(“Las Provincias“, 13 de marzo. 2012)
Usar el dolor para captar votos y luego olvidarse de las víctimas es muy nuestro, nos va en el carácter ese aspecto de sepulcros blanqueados que tan bien nos luce cuándo es menester. Duele comprobar cómo las víctimas del mayor atentado cometido en suelo español, el 11-M, se han repartido en concentraciones diferentes para luego ser usadas como munición política. Duele mucho más cuándo descubres que el Gobierno no había programado acto alguno para ese día. Este domingo fue festivo en la agenda oficial de La Moncloa dónde perdieron la oportunidad de realizar un gran acto de homenaje a las víctimas al que habrían tenido que ir el resto de grupos parlamentarios so pena de quedar como auténticos patanes en caso de ausencia. La iniciativa del recuerdo debería ser nacional y no dejarse en acto autonómico, mucho menos sindical en el que se va a por atún y a ver al duque, (se aprovechó la concentración contra la reforma laboral para cargar contra el Gobierno también por el 11-M).
Por desgracia la mala experiencia que teníamos después de muchos muertos de ETA no nos ha servido para digerir los atentados de Al Qaeda en Madrid. A pesar de haber una sentencia y de conocer por el sumario que los trenes fueron devueltos a RENFE, porque el instructor pensó que no había nada más que buscar, algunos intentan reabrir el caso con una marcada finalidad política, ya sea para que el PP y el PSOE se aticen, o para atizar a los sindicatos y ellos a su vez al Gobierno. Seamos serios: las víctimas les importan más bien poco, pero el ruido que puedan levantar les anima las pajarillas que tenían mustias. Se pusieron muy contentos cuándo el Fiscal General del Estado anunció que iba a revisar unos trenes que ya estaban en el sumario y se van a irritar cuándo sepan que el mismo Fiscal ha dado la instrucción del caso por bien cerrada. A alguno le va a dar un vahído que le puede provocar una “columnitis atópica” que tanto escuecen y tan molestas resultan a la hora del desayuno. Ahora bien, si alguien cree que la realidad va a detener a los amantes de las conspiraciones estará muy equivocado; volverán a la carga en cuánto puedan removiendo los viejos argumentos como el que intenta hacer caldo con el hueso seco de un dinosaurio. Ellos sabrán a qué razones se deben y a qué señor responden.
El respeto que le debemos a las víctimas debería estar por encima del navajeo diario pero me temo que esa tarea va a ser imposible y nos puede llevar a desencantos extremos. De nada nos vale que se encarguen monumentos, lápidas, himnos y coronas funerarias si luego nos olvidamos de que ellos son los importantes y no las cuitas que se tengan entre sí los partidos. Flores sí, pero sin arrojarnos el jarrón a la cabeza.
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