Hay un anuncio que ni se lo plantea, directamente responde que si: todos nuestros sueños son caros, (y algunos horteras). Cada cuál responda si necesita un yate para ser feliz o se apaña con unos buenos amigos con los que tomar unas cañas de vez en cuando.
Lo que me sorprende son los sueños colectivos que arrastran y desmontan pasiones, por ejemplo el fútbol donde no pasar a la siguiente fase parece una tragedia nacional que merece terapia para todos y que nos va a costar durante un tiempo haber sido apeados por Holanda. ¿También el fútbol es un sueño caro? ¿Tanta importancia se le da al llamado deporte rey?, ¿Viviremos esta derrota mundialista como una traición del destino?, ¿No es mucho exagerar? Se podría pensar que o salimos a la calle con la camiseta roja o nuestras vidas no tienen sentido.
En fútbol, como en la vida, como en los sueños parece que no aceptamos asuntos baratos y perder es una realidad que nos humaniza. De hecho deberíamos aprender a que será muy difícil tener un velero, un avión privado, una isla en Bahamas o dos butacas fijas en la Ópera de Berlín. Y puede que fuéramos más felices porque no hace falta marearse en el avión, para eso vale cualquier línea comercial, es mas hermoso recorrer mundo que ocultarse en una isla, es más divertido tomar unas cañas con los amigos que la Ópera de Berlín, casi seguro.
Pero el futbol parece que nos ha captado y sin llegar a las tragedias que vemos en Brasil cuando el equipo no carbura se nos ha instalado una depre colectiva absurda. Por lo tanto además de sueños caros tenemos también sueños bobos y de la estupidez debe responder cada uno por su cuenta sin hacer responsable a nadie mas. Cada uno somos responsables de nuestros niveles de hortera en sangre. Ver al del anuncio en su yate imaginario produce cierto prurito, como si se vistiera de niño mayor que va a hacer la primera comunión cuando tiene mas edad que un guardamarina de El Cano. ¡Eso, El Cano!, también puede formar parte imprescindible de los sueños caros, no hay velero más bonito en nuestras aguas, y seguro que si lo compramos le hacemos un favor al Ministerio de Defensa que está soltando lastre para aliviar cuentas. Nosotros somos propietarios y el Ministerio usufructuario.
Ahora que empieza San Fermín, ¿alguien se imagina que un millonario comprara todas las entradas de la Plaza para ver solo la corrida de toros?, ¿Dónde iba a quedar el ambiente, dónde las cuadrillas tan animosas?, a veces en exceso.
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