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Esa lejanía llamada Bruselas

marzo 23rd, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 23 de marzo 2014)

De momento parece que sólo hay una candidata, Elena Valenciano, y que al PSOE le interesa más Europa que al PP que retrasa el nombre de su cabeza de cartel. Europa en concepto no parecen entes lejano y nada más erróneo porque aquí Europa somos todos y en Bruselas se cuecen las habas. Nos preocupa mucho la elección de nuestro alcalde y despreciamos las elecciones a la eurocámara por una falta de acierto en el pronóstico. De hecho en Francia la que se anuncia como gran ganadora es la hija de Le Pen, así que menos “egalité” porque cuando se trata de presentarse en Europa a los franceses les gusta quedar de antipáticos.
Ayuda poco saber que la vida del eurodiputado es la de un paquidermo al que se le recompensan los servicios prestados pagándole este momio que no llega a chollo de consejero en gran empresa pero sirve para redondear una pensión de oro por ser un ilustre “botonero”. Seis mil euros netos por acudir unos días al mes, no por estar enganchado al Parlamento durante varias semanas. Ayuda poco también saber que algunos madrugan el viernes para fichar ese día, (que no hay actividad parlamentaria), y luego salir pitando al hacia el aeropuerto, fichan para cobrar una dieta de algo que no van a realizar. Esto le ocurrió a la eurodiputada socialista española Eider Gardiazabal Rubial a la que sorprendieron en pleno acto irregular. Lo mejor es que Gardiazabal repite en las listas de Elena Valenciano, ¡a un conmilitón no se le puede dejar en el camino cuando vive gracias a esta forma de robar billetes al erario público!
Lo que se vote en el Parlamento Europeo vendrá luego al resto de países y nos tendremos que hacer cargo de las leyes que de allí emanen, por lo tanto no es un asunto baladí el voto porque tiene consecuencias que no hemos tenido en cuenta. Una vez perdido el derecho a reclamar y a pedirles que rindan cuentas de sus dietas y viajes en business tampoco nos queda la posibilidad de llamarles al orden porque se convierten en seres intocables que quizá no lleguen ni a redactar una pregunta durante toda la legislatura. Lo suyo es pasar el tiempo y leer revistas picantes como hacía Revilla en el parlamento cántabro. Ah, y quejarse porque llueve mucho tanto en Bruselas como en Estrasburgo donde los días son más cortos; ¡acabarán trasladando la eurocámara a Sanlúcar de Barrameda que tiene un clima más templado! Algunos constipados a cierta edad son terribles.
Los partidos son quienes los escogen en listas cerradas pero nuestro voto es el que les avala para pertenecer a tan selecto grupo de legisladores que tendrán plenos poderes sobre nuestro futuro. Por lo menos es para reflexionar un rato.

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Magdalena Álvarez y la honestidad del bucanero

marzo 16th, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 16 de marzo 2014)

