ABC MADRID
Ya le tocaba a la Casa de Campo una manita de modernidad y de alegría. Tras unas vallas siempre sospechosas es fácil imaginar un juego de bolsas de plástico que giran con el viento aunque sea el cálido del verano.
La Casa de Campo, espacio de caza real que fue abierto al pueblo de Madrid cuando comenzaba en los jardines de Palacio los reyes subían al caballo y cruzaban al otro lado del río. Puestos a comparar en extensión, (no tanto en belleza), menudo Versalles les quedaba a nuestros monarcas. La cesión magnífica, pero luego cierta dejadez municipal le han ido relegando ante operaciones más urbanas, en aceras de relumbrón.
Junto con el Parque del Retiro nuestra Casa de Campo es un pulmón de referencia madrileño, no sólo un lugar de paso para ir al zoo, o al Parque de Atracciones. Hay grupos organizados que se preocupan por cuidar del medioambiente y que de manera habitual emiten boletines con resultados y también con sus quejas, que no son pocas. Es, también, un lugar de referencia también para quienes estudian los restos de aquella guerra española que tanto tardamos en superar sus consecuencias porque nos ha dolido desde siempre. Incluso se cuenta la leyenda de un batallón de soldados venidos de África que cayeron al fondo del lago; absurdo pero con ese cuento generaciones y generaciones han remado mirando un fondo que es escasamente profundo, da para paseo en barca pero sin mareos porque en el Lago aún no se puede hacer surf, (todo es que se pongan).
Lo importante es saber que se va a sanear detrás de esas tapias que siguen siendo muros prescindibles. Si se llama Plan Renove, perfecto, pero si tuviera otro nombre bienvenido fuera. Pedir, reivindicar, exigir una Casa de Campo limpia e impoluta en el siglo XXI es un grito.
Y que vuelva el cereal a ser sembrado porque su aire al viento le da otra dimensión a unos terrenos echados perder. Eso sí, que consulten bien donde lo instalan porque a ver si por un mal cálculo ecológico cometemos otra barbaridad. Será un placer contemplar cómo el trigo crece donde antes la nada campeó.
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Una de las medidas mas pragmáticas del Gobierno Zapatero,ademas de prohibir fumar en lugares cerrados,fue fijarle un precio de 5 ctmo.de euro a las bolsas de los supermercados que antes te daban gratis y al mogollón.Esa media esta teniendo una repercusión que ahora cuando se levanta el viento,cada vez hay menos bolsas de platico revoloteando.
Pues quedan mogollón que deben ser del antiguo régimen.
Y mas cosas que revolotean.