Rajoy le ha dicho a Zapatero lo que se
cantaba en la Zarzuela: �??hace tiempo que
vengo al taller y no sé a qué vengo�??, que es
un silogismo de la melancolía. Y el caso es
que Zapatero, que no es la alegría de la
huerta, (o �??La del Soto del Parral�?? para
seguir con ejemplos escénicos), hoy le ha
llenado de propuestas pero a Rajoy nadie le
saca de su pesimismo.
El ciudadano entiende malamente que se pongan de acuerdo para ¿renovar? los órganos de la Justicia pero luego sean incapaces de alcanzar algún acuerdo en materia económica. El futuro es más oscuro que el pasado de Michael Jackson, pero hace mal Rajoy en dejar ese espacio al presidente del Gobierno; de producirse una recuperación económica entonces el mérito sería de Zapatero al que la oposición dejó tirado como un colín.
Y, si el presidente cree que al ciudadano le
han llegado la batería de propuestas que ha
hecho, va dado. Al ciudadano le llega la
bronca mediática y la distancia
parlamentaria que separa a los dos
principales regidores de la vida política
española. Para melancolía la del parado y la
de los que se tienen que resignar con un
crecimiento negativo y una subida de precios
de lo más positiva.
Ese gran taller que es la economía nacional
está falto de entusiasmo, igual es que nunca
fuimos tan ricos pero nos los creímos
bastante. Ahora tenemos que recuperar el
impulso y también el entusiasmo.
A leches no crece el IPC.
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