Silencio pactado entre los dos grandes partidos para no mentar a Magdalena Álvarez, una complicidad extraña que llega hasta el Banco Europeo de Inversiones que ha olvidado la cláusula de conducta “irreprochable” de sus miembros. Veintinueve millones de euros de fianza demandan al menos una respuesta de la todavía vicepresidenta del BEI. Ahora que va a comenzar la carrera electoral por Europa deberíamos tener presente que repartos de chanchullos y cargos colocados a dedo entre el PP y el PSOE llevan a esperpentos como este de mantener a Magdalena Álvarez entre las vestales intocables.
Una fianza nunca es una condena pero cuando se trata de veintinueve millones de euros y de que la jueza Alaya sitúe a la ex ministra y ex consejera de la Junta de Andalucía en el epicentro del gran robo institucional merecen una respuesta. En otro caso podríamos pensar que la señora Álvarez se siente protegida como bucanero en el bar del puerto y que mientras le sigan pagando cerca de veinticinco mil euros al mes, todo irá bien. Si De Guindos se muestra prudente, ¿por qué iba ella a dar gritos de loca por los pasillos? Es verdad que le ha llovido una fianza descomunal pero para eso puede ella presumir de paraguas en Moncloa. Tocar a Magdalena Álvarez significaría romper acuerdos pactados en secreto para colocar viejas momias en remunerados cargos, una práctica que sólo se puede hacer si se cuenta con el beneplácito de Rajoy y Rubalcaba. Gracias a esos pactos de sillones las cajas se fueron al vertedero.
Lo curioso, (o casi pornográfico), es ver dónde recaen las viejas glorias, mientras Magdalena fue Ministra de Fomento no se le vieron especiales actitudes hacia la banca, parecía estar muy centrada en el AVE y tan feliz se mostró el día que llegó montado en uno a Málaga, su tierra. Tampoco se le veía un especial interés europeo, de hecho no poseía don de lenguas porque tuvo que aprender inglés cuando fue nombrada para su puesto en el BEI.
Por un lado tendrá que defenderse de las acusaciones en sede judicial y ahí que tenga mucha suerte, pero por otro alguien nos debería explicar por qué los paquidermos cojos de la política tienen asegurada una jubilación de oro en puestos para los que no están especialmente cualificados. Si es por “pillar” entonces se entiende todo, cuando abandonan el cargo público pasan a tatuarse una calavera en el brazo y se colocan un pañuelo en la cabeza para formar parte del club de los piratas. A partir de ese momento olvidan su vocación de servicio público, los años dedicados a la política y esperan a que los vientos les lleven hasta la isla del tesoro. ¡Viva el ron!

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El primer selfie

marzo 9th, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 9 de marzo 2014)

¡Quién nos iba a decir que la gran noticia que llegase este año de los Óscar de Hollywood no fuera una actriz en la pasarela o una película ganadora!, lo que ha triunfado es algo tan simple como una auto-foto, un selfie para entendidos. Los que allí posan junto a Ellen Degeneres parecen captados de un fotograma de cine mudo, ahí están sin guión, sin un director de escena, naturales como adolescentes en el patio del colegio.
Moda que se ha contagiado como catarrillo invernal y, en este momento, o apareces en un selfie aunque sea en tu junta de vecinos o te consideran diplodocus de museo. Lo cierto es que abundan en exceso y se convierten en cansinos. De aquí a que superemos la “selfitis”, (palabro que me acabo de inventar), no habrá boda, bautizo o reunión de empresa que no tenga un selfie. Da igual aparecer con un ojo mirando a Bizancio y el otro a Turingia, la cosa es entrar en el cuadro como el que se mete en una melé de rugby: cuánto mayor el mogollón más divertido es el resultado. Si es usted soltero empedernido lo aconsejable es hacerse un selfie delante de un rebaño de ovejas para parecer que está muy bien acompañado.
Hasta que se creó este movimiento ya convertido en pandemia lo suyo era apoyar la máquina de fotos en una mesa, activar el temporizador y salir corriendo para ponerte en el grupo. Esas instantáneas eran realmente divertidas sobre todo si se tropezaba el fotógrafo, o calculaba mal y aparecía mostrando su enorme culo en retirada al objetivo. Mención aparte de las auto-fotos campestres cuando la vaca lamía el objetivo y se fastidiaba el posado scout. Y luego estaban las apenadas parejas de novios que volvían del viaje relatando cómo le dejaron la máquina a aquel señor que parecía tan amable pero en lugar de hacerles la foto salió corriendo con la cámara. Así que nada mejor que ponerse delante del objetivo, estirar el brazo y esperar a que llegue el momento de quedar inmortalizados; es mucho más seguro, ahorra sustos y evita carreras innecesarias que tan perjudiciales son para un cuerpo que no ha calentado a tiempo.
Mucho se discute acerca del origen de esta práctica, dándole vueltas he localizado el momento original: el primer selfie de la historia fueron “Las Meninas” de Velázquez, ese momento del pintor sevillano en el que congela el cuadro para ofrecernos una estampa de todos los presentes mirando al objetivo que somos nosotros los visitantes. A Velázquez no le hacía falta esperar a que se fabricaran móviles de última generación, con un lienzo y una capacidad artística fuera de lo normal obtuvo algo que siglos más tardes se ha hecho muy popular. La familia de Felipe IV prestó un gran servicio a la humanidad, (hasta el perro entró en aquel memorable selfie).

