(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 25 de agosto 2013)
Jacques-Louis David, que para eso era el pintor de cámara de Napoleón, pintó un cuadro de grandes proporciones titulado en francés original “Le Sacre de Napoleón”, (La Consagración de Napoleón), y en una estampa para el recuerdo dejó constancia del lujo y poderío que tenía el señorito y que luego demostró por toda Europa. Lo que se plasma en el lienzo es el inicio de lo que luego continúa en los libros de Historia.
Un siglo después, el 4 de diciembre de 1976, Jean-Bedel Bokassa conocido por “El Ogro de Berenko”, se auto coronó emperador de la República de Centroáfrica, no era mala carrera para un tipo que empezó de sargento en el ejército francés durante la II Guerra Mundial. Como a Bokassa le hacía ilusión ser Napoleón calcó el cuadro de David en la ceremonia, la capa costó lo mismo que el presupuesto entero de su país ese año. Como dato gastronómico de altura hay que recordar que en el banquete se sirvió carne humana ante las caras de asco de los diplomáticos enviados a felicitar al sátrapa.
A mayor crisis mayores fastos que lucen en las tinieblas del paro y la austeridad, que se lo digan a Florentino Pérez que tiene pensado presentar a Gareth Bale por todo lo alto, (“que no farte de ná”). Por supuesto que el catering no será como el de Bokassa, ni por asomo, seguro que Arturo Fernández se luce como tiene por costumbre. Pero habrá que preguntarse si le va a regalar unas zapatillas con diamantes hechas en París como las que lució el emperador africano y que costaron ochenta y cinco mil dólares. Es cierto que Bokassa tiró de presupuesto nacional pero también el gran Florentino en anteriores ocasiones, como en los fichajes de Ronaldo o Kaká contó con la inestimable ayuda de los dineros públicos de Bankia, una entidad financiera que luego se fue al agua no tanto por su pasión futbolera si no por el mal hacer de sus gestores. Rato, el hombre milagro, la pifió con total éxito.
Pero todo sea por el espectáculo, tiren cohetes y pongan bien alta la música que una fiesta en el circo es una fiesta en condiciones. Lo que extraña es lo que está tardando el obispo de Alcalá, tan dado a condenar a todo el mundo, en tomar opinión y echar venablos por la boca. O Cristina Lagarde, y la patronal CEOE, tan a recomendar tijera en los sueldos y recortes de privilegios para los trabajadores fijos. ¿Y nuestros ministros, nada dicen?, ah, no, que ellos van al palco.
Bueno, pues nada, ya solo nos falta el pintor de cámara que plasme la coronación de Bale en el Bernabéu junto con Florentino en el papel de Josefina. Y que sean muchos años de felicidad con goles que eso es lo que vende “marca España”.
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