fuerte en español.
P.- ¿Cómo se dice tonto?
R.- «Dumme cheib» (tonto del culo). Expresión que existe en todas las lenguas, como si los tontos del culo fueran una ONG.
P.- ¿Cómo somos los madrileños?
R.- A ojos de extranjero: ruidosos, gesticulantes, parece que siempre lo pasan bien.
P.- ¿Ustedes ligan más?
R.- Hace falta salero, si te diriges a la manera alemana «no comes una rosca», (Risas).
P.- ¿Ha pasado hambre?
R.- Esa expresión la conocí una vez que no me comí «rosca»
P.- ¿Por qué gritamos?
R.- Para mostrar presencia e imponerse al otro, forma parte de su energía vital.
P.- ¿Nos reímos de ustedes?
R.- Sólo nos tenéis envidia de los bancos, como si cada suizo fuera propietario de uno.
P.- ¿No es verdad?
R.- No exactamente, podemos tener algo en el banco, pero no ser el propietario.
P.- ¿Lo más extraño?
R.- En una cola delante de Doña Manolita pregunté: ¿qué hace esta gente? Y al decirles que era suizo, añadieron: «¡Claro, usted no lo necesita!» (Risas).
P.- ¿Rápidos de ingenio?
R.- Siempre tienen una respuesta acertada y rápida, en cambio nosotros todo lo pensamos siete veces, cuando llega la respuesta correcta es tarde.
P.- ¿Les parecemos curiosos?
R.- Hace años se decía: «es tan raro como un pueblo español», era lo más exótico e incomprensible para nosotros.
P.- ¿Allí desayunan churros?
R.- ¡No! ¡Sólo pan negro y muesli, que es la salud total!
P.- ¿Le gusta el dulce?
R.- ¡Sí! De vez en cuando uno, aunque a mi mujer le parece exagerado.
P.- ¿Serán bollos suizos?
R.- Se llaman «weggli» y «semmeli», son muy parecidos.
P.- ¿Duermen siesta?
R.- ¡Ni hablar! Dormimos a las diez y media, nos levantamos a las seis de la mañana.
P.- ¿Nació neutral?
R.- Bueno, soy del Barça. En mi país lo valoramos todo y hacemos leyes que duran hasta 80 años.
P.- ¿No discuten nunca?
R.- No hay broncas, tenemos una paz laboral que dura desde 1937, un gobierno basado en una fórmula de 1956. Es un país a veces aburrido.
P.- ¿En Madrid se despendoló?
R.- Aquí aprendí a tutear, a hablar sin mucho obstáculo, a dar abrazos. Son ustedes muy espontáneos.
P.- ¿Hemos cambiado?
R.- Madrid es más moderna, pero más estresante. Del pasado queda la voluntad de caos, sobre todo en el tráfico.
P.- ¿Y las multas?
R.- Una multa no significa que la pagues.
P.- ¿Cuál es nuestro carácter?
R.- El madrileño es la libertad antes que la seguridad.
P.- ¿Qué atrae más?
R.- En las guías turísticas destacan a Chueca, Santa Ana, Huertas…A mis amigos les llama la atención el metro.
P.- ¿Un metro casi suizo?
R.- Sí: moderno, limpio, funcional con la única diferencia de que en Suiza no hay metro (Risas).
P.- ¿No quiere uno allí?
R.- Para hacer una obra de tanta magnitud hay que pasar mucho papeleo, no creo que viva para verlo.
P.- ¿Usamos palabras perversas?
R.- El suizo no sabe lo que es un «carajo», puede decir: «he ido con el coche con mucho carajo», (por velocidad), y piensan que hablan español.
P.- ¿Lo mejor?
R.- ¡La tapa! Un hit en Europa. En Zurich es impensable tomarse algo rápido y de pie.
P.- ¿Cree en la reencarnación?
R.- En una vida anterior creo que he sido español, un guitarrista andaluz. Quise ser bailaor de flamenco pero mis piernas curvas son de futbolista.
P.- ¿Algún letrero impacto?
R.- Una vez leí: «este bar no funciona pero tiene gracia», en mi país nadie lo diría.
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