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Debate entre cocineros

marzo 2nd, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“LA GACETA DE SALAMANCA“, domingo 2 de marzo 2014)

Depende de qué encuestas leamos parece que el debate sobre el estado de la Nación se la trajo al pairo a un importante número de conciudadanos, como si la política fuera una actividad que no va con ellos, (esto es lo peor porque a mayor distancia de quienes nos gobiernan más grande será el desgobierno). El formato del debate ayuda poco, las intervenciones son tan largas que parecen un ensayo de tablas y premios de los Niños de San Ildefonso, pero es de los escasos momentos del año en los que la ciudadanía puede escuchar y evaluar las propuestas de los candidatos. El otro gran momento es el debate sobre presupuestos que es bastante minoritario.
En el siglo XXI dónde cualquier idea circula a velocidad de Twitter por las redes seguimos empeñados en los formatos parlamentarios del XIX. Una vez acabado el trámite en el Congreso los políticos regresan a lo alto de la colina en la que se encuentra el templo de la divinidad de la casta. Algunos volverán a su cometido de gregario de escaño, a esa tarea “ingrata” que decía el ex senador Granados: apretar un botón. A veces hasta se confunden y lo aprietan mal como ha ocurrido en el Parlamento Catalán dónde nueve diputados del PP votaron a favor de la resolución de Mas. Hay algunos que son torpes de dedo igual que otros pueden ser duros de oído, llegado el momento se aturullan, se lían, se ponen nerviosos, la pifian.
Otra cosa sería que Rajoy, Rubalcaba, Cayo Lara, Durán y Rosa Díez participasen en un programa de cocineros que están de moda. En ese caso verían multiplicada la audiencia debido a que al personal le interesa más la receta de las madalenas de nuestra abuela que una propuesta parlamentaria. Visto desde esa perspectiva tan pragmática vivimos bajo el gobierno de los cocineros; es cierto, siempre fuimos unos tripudos. Si Rubalcaba reta al presidente del Gobierno a ver quién hace mejor unas cocochas en salsa verde entonces la audiencia saltaría por los aires. En el jurado Celia Villalobos y Jesús Posada a los que se les ve amigos del buen comer. Un reto en los fogones sería una manera de prolongar la política por otros medios, menos oratoria y más punto de sal.
Un Top-Chef-Políticos es una locura pero cuando el mensaje no llega hay que adaptarlo, salvo que se quiera vivir en la lejanía de la divinidad en un mundo de sumos sacerdotes y vestales. Y todavía tienen suerte porque en un Mira Quién Baila se pisarían al bailar los unos contra los otros.
Es triste, interesa más la receta de las madalenas de la abuela que el discurso elaborado. Además, hablar con la boca llena es de mala educación y de lo que se trata es de disfrutar de los productos de la tierra.

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Conversaciones privadas

febrero 23rd, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 23 de febrero 2014)

