Antes de cerrar la tienda que habÃa sido de su familia durante tres generaciones, Juan Pascual lanzó la vista a lo lejos como el que quiere recuperar algo que ha perdido. Las estanterÃas estaban vacÃas, los cristales sucios, el polvo se acumulaba en el suelo y algunas cajas llenas de libros se apelotonaban en el centro, como si tuvieran miedo a la mudanza.
Juan Pascual se habÃa criado en esa tienda de chucherÃas y venta de tebeos y periódicos. Gracias a su abuelo conoció las historias de “El Jabato”, y gracias a su madre pudo leer algunas revistas que llegaban de ParÃs cuando todo estaba por permitir. La crisis y el hastÃo habÃan echado el cierre a la pequeña tienda de barrio.
Juan Pascual recordó todas esas revistas y libros de bolsillo que habÃa podido leer, y les dio las gracias. De manera simbólica apuró la cerveza en señal de gratitud, un ¡va por ellos! Luego el cierre se quejó por última vez y se echó la llave al bolsillo.
Juan Pascual también tenÃa una buena historia para contar pero se la guardó, como la llave, como los recuerdos. Hasta que abrieran el restaurante chino un ratón se quedarÃa de guardia. En los cuentos y en la vida no siempre ganan los buenos.
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Contradiciendo el adaggio, en tiempos de tribulación sà hay muchos que hacen mudanza. No en lujosos camiones del ‘Servicio Móvil’, sino en ‘fregonetas’ de amiguetes, prestadas ad-hoc.
Sufrido papel el de Pascual, sacando fondos del cajón, pidiendo renovaciones de pólizas, hipotecando su hogar, descapitalizando su quiosco, aplazando los pagos a proveedores. ¿Qué hacer? Toda una vida entregada a la mirada ‘dulce’ de un chavalÃn, a la suscripción de doña Manuela y al diario de don Andrés.
Menos mal que se queda el ratón -quizá no de guardia-, pensó el nuevo propietario, Chao-Li. Ya tengo para mi primer ‘arroz tres delicias’.
¿Pero no era gato lo del arroz tres delicias? qué lÃo tengo…
No, no siempre ganan los buenos, pero el éxito es siempre relativo y se mide de dentro a fuera.
Igual en el “Bar Blasco” ponen gato por liebre, en esta historia no. Al contrario, hay ratón por uno que pierde.
Por eso, Bárbara, siempre es mejor un gato que un perro porque no se conoce que haya gatos policÃas. Tu comentario, que ocupa tres lÃneas, es de tres delicias. Sin postre.
Carlos: Chao-Li era un secundario de lujo en las pelÃculas de chinos. Le recuerdo en “55 DÃas en PekÃn” cuando se le veÃa pasear por la muralla a quinientos metros de distancia. Si coges la lupa y paras la imagen se le ve muy bien. Chao-Li es un hombre comedido, quizá algo iletrado pero se le podrÃa dejar con unas tortugas una semana sin que les hiciera la pedicura. lo que se dice alguien de mucha confianza.
Al que yo conocà -y traté ampliamente- fué a Chao-Li-Chi. SÃ, ése, el mayordomo de Ã?ngela Channing en ‘Falcon Crest’. Sin entrar en los detalles, tuve la oportunidad de pasearles -a él y a su bella esposa de Seattle- por Galicia durante tres dÃas (full-equip) en el año 89.
Aún conservo los documentos gráficos de aquel largo ‘finde’. Un personaje entrañable, profesor de Tai-chi-chuán.
Muy bonito, Rafa. El primer párrafo, para enmarcarlo.
Un abrazo
Javier
Tu historia es bonita y conmovedora, también muy triste, pero no piensas que las personas, afortunadamente, contamos con una estrategia muy sabia y esclarecedora que es la intuición. A todos nosotros se nos presenta en un momento dado de nuestra vida (suele coincidir con los 40 años) una encrucijada en la que uno libremente puede elegir un camino diferente, que, intuitivamente, sabe que es el mejor para el resto de sus dÃas, y que, por el contrario, algunos optan por seguir en la inercia diaria que les castra irremediablemente pero que es más cómoda y familiar.
Apuesto por los luchadores que las ven venir y reivindican con “uñas y dientes” su derecho a una vida mejor.
No faltaré a la cita de las 10.
Un saludo.
Victoria.
Carlos: no sé si has tirado la piedra por casualidad o habÃas leido la entrevista que le hice al profesor de taichà Tai-chi-chuán. Una persona muy cálida que podrÃa matarte con sus manos puesto que es de los pocos maestros de Kung Fú que hay en España. Recuerdo que me contaba que nunca se habÃa enfado con nadie, ¡menos mal!
Javi: gracias, mucho más viniendo de tu parte porque sé que admiramos a GarcÃa Márquez, y las cajas vacÃas pueden ser el arranque de una novela. David, tú y yo nos pasamos la vida buscando una frase. El Quijote buscaba caballeros para combatir, también una buena empresa.
Victoria: no sé a qué edad se te hace un nudo la vida, y si tiene que ser a los 40 precisamente. Yo he pasado esa frontera hace siete años y me dirijo a la de los 50, de manera pacÃfica pero sin detenerme.
El conflicto va conmigo desde que era joven, rebeldÃa le llaman, o exceso del pensar.
¡Esta noche hemos quedado, que no se te olvide, a las 10.15!, espero no defraudar.