Por encima del “no me consta”, “no recuerdo” y “no lo sé”, destaca una frase de la comparecencia de la infanta Cristina: “en casa no hablamos de negocios”. Con esta declaración de intenciones la infanta se une a un pensamiento español muy extendido: de lo que no se habla no existe.
Durante años los derrotados por la guerra civil convivieron con la realidad franquista pero conscientes de que mejor no recordar el pasado, sobre todo delante de los niños. No rememorar la República era una manera de dejar claro que nunca hubo una guerra. Según dicen los sicólogos también es habitual que cuando una familia ha vivido un gran trauma no hable más del asunto para borrarlo de sus mentes.
Nos podemos plantear que si la infanta Cristina y su marido no hablan de negocios en casa, (por tenerlos por una conversación tremendamente vulgar), ¿entonces de qué hablan? Una señal de riqueza es delegar las cuentas en gestores para no mancharse uno las manos con asuntos tan prosaicos como mirar la cuenta bancaria. La mayor parte de las familias necesitan hacer números para saber en qué gastan y cómo pueden administrar mejor sus recursos, salvo los muy ricos para los que nunca existe el concepto “fin de mes”. Doña Cristina y su santo marido no tienen necesidad de calcular si es mejor comprar pescado o carne, o si hay que controlar la calefacción porque el recibo es cada vez más caro.
Los ricos tienen otros temas para comentar en casa, hablar de dinero es de pobre. Las conversaciones privadas, (de talento), en casa de los Urdangarin deben girar en torno a las próximas vacaciones en la nieve, la nariz re-operada de Belén Esteban o alguna referencia a los árboles frutales del jardín que siempre adelantan la primavera. Lo demás es superfluo como dejó claro Cristina Federica ante el juez Castro que cometió la tropelía de hablarle de usted, ¡menudo atrevimiento! Eso debió ser la peor parte de aquel sábado en Palma. A una princesa/infanta no se le habla de usted.
No les veo charlando acerca del humor según Aristóteles, o mucho menos abordando el setenta y cinco aniversario de la muerte de Antonio Machado. Tampoco les imagino sumergidos en la lectura salvo de un best-seller comprado en un aeropuerto durante uno de esos tiempos de agotadora espera. En justicia tampoco les veo hablando de negocios porque una cosa es ser muy avispado y otra creerse “el lobo de Wall Street”. O será que la gente bien comparte salón, que no sofá, pero no hablan. Para ellos hablar sería de pobre; cada uno escuchando música por cascos y comunicándose con gestos entre ellos y a través de una campanilla con el servicio. Todo lo demás pasa a categoría de ruido mundano totalmente prescindible.

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La política de los mejores

febrero 16th, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 16 de febrero 2014)

¡Quién le iba a decir a esos chiquillos que se escapaban de clase para jugar en los billares que algún día acabarían haciendo carrera!, incluso llegarían más lejos que el empollón de clase que se dejaba los codos aprendiendo declinaciones en Latín y la tabla de logaritmos. Pasado el tiempo esos que no iban a clase encontraron acomodo en la política y salieron al espacio público subidos en el cohete del partido. Jamás, ni ellos ni sus amigos, creyeron que alcanzarían lugares tan lejanos.
Ejemplos hay para llenar páginas y páginas, el último es el candidato del PP a la Junta de Andalucía, el último elegido por “el dedo divino” de Rajoy: Juanma Moreno. En su currículo pusieron licenciaturas salteadas como el que aliña una ensalada, de manera generosa y con la mano suelta, pero tuvieron que replegar velas porque lo que hacían pasar por licenciaturas eran cursillos de meses en escuelas privadas de Málaga. Haber pasado cinco días escuchando a un profesor se tenía como licenciatura en grado cum laude. Se excusaron, corrigieron el error y a otra cosa. Algo parecido sucedió con una falsa licenciatura en Medicina por Valladolid de la que presumía el actual secretario de Estado de Seguridad Social, no era tal; cierto es Tomás Burgos estudió Medicina en Valladolid pero no acabó la carrera.
El currículo de un político se engorda para quedar bien y no pasa nada, hasta que los pillan por mentirosos pero tampoco sucede nada grave porque a la hora de votar la gente no repara en estos detalles. Se demuestra que algunos tienen una imaginación desbordante y una cara dura de cemento pero como están al abrigo del partido pues no pasan frío. Si uno está tocado por el “dedo divino” tiene licencia para gobernar.
Hubo un tiempo en el que se hacía referencia al gobierno de los mejores y hoy tengo la sospecha de que los mejores, (con grandes excepciones), han huido de la política porque estos repetidores sin fronteras les cortaron el paso y poco a poco nos hemos ido quedando con lo “mejorcito” de cada casa. No pasaría nada si no fuera porque luego gobiernan sobre nosotros.
Sin ánimo de caer en “Sálvame de Luxe” les podría contar las aventuras de un señor que es ministro y con el que coincidí en estudios, en realidad lo veía más en el bar que por las clases. Y ahí está el tío: encantado de haberse conocido. Sólo el respeto por el pasado me hace guardar silencio. El gobierno de los mejores fue una utopía, lo que se lleva es el gobierno de los dóciles que votan en grupo, se ríen en grupo y cuentan sus mentirijillas en el currículo, (como el resto del grupo).

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Adopte una ruina

febrero 9th, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“LA GACETA DE SALAMANCA“, domingo 9 de febrero 2014)

Parece que los símbolos de los años de la opulencia se resquebrajan cuando no se parten o de su tejado salen volando unas placas de metal como ha pasado en el aeropuerto de Bilbao. Lo de Bilbao se lo podemos anotar a Calatrava igual que el descascarillado de la Ciudad de las Artes de Valencia. Más al sur, en Marbella, uno de los dos arcos que erigió el alcalde Gil se deshace. Obras que hasta aquí podían llegar, es la metáfora perversa de aquellos años en los que el ladrillo y el hormigón eran pura alegría.
Nos hicieron creer que esas obras estaban hechas para durar más que un acueducto romano y no han soportado veinte años con sus correspondientes temporales. Tendríamos suerte si no nos cayera un cascote encima, un resto de la opulencia de los noventa cuando Gil se creía invencible alcalde de una ciudad sin Ley, o cuando Calatrava se convirtió en el arquitecto de cabecera de las ciudades que aspiraban a ser modernas. Y frente a sus chapuzas, (no hace falta saber de construcción para adivinar que en verano las juntas se dilatan por el calor y en invierno las fachadas sufren el ataque de la lluvia y el frío), tenemos edificios históricos que permanecen en pie con una honradez a prueba de sacrificios. Podríamos pensar que antes se construía con unos elementos que ahora no se utilizan cuando en realidad para “elementos” los chorizos que vendían un proyecto y luego recortaban en materiales. Lo importante era entregar la obra y a otra cosa, lo fundamental era que Gil o Camps se hicieran la foto inaugurando, de esa manera ya tenían medio cartel electoral.
Podríamos hacer un mapa con las ruinas modernas de España para promover un recorrido por las grietas más famosas que tenemos, y que por cierto pagamos en su día como si fueran la prolongación de La Alhambra de Granada. Si publicaran una relación monumento/coste se podría producir un estallido social porque la gente se daría cuenta de cómo se han reído de ellos los que aplaudían sonrientes el día de la inauguración.
Pongamos en marcha el proyecto “Adopte una ruina”, de esa forma podrá ser copropietario de un ladrillo desprendido, de una lámina que voló, de unos mosaicos que se soltaron sobre la cabeza de unos turistas que iban de visita cultural. Adoptar es una forma de mecenazgo que permite tener controladas esas obras que de otra manera un día cualquiera nos podrían dar un disgusto al desmoronarse por completo. Si tenemos la mala suerte de estar debajo sería como si nos cayera la discografía completa de Ray Conniff, un autor también muy de moda en aquellos años en los que todo fue gratis total.

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Luís Aragonés rojo y blanco

febrero 2nd, 2014 - la gaceta de salamanca - Sin comentarios

(“LA GACETA DE SALAMANCA“, 2 de febrero 2014)

Yo era un niño y Luís Aragonés un delantero famoso que lanzaba una falta contra el Bayern de Munich en la final de la Copa de Europa, en la televisión enfatizaban mucho el momento porque el Atlético de Madrid estaba a punto de tocar el cielo, ¡y vaya que lo tocó! Aquel gol de Luís nos enseñó que era posible soñar despiertos aunque luego viniera el empate y después perdiéramos la Copa que moralmente nos hizo campeones de Europa durante unos minutos.
Luís era muy atlético y con esa filosofía de “sabio de Hortaleza” fue capaz de inculcar en los jugadores de la Selección una moral de pobre que sabe vacilar al rico porque se siente superior a él. Luís era rojiblanco, pero también rojo y blanco, republicano a su manera, amante del rojo y negro de las ruletas de los casinos, personaje digno de letra de Sabina, filósofo sin escuela de referencia, un tipo cariñoso que apenas sonreía, y en definitiva un entrenador que fue capaz de crear ilusión dónde “la roja” solo cosechaba malos ratos. Luís no logró aquella Copa de Europa de equipos con el Atlético de Madrid pero consiguió que España fuera campeona de Europa, y para romper el gafe les pegó unas charlas estupendas a los jugadores para que se sintieran importantes, únicos, invencibles. Lo hizo como un general espartano antes de la batalla: salimos a darlo todo y juramos no regresar en vacío ni caer sin gloria.
Su biografía es la de un hombre que jugando con los pies hizo grande su cabeza y logró un respeto extenso en un país dónde los cuchillos vuelan lanzados por la envidia. Luís era tan discreto que le hubiera gustado muy poco leer todo lo que se ha dicho de él desde que conocimos su muerte, nos habría caído una buena bronca por exagerados y charlatanes.
El fútbol es una metáfora de la vida como lo son todos los combates que se libran en un terreno de juego, (hasta una final de ping-pong), por lo tanto se nos ha ido un mariscal de campo valiente, una persona de honor, un español discreto, quizá de los últimos de su especie. Pero sobre todo un tipo honesto que disfrutó de la vida sin codiciar nada de los demás.
Por muchas veces que vuelvo sobre la memoria de aquella final contra el Bayern de Munich el 15 de mayo de 1974 siempre empatan los alemanes, pero durante seis minutos el Atlético fue Campeón de Europa. En realidad nunca perdimos aquella final salvo en el acta del árbitro porque allí empezó el mito de Luís Aragonés, el “sí se puede” del fútbol modesto. Años más tarde Casillas levantó la gran Copa de Europa, había nacido “la roja”, y alguien tan discreto como Luís Aragonés prefirió quedar al margen y seguir siendo “sabio” hasta cuando guardaba silencio.

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Delincuentes en el palco

enero 26th, 2014 - la gaceta de salamanca - 1 Comentario

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 26 de enero 2014)

No niego que el origen del fútbol fuera un deporte de caballeros pero ahora está en manos de gañanes sin fronteras que pueden llevar traje o turbante, que se sienten poderosos porque invitan a reyes, presidentes y ministros a sus palcos, y que confunden el clamor del estadio con el ruido que hacía felices a los emperadores de Roma. Para estudiar la degradación moral de una sociedad no hay cosa mejor que acercarse al fútbol; en España podemos presumir de haber alcanzado altas cotas del tiqui-caca, se nota por el hedor.
Al pueblo cuando le dan a elegir entre liberar a un inocente y a Barrabás tiene claro quién sale por la puerta, lo hemos visto en el caso de José María del Nido condenado por actividad delictiva pero apoyado por la inmensa mayoría de sus compañeros en la presidencia de equipos de primera división que han firmado la petición de indulto. Lógico, le secundan porque “eres uno de los nuestros”, y defienden su inocencia de manera colectiva porque entre ellos existe una hermandad secreta que va mas allá de la competencia deportiva. Mugre bajo los pies del que fuera presidente del Sevilla y muchas preguntas sin resolver para el ex presidente del FC Barcelona Sandro Rosell. Puede que estemos ante un estallido de pus que llene calles enteras.
Pensaron que los goles les daban la categoría de inocentes y los fichajes les libraban de ofrecer explicaciones a Hacienda porque nadie se pregunta lo del estribillo de “La Chica del 17”: “¿De dónde saca para tanto como destaca?”. Dinero a espuertas por derechos de televisión y locura de fichajes en los que cobraba una cadena de intermediarios bastante larga.
El caso Neymar parece el inicio de un declive imparable de la burbuja del balompié, a partir de ahora los presidentes de los clubes son algo menos impunes, saben que un socio tocapelotas les puede bajar de la nube con una pregunta en el juzgado. Lo que hace falta conocer es cómo va a reaccionar el público, si acaso se pondrán una venda en los ojos cuando se cuestione la legalidad de “su” club. Estos tipos del palco han salido de la democracia de las gradas, en su mayor parte tienen un currículo que se puede escribir en una servilleta dejando espacios, no son nadie, no tienen mayor relevancia social que los goles que marque su equipo, y a pesar de eso se tienen por administradores de la felicidad de sus súbditos.
Una vez un presidente de club de fútbol me dijo que Jesús Gil era alguien que creía que la Ley estaba hecha para que la cumpliera todo el mundo menos él. Ha pasado tiempo y por lo que vemos la escuela Gil ha graduado a muchos alumnos que han salido igual, o peor, que el maestro.

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Sidi Ifni y Gila

enero 19th, 2014 - la gaceta de salamanca - 3 Comentarios

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 19 de enero 2014)

La primera vez que David Torres pisó África íbamos juntos; en realidad éramos tres contando al coronel Benito Gallardo, no íbamos de misión especial vestidos de caqui, nos adentramos en el Rif tras la huella de lo sucedido noventa años antes en Annual. Los tres subimos juntos la escarpada ascensión al cerro de Igueriben y allí pude comprobar cómo mi amigo David se dejaba atrapar por aquella tierra inhóspita en la que están enterrados los sueños, y las vidas, de muchos españoles. África atrapó al escritor y allí empezó David Torres a darle vueltas a una novela ambientada en la etapa colonial.
David eligió un hecho histórico del que hoy quedan testigos vivos: la guerra de Sidi-Ifni, y eso tiene mucho valor porque no es igual novelar de Annual en 1921 como hemos hecho otros a meterse en la piel de un episodio vivo. El resultado es un libro apasionante en la que se mezcla el absurdo, el humor y la novela negra. No podía ser de otra forma si hablamos de ejército español, 1957, de Miguel Gila y de una trama de asesinato. David es un experto en novela negra y por ahí camina sólido como un chacal por el desierto, lo más interesante es cómo se ha metido dentro de la milicia hasta lograr un ambiente cuartelero africano auténtico. Esa aportación a la antropología de un soldado es la parte más interesante de la novela. Luego está el absurdo de la guerra que es un mal que salta por encima de las trincheras y que afecta a ambos bandos a la vez.
Lo que pasó en Sidi Ifni está todavía por contar, gracias a “Todos los Buenos Soldados” nos podemos situar en la piel de la tropa entretenida por Carmen Sevilla, (y por Gila), que reían alto y fuerte para que le escuchara bien el enemigo. Otra cosa es saber quién era el enemigo y en qué parte militaba porque eso nunca está claro cuando comienza una guerra.
Este libro me ha alegrado mucho porque es un nuevo relato africanista, también porque David Torres ingresa en la cofradía de escritores españoles que novelan el norte de África, y porque la trama comenzó en una incursión pacífica que hicimos a Igueriben para recordar el buen nombre del comandante Julio Benítez. En ese momento África atrapó para siempre al genio de uno de nuestros novelistas más interesantes, (África es ese lugar al que sabes que vas pero nunca cómo podrás regresar porque siempre te deja la huella de algo). Bajo un cielo inmenso, limpio, abierto, misterioso, se encuentran balas enterradas e historias magníficas. Hace muchos años que me di cuenta, entonces no era soldado, era un “niño de tiza” que diría David Torres pero en vez de correr por Madrid montaba en bicicleta en El Aaiún hasta que mi madre llamaba para cenar porque se hacía tarde.

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